La Vorágine, es una serie disponible en HBO Max (a través de Amazon Prime Video), que por primera vez en la historia de la televisión colombiana, unió a los canales regionales públicos para lanzar una espléndida producción audiovisual, dirigida por Luis Alberto “Peto” Restrepo y protagonizada por Juan Pablo Urrego, Viviana Serna, Majida Issa y Marlon Moreno. Invito a todos a ver la serie que nos trae de regreso a la centenaria novela. Al final dejo el tráiler. 

Resulta oportuno, rescatar la reseña de la única adaptación cinematográfica, de la inmortal obra de José Eustasio Rivera. El pasado 23 de abril, tuve ocasión de ser uno de los pocos afortunados en ver una experiencia cinematográfica irrepetible, gracias a la Cinemateca Distrital de Bogotá y la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano. Esta es la crónica de la visualización de una película largamente esperada. Se trata de la cinta mexicana La Vorágine, Abismos de Amor (1949), dirigida por Miguel Zacarías.

Cinemateca Distrital de Bogotá

La primera vez que supe de la película, fue cuando preparaba el libro Colombia en el cine universal. La caza de citas (2011), sobre menciones de nuestro país en películas extranjeras, pero con motivo del centenario de la novela La Vorágine de José Eustasio Rivera en 2024, estuve investigando a fondo y surgió de nuevo esta película, así como Alicia Caro su protagonista femenina.

Alicia Caro (1930), actriz colombiana radicada en México, cuyo nombre real es Beatriz Segura Peñuela, escogió su nombre artístico en homenaje al personaje de la novela de Rivera y el apellido para rendir tributo a un ex presidente de Colombia que ella admiraba. A doña Alicia, quien sigue viva en México, al momento de redactar estas líneas, le estamos debiendo el homenaje que merece en nuestro país. 

Una felicitación inmensa a la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano por la labor de restauración de la copia hallada en la UNAM de México, la cual era oscura en exceso, como lo explicó en interesante charla Jorge Mario Vera, subdirector técnico de la FPFC, en donde se realizó la captura digital en 4K. 

Fue un prodigio la exhibición de la película, que se consideraba extraviada. Luego de una intensa búsqueda en México, la Fundación encontró en la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),dos rollos de 16 milímetros (la película original fue filmada en 33 mm), porque en aquella época se solía sacar copias en ese formato para las proyecciones itinerantes por ciudades y pueblos, aunque sacrificando la calidad de la cinta, tornándola más oscura de lo que ya era, propósito estilístico del realizador Miguel Zacarías, su director de fotografía Ignacio Torres y el editor José W. Bustos.

La productora de la cinta es Diana Internacional Films, fundada en 1942 por el cineasta Fernando De Fuentes Carrau y que todavía existe, dirigida por los descendientes de su creador. Precisamente la FPFC contactó a Diana Films para obtener su autorización sobre el préstamo y el proceso técnico llevado a cabo. Ojalá en el futuro, se pudieran realizar nuevas proyecciones de la cinta, tanto en México como en diferentes ciudades de Colombia, porque seguramente y con la divulgación previa adecuada o en festivales especializados como el de Cartagena, resultaría un éxito, no sólo artístico sino comercial, por tratarse de un documento tan importante como sorprendente. 

No recuerdo ansiedad semejante, al menos en los últimos años, sobre un estreno cinematográfico o el anuncio de una nueva película, que fue todo un regalo, además porque la proyección era gratuita. Con mi esposa Patricia, quien me alcahuetea todas mis iniciativas, llegamos una hora antes, pues preveíamos una larga fila de cinéfilos, pero nos equivocamos, realmente fuimos pocos los asistentes, algo casi que incomprensible frente a la importancia del documento cinematográfico 

La película cuenta con dos partes diferenciadas, la primera que se inicia en Bogotá y pasa a los llanos orientales y la segunda enfocada plenamente en la selva amazónica. El filme, en su desarrollo sigue la huella trazada por Rivera en la novela, pero cuenta con un inicio y un final inéditos, que además le permiten mayor trascendencia a la figura de Alicia, tanto del personaje como de la actriz, que en la novela no pasa de ser la excusa o motivación para las tribulaciones de Arturo Cova, el verdadero protagonista.

Durante la proyección, escuché varias risas juveniles, cuando aparecían escenas románticas o algunos diálogos. Automáticamente callaron con la terrible escena de la amputación de las manos de un hombre, que simbolizaba la violencia y las atrocidades que denunció el escritor José Eustasio Rivera en La Vorágine. Para destacar, el director se permite una escena de tipo surrealista, cuando Cova delira en medio de la selva y los árboles circundantes adquieren naturaleza antropomórfica, con rostros que le miran. 

Es necesario hablar del actor que encarnó al sufrido Arturo Cova, se trató del gran actor hispano-puertorriqueño Armando Calvo, quien tuvo una brillante carrera en España, Italia y en México. Calvo protagonizó películas como El Escándalo (1943), Los últimos de Filipinas (1945), Belami, la historia de un canalla (1947), El último cuplé (1957), La Muralla (1958). Falleció en 1996 en México, en donde en los últimos años participó en diversas telenovelas. Se le recuerda en la miniserie Cañas y Barro, en el rol del cura. 

Capítulo aparte es la música de la cinta, a cargo de Manuel Esperón, compositor muy popular en aquella época. Una de las bandas sonoras más emotivas para cualquier colombiano, que integró melodías nacionales como la emblemática Brisas del Pamplonita. El cantante y compositor Ventura Romero (autor de Senderito de amor), protagoniza una de las escenas mejor logradas, cuando su personaje de Miguelito, escuálido y mínimo, se convierte en un portento, con una poderosa voz que llena el teatro, mientras Arturo Cova espera y desespera, en lo que piensa es la traición de Alicia.

Como dato curioso, en esta película actúan padre e hija, los destacados Eduardo Arozamena y Amparo Arozamena, quien además era una gran bailarina y realiza una destacada interpretación del baile del joropo con la canción el Galerón Llanero. De igual forma, en la realización aparece Luis Moya Sarmiento como asistente, Moya sería director de El Milagro de la Sal (1958) en Colombia, radicándose en nuestro país, en donde formaría hogar.

No soy el primero en reseñar esta película, pues ya en 1949, el miércoles 23 de octubre, cierto joven crítico de cine en el periódico El Heraldo de Barranquilla, decía lo siguiente: “La fuerza de Rivera, la brutalidad del ambiente en que se movieron sus personajes, las violentas pasiones que los empujaron hasta el satánico corazón de la selva han sido llevadas fielmente a la pantalla, quizá con una maestría poco común en la mercancía cinematográfica de México.” Aquella nota fue firmada por un tal Gabriel García Márquez.

Realmente fue una muy grata experiencia cinéfila y seguramente la serie de televisión que se ha estrenado, llevará con renovada emoción a las nuevas generaciones a la trágica selva que nos descubrió el gran José Eustasio Rivera. Aquí dejo el tráiler, como aperitivo: 

Dixon Acosta Medellín

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