Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

El primero de enero, un día ganado.

 

Llevo años diciendo que el primero de enero es un día perdido y que el año nuevo debería empezar el 2 de enero y ser el festivo, ante la constancia que hoy la mayoría de la gente, o bien se la pasa durmiendo, producto del cansancio de tantas actividades desplegadas en la última media noche del año anterior o pasando la resaca del festejo.

Ahora bien, hoy no solo empieza un nuevo año, sino una nueva década y no cualquiera, pues los siguientes diez años, son claves para salvar al mundo de su destrucción a cámara lenta, producto del calentamiento global, pero sobretodo por la indiferencia o clara responsabilidad de algunos individuos y colectivos que no escuchan a los niños y jóvenes que parecen son los únicos que se han dado cuenta de lo que está por venir. Quizás por esto y porque todos tenemos derecho a cambiar de opinión, hoy quiero amanecer este año, esta década, pensando que por el contrario, si uno hace el propósito, puede que el primero de enero sea un día ganado y no perdido, al menos no del todo.

Si bien es cierto que el primero de enero, es un día algo advenedizo, como el niño diferente de la clase, es porque lo hemos convertido en eso, pero tenemos la capacidad de transformarlo en el día más especial del año. Cuando comenzamos despiertos en todo sentido, es decir, conscientes de nuestras miserias, pero también de nuestras capacidades y potencialidades.

Es una oportunidad, para que comencemos a evaluar algunas posturas, transformadas en costumbres, en pos de una infundada identidad, que puede hacernos ver como si fuéramos unas personas que no respetan normas en aras de una independencia mal concebida. Muchos de los problemas cotidianos, provienen simplemente de esa tendencia a no respetar las reglas, empezando por el sentido común, como ocurre con el tráfico vehicular.

Para quienes gusten de hacer balances, esta es la mejor oportunidad, no solo para vanagloriarnos de nuestros triunfos, bien por ellos, sino replantearnos aquellos aspectos en los que fallamos como individuos y como sociedad. Que sea un ejercicio reflexivo no solo hacia el pasado, sino pensando en lo que nos espera como ciudadanos del mundo. En diez años justos, será la hora en que la historia nos dirá si le hemos cumplido al planeta, o por el contrario hemos acelerado nuestro suicidio colectivo.

Apenas hace unas horas, repartíamos saludos, besos y abrazos, los mejores augurios para amigos y extraños. Pues que esa energía positiva no se vaya con el año pasado. Tenemos derecho a soñar con que el futuro sea mejor, pero es claro, que una parte depende de nosotros mismos.

Así que al amable y ocasional lector, que se haya tropezado por azar con esta columna de opinión, lo invito para que empiece ahora mismo, con alguno de esos propósitos que desea emprender en el nuevo año. Sea lo de dejar el cigarrillo, bajar la barriga cervecera, aprender por fin ese idioma extraño para los oídos cristianos, decirle te quiero a los allegados, no contaminar tanto. Lo que sea, si es hacer las 15 flexiones de pecho, pues entonces, al piso.

Amigo y desconocido lector, ha empezado leyendo y ese siempre será un buen inicio de año nuevo. Agradezco mucho que haya sido esta modesta columna de opinión.

 

Salud, éxitos, libros y ventura en las restantes 364 jornadas. Que este 2020, sea redondo, al menos así parece y por partida doble.

 

Dixon Acosta Medellín

En Twitter a ratos en @dixonmedellin

Comentarios