Se conmemoran 40 años del estreno de Octopussy (1983), película número 13 de la saga del espía británico James Bond, interpretado por Roger Moore, en su penúltima aparición, una cinta que cuenta con historias y anécdotas que vale la pena recordar en esta efeméride, porque la hacen especial. Los puristas en su momento no…
Se conmemoran 40 años del estreno de Octopussy (1983), película número 13 de la saga del espía británico James Bond, interpretado por Roger Moore, en su penúltima aparición, una cinta que cuenta con historias y anécdotas que vale la pena recordar en esta efeméride, porque la hacen especial.
Los puristas en su momento no consideraron a Octopussy como una cinta ortodoxa de la saga, incluso algunos pensaron que su argumento no hilaba bien y le encontraron muchos defectos como cinta de espías. Sin embargo, en los últimos años se ha venido revalorizando, sencillamente porque se debe observar desde la comedia y la aventura, como cuando uno se prepara para asistir a una cinta de Indiana Jones y nadie se pregunta si la historia es creíble o no, simplemente porque uno va a divertirse y punto.
Se trata de la única película de Bond hasta la fecha, en la cual el título es el nombre de la contraparte femenina de ocasión, encarnada por la actriz sueca Maud Adams, quien cuenta con un interesante récord, pues ya había sido protagonista en otra película de la serie, en “El hombre del revólver de oro” (1974), cuyo personaje había muerto, pero además en la siguiente cinta “A View to a Kill” (“Panorama para matar”, 1985), aparece en un breve cameo. Es la única “chica Bond” que ha aparecido en tres diferentes cintas de la larga saga y no nos referimos a los personajes habituales.
En cuanto a las figuras de apoyo de Bond, es la primera película en que aparece como M el actor Robert Brown, quien fue recomendado directamente por Roger Moore, con quien había trabajado en la serie de televisión Ivanhoe en 1958 y 1959 e invitado a un par de episodios de The Saint (Moore siempre que pudo le ayudó a sus amigos colegas). Como dato curioso en Ivanhoe, Brown era el sirviente de Moore, mientras que en Octopussy era su jefe. Exitoso ascenso laboral.
Hasta esa película, el personaje de Q, interpretado por el longevo Desmond Llewelyn, no había intervenido directamente en ningún episodio de acción en toda la serie, como aquí lo hace en una simpática escena. Una de las novedades, fue tener en el reparto al tenista indio Vijay Amritraj, quien se destacó en el circuito de la ATP en las décadas de los 70 y 80, llegando a ser número 16 del mundo. Amritraj interpreta a un agente local del M-16 de nombre Vijay, quien trabaja bajo la fachada de un profesor de tenis. El productor Michael G. Wilson, quien gustaba de aparecer en las cintas de Bond, aquí hace dos diferentes cameos.
Los villanos son de antología, el actor clásico y antiguo galán francés Louis Jourdan encarna a Kamal Khan, un príncipe afgano quien vive en un palacio en la India, desde donde opera su negocio de falsificación y contrabando de joyas, mientras que su ayudante es el legendario actor indio Kabir Bedi, a quien todavía recordamos como Sandokán en aquella producción italiana que hizo la delicia de los otrora niños. Además, aparece el general ruso Orlov corrupto y con deseos de desatar una conflagración nuclear con occidente, encarnado por Steven Berkoff, sospechosamente parecido en el físico, maneras y actitudes con el líder actual de esa gran nación.
Curiosamente es la única película de la serie de James Bond que pasa por el muro de Berlín, atravesando los dos lados de la capital alemana, lo cual no deja de extrañar, siendo el 007, el espía por antonomasia.
Roger Moore quien tuvo el acierto de darle un toque irónico y desenfadado al personaje de Bond, para diferenciarlo del modelo tradicional encarnado por Sean Connery y sucedáneos, no tuvo problema en aparecer disfrazado de payaso, justamente en una de las escenas más dramáticas del episodio, cuando debe desactivar un detonador nuclear.
Uno de los elementos más emblemáticos de la cinta, fue un huevo de Fabergé, una joya con pocos ejemplares en el mundo. Casualmente Moore hizo parte de la junta directiva a inicios de los setenta de la empresa heredera del imperio Fabergé, dedicada en ese momento a cosméticos y perfumes. Moore les hizo interesarse en el cine y de la asociación, surgió el proyecto de una comedia romántica titulada “A Touch of Class” (Un Toque de Distinción, 1973), de la cual Moore iba a ser su protagonista, pero se cruzó con una oferta inmemorable, la de encarnar a James Bond en el cine. Moore al final fue el productor ejecutivo de la película en la sombra, pues no quiso que le dieran el crédito por ello. El filme tuvo cinco nominaciones al premio Óscar, ganando Glenda Jackson (recientemente fallecida) el de mejor actriz protagonista.
La escena de apertura de Octopussy sucede en Cuba, en donde Moore aparece como un oficial cubano disfrazado, quien es descubierto y luego es rescatado por una agente aliada encarnada por Tina Hudson (para los que pensaban que Ana de Armas era el primer personaje femenino cubano de la serie), destruye un sitio en donde aparentemente se encontraba Fidel Castro o un alto dignatario muy parecido, para lo cual utiliza un mini jet que fue de los adelantos tecnológicos más atrayentes de la película. La pequeña aeronave ahora se encuentra como adorno en el techo de un restaurante en La Florida (¿algún cubano de Miami, la compraría por cariño?).
El afiche del filme es espectacular, con los ocho brazos de la protagonista que juega con elementos básicos de la identidad del 007 diseñado por el artista estadounidense Daniel J. Goozee (conocido como Dan Goozee), fino pintor y autor de tres afiches para Bond (Moonraker, y A View to a Kill, las otras dos). La obra original dio para versiones libres como la del renombrado artista italiano Enzo Sciotti, que incluye un desnudo de la segunda actriz en discordia, la también sueca Kristina Wayborn, lo que pudo haber originado una demanda, pues evidentemente en la película, aparte de las escenas sugerentes o sugestivas, no hay ningún desnudo frontal, aunque a Wayborn siempre se le recuerda por su espectacular despedida de Bond, deslizándose desde un balcón, utilizando su vestido para ello.
A propósito de traducciones graciosas o equívocas de los títulos cinematográficos, en España y algunos países latinoamericanos se presentó como “007: Octopussy contra las chicas mortales”, que resultaba una contradicción, pues Octopussy lidera este grupo de mujeres guerreras que le ayudan en operaciones de contrabando y quienes están camufladas bajo la fachada de un circo internacional. La verdad es que la película, está basada en una historia corta escrita por Ian Fleming, de hecho, la última en la cual aparece el personaje de Bond, antes de morir su autor. En ese relato, aparece que el nombre de Octopussy es Octavia Charlotte Smythe y es hija del Mayor Dexter Smythe, a quien Bond le ayudó a tener una salida honorable al ser descubierto defraudando al gobierno británico, por lo cual, ella le está muy agradecida.
Como decíamos al comienzo, esta película debe verse con la misma mirada con la cual se aprecian las de Indiana Jones y a propósito del famoso arqueólogo cinematográfico, la segunda película del gran Indy, Temple of Doom (Indiana Jones y el Templo de la Maldición, 1984) tomó prestadas varias escenas de Octopussy (1983) o puede resultar simple coincidencia, eso lo dejo a juicio de los cinéfilos curiosos. Si alguien tiene dudas, pueden repetir las dos películas y luego me comentan. Voy a detallar estos “prestamos”.
En la película de Indiana, al inicio el personaje viste de smoking blanco y luego de una pelea en un restaurante, hay una persecución por las calles de Shanghái en un auto conducido por quien será su compañero en la historia, el niño Short Round, interpretado por el reciente ganador del premio Óscar, Ke Huy Quan, mientras que en Octopussy, Bond quien está vestido con un smoking blanco, huye de unos sicarios en un tuk-tuk por las calles de la ciudad india de Udaipur, conducido por Vijay, quien se enfrenta a los asesinos con una raqueta de tenis, en una escena autoparódica, dada su condición de tenista internacional. Las dos escenas de persecución tienen elementos en común, aunque la más espectacular y divertida es la de Octopussy.
En los dos filmes hay sendas cenas con comida repugnante, cabezas de animales, en el caso de Octopussy el villano come con placer los ojos de una oveja (conforme Moore, eran hechos de mazapán), mientras que en el Templo, hay una sopa con ojos flotantes. En la escena definitiva de Octopussy, hay una pelea encima de una avioneta que termina con Bond y Octopussy rodando y a punto de caer por un abismo, mientras el villano se estrella en el fondo del precipicio. En el caso de Indiana, luego que ha peleado con el sacerdote escalando una montaña, el protagonista casi resbala por el despeñadero, mientras el villano termina en el vacío. Interesantes coincidencias, teniendo en cuenta que la película de Bond fue estrenada con un año de antelación.
Hasta la música de Octopussy, fue ignorada en su momento y no llegó a ser nominada a ningún premio como banda sonora. Sin embargo, la canción principal “All Time High” compuesta por John Barry y por su intérprete Rita Coolidge, llegó a ser número uno en las listas de adulto contemporáneo, convirtiéndose en uno de los temas clásicos de la cantautora estadounidense.
Maud Adams siempre fue muy elogiosa con su colega Roger Moore, y ha repetido varias veces que si bien “James Bond suele salvar el mundo, Roger Moore salvó la franquicia de James Bond, dándole su toque de humor”, en una época como la de los setenta y ochenta, décadas en las cuales, los espías habían pasado de moda, para dar paso a las cintas de ciencia-ficción, terror, comedias románticas, mercenarios musculosos y superhéroes.
Para los cinéfilos del mundo, ver a Bond en la selva impulsándose con las lianas de los árboles dando el grito de Tarzán (que era el ídolo cinematográfico de Moore en su niñez), resultaba un jocoso homenaje. Moore lo dijo muchas veces, el Bond de Connery era un asesino a sangre fría, su Bond pretendía ser un tipo que se divertía con cada aventura, por más ridícula que fuera, pues comentaba que nadie podía creerse que un agente “secreto” fuera reconocido por todos los dependientes de los bares del mundo, que le ofrecían su trago favorito. La fórmula funcionó, no en vano, Moore fue quien tuvo el personaje a su cargo, durante más películas y mayor tiempo.
Sea la oportunidad de estos 40 años, para rescatar una película que merece una segunda oportunidad, o muchas más. Octopussy, el Bond con más fantasía, comedia y aventura que los que le antecedieron o sucedieron y eso ya es mucho decir.
Dixon Acosta Medellín
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Advenedizo extraviado en la dimensión desconocida. Alguna vez aspirante a diletante cronopio y decantado en aceptable fama. De los pecados, errores y calamidades cotidianas me rescata Patricia, incondicional compañera. Cuando salgo del espejo de Alicia, me pongo corbata, apellidos de pila e intento aplicar lo aprendido en la Universidad Nacional de Colombia y otros gratos centros de estudio, en la diplomacia. Estuve en el desierto y ojalá pudiera dejar huella.
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