Nota preliminar: El presente artículo, fue publicado originalmente en el periódico El Correo del Golfo, en donde el autor firma con su nombre de pila.

La Cortina Rasgada (1966), película de Alfred Hitchcock con Paul Newman y una bellísima Julie Andrews, quien venía de interpretar a la inocente novicia María en The Sound of the Music (filme presentado en España como Sonrisas y Lágrimas  y en Colombia como La Novicia Rebelde), se inicia con una referencia a los neutrinos. Aunque no lo sepamos, los neutrinos son las partículas más pequeñas y están presentes todo el tiempo, pero a la vez, contienen el secreto del origen del universo, incluyendo la materia oscura. 

No soy científico ni especialista en el tema de los neutrinos. No recuerdo que en el colegio San Luis de Bogotá, donde terminé mi bachillerato, mi profesor de física Alfonso Tovar, quien era experto en todo lo divino y humano, me hubiera hablado de los neutrinos. Eso lo aprendí en una visita al fabuloso instituto de investigación científica Fermilab, a las afueras de Chicago, gracias a un grupo de investigadores, varios hispanoamericanos como una coordinadora argentina y talentosos colombianos, quienes pacientemente nos explicaron a un grupo de diplomáticos, los secretos del universo.

Lo interesante es que en este momento cuando yo escribo y usted lee, estamos siendo bombardeados por neutrinos, en una permanente lluvia que atraviesa todas las estructuras. Pero no nos encontramos solos ante los neutrinos, existe una legión de científicos en el mundo que construyen gigantescas instalaciones como el caso de Fermilab, para cazar algunos particulares neutrinos de una clase tan rara como escasa, los cuales pueden descifrar los misterios de la existencia misma del universo y el ser humano. 

Bueno, pero eso qué tiene que ver con la película mencionada al inicio? No mucho y todo, porque Paul Newman interpreta a un científico que asiste a una conferencia mundial de neutrinos y luego finge que ha desertado a la Alemania Oriental de aquella época (por ende a la Unión Soviética), en lo más intenso de la llamada Guerra Fría, mientras su fiel prometida, que ignora la trama de espionaje en la que está involucrado su novio, le sigue incondicional, guardando la inocencia de la novicia María.

Esto a pesar de la escena de cama, con la que se abre la película, en la cual aparecen retozando Newman, Andrews y millones de neutrinos sin ropa. Lo que seguro escandalizó a más de uno en las salas de cine de 1967, mientras el perverso (casi digo pervertido) Hitchcock se deleitaba tras bastidores, acompañado por millones de curiosos e inquietos cinéfilos neutrinos. 

Dixon Acosta Medellín

En lo que sigo llamando Twitter me encuentran a la hora del recreo como @dixonmedellin 

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