Nota preliminar: Hoy 30 de septiembre, se conmemora el Día Internacional de la Traducción, en honor de San Jerónimo, patrono de los traductores. A los amigos traductores y Jerónimos también, un brevísimo cuento para celebrar su día. La colombiana era una traductora exitosa, quien había labrado su carrera gracias a talento y disciplina, hasta…
Nota preliminar: Hoy 30 de septiembre, se conmemora el Día Internacional de la Traducción, en honor de San Jerónimo, patrono de los traductores. A los amigos traductores y Jerónimos también, un brevísimo cuento para celebrar su día.
La colombiana era una traductora exitosa, quien había labrado su carrera gracias a talento y disciplina, hasta el día en que su editorial le envió una somera carta, agradeciendo en un renglón su labor de los pasados quince años e informándole en los siguientes dos párrafos los procedimientos administrativos para terminar la relación laboral. Aunque no había ni explicación ni razonamiento, ella supo que había perdido su trabajo, porque la editorial había adquirido una plataforma de inteligencia artificial que tenía la capacidad de hacer traducciones, imitando al español el estilo de los escritores originales.
La traductora no creía que una serie de algoritmos pudiera tener la capacidad de expresar en español los detalles únicos e intrínsecos de los idiomas nórdicos. Ella era especialista en sueco, noruego y danés, luego de años de estudio, se había consagrado con las novelas policíacas de los escritores del género negro de la península escandinava. Sin embargo, era una mujer curiosa y dedicó el monto de la indemnización de la editorial, a estudiar la inteligencia artificial aplicada a la traducción.
Años más tarde, la policía colombiana seguía sin pistas sobre una cadena de muertes misteriosas de los directivos de cierta editorial española con sede en Bogotá. No sabían a ciencia cierta, si eran decesos ocasionados por razones naturales o asesinatos premeditados. La verdad es que aquellas muertes eran producto de una traducción perfecta.
Dixon Acosta Medellín
En lo que antes se llamaba Twitter, a la hora del recreo me encuentran como @dixonmedellin
Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)
Advenedizo extraviado en la dimensión desconocida. Alguna vez aspirante a diletante cronopio y decantado en aceptable fama. De los pecados, errores y calamidades cotidianas me rescata Patricia, incondicional compañera. Cuando salgo del espejo de Alicia, me pongo corbata, apellidos de pila e intento aplicar lo aprendido en la Universidad Nacional de Colombia y otros gratos centros de estudio, en la diplomacia. Estuve en el desierto y ojalá pudiera dejar huella.
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