Toallas (Wikipedia)

 

Hoy 1 de enero, cumpliendo mi costumbre de iniciar el año escribiendo, escojo un tema, o mejor dicho, un elemento que todos los seres humanos utilizamos, en mayor o menor medida, desde su invención y efectivamente, como lo habrá adivinado por el título, apreciado (a) lector (a), es la toalla. El homenaje a la toalla no es original, la idea me la dejó uno de los libros que leí en 2023, “La Guía del Autoestopista Galáctico” (1979) del escritor británico Douglas Adams, texto divertido e imaginativo de la ciencia-ficción y más profundo de lo que pueda creerse, el cual originó una serie de publicaciones, que ha tenido versiones en radio, televisión y cine.

La Toalla (El Correo del Golfo)

 

La toalla va mucho más allá de su misión de secar, bien sea las manos o el resto del cuerpo. Es probable que luego del pecado original, cuando Adán y Eva fueron expulsados del paraíso y fueron conscientes de su desnudez, hayan buscado una toalla, porque todos los que hemos pasado por la experiencia de haber olvidado la toalla, a la hora de la ducha, en ese momento nos damos cuenta, de su enorme importancia, como escudo y refugio, especialmente ante las miradas ajenas. Ahora bien, aunque hay diversas teorías sobre el origen de la toalla, ubicándola en diversas civilizaciones antiguas, voy a quedarme con la que tiene las pruebas más recientes de su invención, en el siglo XVII en el Imperio Otomano, más específicamente en la ciudad de Bursa, actual Turquía.

Toallas (El Correo del Golfo)

 

No es extraño que este útil elemento se originara en ese imperio, considerando que la limpieza corporal, fue uno de los aspectos más importantes de su cotidianidad, patentado en los baños turcos, que siguen siendo tan populares. Algo que se cimentó con la cultura islámica, en la cual, el baño y cuidado del cuerpo, es ligado a la pureza, requisito indispensable antes de entregarse a las obligaciones religiosas de su fe.

La toalla es uno de los elementos que no puede faltar en una casa y menos en un hotel, por más sencillos o humildes que sean. Desde las impolutas blancas, que luego de una primera mirada, ya lo son menos, hasta las más coloridas y con los diseños más diversos, en una serie tan infinita como la imaginación humana. No entraremos a detallar, algunas de sus hijas en otros materiales, como las de papel, que utilizamos en la cocina, ni las llamadas toallas higiénicas, para otros espacios corporales. Queremos concentrarnos en la clásica toalla de algodón, la cual tiene su día internacional, el 25 de mayo, justamente en honor del escritor Douglas Adams.

El Autoestopista Galáctico (Douglas Adams) (El Correo del Golfo).

 

Ya lo dijo Adams, la toalla puede ser mil cosas, por lo cual la consideraba el elemento que no podía olvidar un autoestopista galáctico. Puede ser prenda de vestir y no sólo para cubrir impudicias, porque puede ser sombrero, turbante especialmente, si lo es suficientemente grande, ruana o poncho, si es pequeña pero larga, una tibia bufanda, guante para el frío o para protegerse del calor y el fuego, para sacar ollas, sartenes o refractarias calientes de cocinas y hornos, también como gasa para cubrir la ocasional herida, como escudo, en una pelea de bárbaros, como pañuelo de deportistas extenuados o románticos lacrimógenos.

De igual forma, la toalla puede ser un método de huida de detenidos o perseguidos, que amarrando varias de estas prendas, logran una cadena hacia la libertad, desde las alturas. Este versátil implemento puede ser arma letal, no quiero imaginar a cuantos habrán ahorcado con toallas o instrumento de tortura, utilizada por aquellos que no desean dejar huellas superficiales de sus golpes. Aunque de manera más amable, también ha sido asistente de médicos y parteras, a la hora de nacer una nueva criatura en este mundo. ¿Cuántos se habrán salvado, utilizando toallas mojadas durante un incendio?

Barbra Streisand y Ryan O’Neal en What’s up Doc?

 

En el cine, la toalla ha estado muy presente, especialmente en las películas dedicadas al boxeo y aquí de paso tocamos al sudoroso deporte, porque siempre recordaremos cintas como “Raging Bull” (Toro Salvaje, 1980), las de Rocky con Stallone, esencialmente la primera. Sin olvidar aquella escena desternillante de “What’s Up Doc?, 1972” con Barbra Streisand envuelta en una toalla, mientras Ryan O’Neal, iba en interiores con corbatín, O’Neal el hombre que se fue en el 2023, quien podía ser cómico, a pesar de hacernos llorar ríos en “Love Story” (1970), cuando necesitamos toallas y no pañuelos. En música, el divertido mensaje de Puturru de Fuá, “No te olvides la toalla cuando vayas a la playa”.

Es posible que algún lector o lectora tenga en este momento una toalla a la mano, o se encuentren sentados en una, mientras recibe el año nuevo en una playa del mundo, como una especie de alfombra sobre la arena, que seguramente podrá volar, si se le ayuda con la imaginación.

Al final, la toalla ha pasado al lenguaje y ha protagonizado una de las mejores frases que se ha inventado nunca jamás, para afrontar los retos cotidianos: No tirar la toalla! Sea pues esta la invitación para quienes por casualidad encuentren esta columna, que sea un lema permanente en el 2024, nunca tiren la toalla, nunca se den por vencidos, ánimo que el camino apenas se inicia. Bienvenidos.

Dixon Acosta Medellín.

En lo que antes se llamaba Twitter, a la hora del recreo me encuentran sin toalla como @dixonmedellin

Avatar de Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

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