Cuando se habla de una película de ciencia-ficción, cuya trama es la llegada de unos extraterrestres en gigantescas naves, generalmente se piensa en una cinta de aventuras, cuyo argumento se reduce a una invasión militar que debe ser repelida por las fuerzas terrestres, en un despliegue de efectos visuales y sonoros con destrucción garantizada de ciudades emblemáticas de Estados Unidos, en la mejor tradición del Día de la Independencia (1996) y filmes similares herederos de La Guerra de los Mundos de H. G. Wells.
Si los alienígenas en cuestión tienen un aspecto que riñe con nuestros modelos aceptados en materia estética, el cual puede asimilarse a ciertos animales como moluscos o arácnidos, con múltiples extremidades y piel arrugada, de igual forma la conciencia colectiva se imagina que la película aparte de bélica, debe tener ingredientes de terror, como la saga de Alien (1979) o la militarista Starship Troopers (1997), es decir, Tropas del Espacio, basada en la obra del escritor Robert A. Heinlein. Pero no, aquí ni lo uno ni lo otro.
En este caso, vamos a hablar de una película que tiene extraterrestres de aspecto monstruoso, entendido monstruo como algo inmenso y poco agradable a la visión, quienes han llegado en unas impresionantes naves, apareciendo en doce puntos diferentes del planeta Tierra, entre otros, no muy lejos de aquí, en la hermana Venezuela. Sin embargo, las apariencias engañan y el argumento no alude a una invasión, sino a unos seres que desean comunicarse para dar un importante mensaje, pero no puedo adelantar más detalles, para no estropearle la historia al futuro espectador de la película. En ese punto, es cuando una experta en filología e idiomas adquiere un portentoso protagonismo.
No vamos a decir que es la primera vez que los extraterrestres a pesar de su apariencia, han sido descritos de manera benigna en el cine, pues La Llegada hereda el espíritu de la pacifista El día que la Tierra se Detuvo, traducida también como Ultimátum a la Tierra clásica película de 1951 con su remake de 2008, la sublime Encuentros Cercanos del Tercer Tipo (1977), la tierna E.T., el extraterrestre (1982), sin olvidar aquel canto de cisne titulado Cocoon (1985) y su secuela de 1988, así como la inolvidable Enemigo Mío (1985).
La Llegada es un homenaje a la ciencia que estudia el lenguaje en sus manifestaciones como idiomas o dialectos, la cual como dice su protagonista es la piedra angular del conocimiento, pues en este caso, el papel principal no se lo lleva ni el militar, ni el aventurero, ni el político, ni el espía, sino una filóloga cuya vida se pasa en el estudio de los idiomas. Una mujer que intenta traducir los extraños sonidos que producen los extraterrestres, así como sus propios sueños y recuerdos.
Es satisfactorio saber que La Llegada, está nominada como mejor película a los premios de la Academia estadounidense, sabemos que difícilmente la ganará, porque todo conduce a otra gran película que encaja mejor en la tradición de los premios Óscar, un musical. En cambio la ciencia-ficción sigue siendo materia renuente para los académicos, a pesar de haber dejado obras fundamentales desde Metrópolis (1927), impresionante obra cinematográfica alemana, a propósito, alguien se acuerda de Wings? Hablo del filme que ganó el primer premio Óscar aquel año. Pero además hemos visto otras memorables cintas, como 2001: Odisea del Espacio (1968), El Planeta de los Simios (1968), La Naranja Mecánica (1971), Gattaca (1997), The Matrix (1999), Eterno Resplandor de una Mente Sin Recuerdos (2004), entre otras, que cada uno tendrá su favorita.
Sin embargo, durante los últimos tiempos la fantasía ya se toma en serio, más exactamente desde el 2008 con El Curioso Caso de Benjamin Button, pero en el caso concreto de la ciencia-ficción, incluso hemos tenido años gloriosos en que dos filmes de este género han sido candidatos como el 2009 con Avatar y Distrito 9, esta última una gran obra, tan vigente hoy con el drama de los refugiados en el mundo. Para destacar, dos obras que reflejan la diversidad del género, Inception (2010) y Ella (2013), lo que va desde lo más complejo de la ciencia hasta la simplicidad de un amor entre un hombre y su computadora.
A pesar de haber estado cerca, todavía no llega la cinta que se lleve la estatuilla dorada, aunque los seguidores del género tuvimos un gran consuelo con WALL-E (2008), que ganó el Óscar a la mejor película animada y estuvo nominada a otras cinco categorías, sin duda, una de las mejores cintas de ese año. En el 2017 tampoco será, aunque me encantaría equivocarme, pues La Llegada tiene sus méritos, eso lo sabremos en unos días que ya casi son horas. Seguro algunos lectores, que se encontrarán este texto después de la ceremonia del día domingo en Los Ángeles, sabrán si nos equivocamos o confirman el pronóstico.
Lo que si resulta imperdonable es haber dejado por fuera de las nominaciones a la actriz Amy Adams, quien en su rol protagonista, aparece prácticamente en todas las escenas, transmitiendo al espectador el doble peso que debe cargar, la responsabilidad del drama universal que vive el planeta con la llegada de estas doce naves y su propia fatalidad personal, que al final resulta tan o más difícil de interpretar, una gran actuación ignorada injustamente por los académicos.
Resulté muy afortunado al presenciar La Llegada de forma extemporánea, pues no pude verla en su estreno comercial hace varios meses. Pero unos días atrás, por pura casualidad, cuando fuimos con mi esposa a comprar las boletas para otra película, notamos que la estaban pasando en función especial, una grata jugarreta del tiempo, que de eso también trata esta buena película, pero no demos más claves, para quien desee recibir esta Llegada. Abstenerse los que solo gustan de violencia, explosiones o estrafalarios efectos visuales.
Dixon Acosta Medellín
En Twitter gusto del buen cine de ciencia-ficción como @dixonmedellin