Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

La imagen de Jesús (entre idólatras y restauradores)

La noticia en el 2012 de la modificación de una imagen de Jesús, más concretamente un Ecce Homo en la pared de una iglesia española por parte de la señora Cecilia Giménez, restauradora de arte aficionada, dio para las más variadas reacciones. Desde los fanáticos religiosos que hablaron de profanación y tuvieron lista la condena lapidaria para la anciana artista hasta quienes hablaron del primer icono pop del siglo XXI.

ecce homo

Algunas consideraciones al respecto. La imagen que representa a Jesucristo en un muro de una iglesia de Borja en Zaragoza, por un lado no está catalogada dentro de los objetos consagrados en términos religiosos, por lo cual la desafortunada modificación de la señora Giménez, no puede catalogarse como de una profanación. Sin embargo el debate que se armó, nos lleva a pensar en la real importancia de las imágenes en nuestra fe católica.

El tema de los iconos ha dado para debates e incluso cismas, pues hay otras iglesias y confesiones cristianas que nos señalan a los católicos como adoradores de imágenes, es decir como idólatras. En algunos casos debemos confesar que efectivamente podemos incurrir en la práctica de la idolatría que seguramente el mismo Jesús habría condenado, como cuando expulsó a los mercaderes del templo. Para efectos de quien desee practicar su fe, la imagen no debe ser importante sino lo que ella representa, por lo cual, Jesús puede ser representado de diversas maneras.

Si al final, lo que cuenta es la fe y el convencimiento, tiene igual valor religioso un fresco del Renacimiento que el dibujo en papel de un niño. En este caso, una venerable señora, bien intencionada, quien puede tener un corazón tan puro como el de un infante. Debe agregarse que doña Cecilia ha tenido una vida difícil con un hijo discapacitado a su cargo. Si la restauradora tuvo alguna culpa reprochable en el campo místico, ya le debió ser perdonada por quien corresponde.

Ahora bien, en términos artísticos, quien podría reclamar con todo derecho por daño a su obra sería Elías García Martínez, el pintor original porque su trabajo fue estropeado. Pero surge una nueva justificación en defensa de Cecilia Giménez, el cuadro ya estaba en buena parte destruido, al haber sido pintado en una pared, sin tratamiento previo. Es decir que incluso el pintor original (ya fallecido) tiene parte de la culpa, responsabilidad compartida con el tiempo implacable y con quien encomendó el trabajo de restauración a una persona que no tenía las calidades necesarias.

No habría lugar a compensación económica en este caso, porque el pintor seguramente vendió o regaló su obra a la iglesia, legamente esta es dueña de los derechos. Si el representante legal de la iglesia encomendó el trabajo de restauración, puede aceptarlo o destruirlo. Recordemos el histórico caso del mural que Diego Rivera realizó en el edificio de los Rockefeller en Nueva York, el cual por ser interpretado como una exaltación al comunismo, fue lamentablemente derribado luego de pagar los derechos al artista.

El punto central, es que ya no estamos frente a una desafortunada restauración, sino ante una nueva obra artística. Como adivinarán los lectores, considero que la pintura debe dejarse como tal,  por un lado como muestra que para los católicos lo de la imagen debe ser lo de menos. En segundo lugar, si la misma iglesia y el ayuntamiento desean contar con mayor número de visitantes en el futuro, deberían conservarla. Seguramente llegarán personas del mundo entero para conocer la obra de una abuela restauradora, que por su divulgación mediática ya cobra una celebridad, que los creadores de muchas obras de arte quisieran tener. En épocas de crisis económicas, es una ayuda del cielo.

No sería raro que en unos años el nombre de Cecilia Giménez sea recordado en el extraño mundo del arte y sus cuadros se valoricen. Si entra en el reino de los cielos, otro jurado lo determinará.

Dixon Acosta Medellín

@dixonmedellin

P.D.: Posterior al presente texto, me enteró que la Señora Giménez ha pintado una nueva imagen de un Eccehomo para una colección especial de vinos que será lanzada. Ella se encuentra feliz porque demuestra que sí sabe pintar imágenes clásicas y se prepara para realizar su primera exposición, aunque estoy seguro que su obra maestra ya pasó a la posteridad, de la cual se podría vender no sólo vino, sino muchas cosas.

Ecce

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