Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

La Bogotá Ficticia (en el cine)

Omar Sharif, afamado comerciante árabe de esmeraldas, es dueño de una oficina en el centro de Bogotá en un impresionante edificio con todas las medidas de seguridad, al cual Ryan O’Neal ingresará volando en un ala delta, deslizándose desde Monserrate.

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Al mismo tiempo, Harrison Ford se desplaza por la calle 26, saliendo del aeropuerto El Dorado, en un automóvil blindado de la embajada estadounidense, observando preocupado las calles adyacentes.

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Por una de esas calles, corre asustada Zoe Saldana de apenas 9 años de edad quien huye escapando de los asesinos de sus padres.

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Mientras tanto, Sylvester Stallone sufre al observar el estallido de un explosivo al paso de una camioneta con una familia en su interior, en un puente bogotano, que no es posible identificar.

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Todo esto ocurre, paralelamente al romance publicitado de Brad Pitt y Angelina Jolie, hospedados en un hotel de mala muerte en una Bogotá desconocida, bombardeada y humeante, de clima caliente, parecida a un pueblo pequeño, sin parque de la 93 ni Ciudad Bolívar, sin los contrastes ni paradojas de la gran metrópoli.

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Quizás por todo lo anterior, Fernando Rey afirma en ¨El Discreto Encatno de la Burguesía¨ que Bogotá es la capital de Miranda, un magnífico país, con cordilleras y campos…

La Bogotá del cine extranjero es una ciudad ficticia, con muchas caras, sin mostrar su verdadero rostro a los espectadores del mundo. Curiosamente la única película hollywoodense, con escenas filmadas en Bogotá, fue “Los Aventureros” (dirigida por Lewis Gilbert), un discutible drama de acción, con un espectacular reparto internacional de talentos, que transcurría en un país imaginario llamado Corteguay. Hay una imagen bastante curiosa de esta filmación en donde se observa la Plaza de Bolívar, pero sin Bolívar y con la estatua ecuestre del supuesto dictador del que habla el filme.

Bogotá en Los Aventureros

Más recientemente en 2009 se grabó la serie extranjera ¨Mental¨, la cual recrea en la capital de Colombia, la ciudad estadounidense de Los Ángeles en una paradoja digna de película.

De la galería mencionada en los primeros párrafos, quizás la más deplorable muestra de ignorancia cinematográfica haya sido “Sr. y Sra. Smith”, con una Bogotá semirural, de clima caliente, bombardeada y con habitantes que oscilan entre acentos caribeños o mexicanos. Algo similar ocurre con ¨Colombiana¨, en donde la protagonista sólo exhibe el nombre de Cataleya (orquídea colombiana), como distintivo nacional. De las distorsiones propias de Hollywood, las que más se acercaron a la realidad urbana de Bogotá, fueron “Green Ice” (El gran robo de las esmeraldas”) y “Peligro Inminente”, pero nunca fueron filmadas en Bogotá, sino en México. Son las caras ajenas de Bogotá.

El rostro real de Bogotá, es aquel que los aficionados al cine, hemos recorrido saliendo desde los viejos teatros y salas con puertas a la calle, espacios a los cuales ingresábamos luego de filas legendarias, con espectáculo circense incorporado. Eran los tiempos de los rotativos, del programa doble, la matiné, vespertina y noche, del maíz pira, la colombiana y el roscón, el bom bom bum y la chocolatina jet (perdón por las menciones comerciales pero eran necesarias).

Fue la época de nombres impresionantes como Olympia, Cinelandia, Metropol, Astor Plaza, Radio City, incluso de teatros de barrio, como en el Olaya Herrera. Luego vendría el tiempo del cine arte, de la Cinemateca, de la sala del Museo de Arte Moderno, de los cine clubes, salas universitarias como la Cinemateca de la Universidad Nacional o la Universidad Central. Hoy el cine es aséptico y sin filas, el de los centros comerciales con opción a salones VIP, reservación telefónica previa y sillas que parecen más aptas para dormir que para practicar el arte del voyeurista.

Sin embargo, la emoción se mantiene intacta, la sensación de vivir en un trozo de película, metida en un carrete que se mueve por las calles bogotanas, transitando paso a paso, con los millones de vidas que imprimen sus huellas, sus tomas. Las existencias ambulantes de una ciudad, que ojalá algún día no fuera tan ficticia en las escenas que se ven, que se van, reflejando en la pared del fondo, en aquella cueva platónica, en donde hemos sido tan felices, la sala de cine.

Dixon Acosta Medellín

En Twitter: @dixonmedellin

Nota: El libro ¨Colombia en el cine universal. La caza de citas¨ obra del autor del presente texto, cuenta con una relación de más de 300 películas extranjeras sobre Colombia. Quien esté interesado puede obtener mayor información en el siguiente sitio:

http://www.autoreseditores.com/libro/241/dixon-acosta/colombia-en-el-cine-universal.html

 

 

 

 

 

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