Nota preliminar: Este artículo se publica simultáneamente en el Sitio de Ciencia-Ficción, publicación española que se puede leer aquí: https://www.ciencia-ficcion.com/opinion/op03243.htm

“Serenidad y paciencia Solín, mucha paciencia”.

Kalimán, el hombre increíble.

En varios textos, he destacado la importancia de la radio, para incentivar la imaginación, en la infancia de varias generaciones de latinoamericanos, cuando crecimos alrededor del medio por excelencia para informarnos y entretenernos, antes que las diferentes pantallas nos atraparan, con su torrente de imágenes. 

Surgieron una serie de héroes radiofónicos que luego hicieron la transición a las historietas, todos de origen latinoamericano, que hicieron la competencia a los protagonistas de los cómics estadounidenses como fueron, José el Valiente (en otra versión era Martín), Kadir el ÁrabeArandú el Príncipe de la SelvaTamakún el Vengador Errante, pero sobre todo y sobre todos: Kalimán el hombre increíble.

Esos fueron los nombres que poblaron la infancia de aquellos niños latinoamericanos, que teníamos esa ventaja sobre chicos de otras latitudes que sólo contaban con los superhéroes de Marvel y DC comics. En el caso de Kalimán, sus creadores eran cubanos residenciados en México, Rafael Cutberto Navarro Huerta, Modesto Vázquez González. 

Los señores Navarro y Vázquez, iniciaron en Ciudad de México el 16 de septiembre de 1963, una serie de radio con este misterioso personaje, que se convirtió en éxito de magnitud continental, con su posterior paso a otros medios de comunicación como las historietas y al cine, con dos películas estrenadas en 1972 y 1976. Sobre la primera película, es que vamos a concentrarnos, luego de la necesaria introducción. 

La serie de historietas de Kalimán ha tenido una vigencia inusitada en nuestro medio. En principio dos ediciones, una mexicana de la editorial RaCaNa que llegó a 1384 números, y una colombiana de Editora Cinco que alcanzó 1206 ediciones. El origen de Kalimán era enigmático, pues se trataba de uno de los pocos sobrevivientes de una perdida civilización, educado por monjes tibetanos, dotado de una mente poderosa, que ha desarrollado la telepatía, experto en artes marciales y discípulo de la diosa Kali, en fin, un ser ecléctico en su naturaleza especial. 

Destaco la primera versión de Kalimán en el cine, una película que vale la pena rescatar, por una serie de factores que la convierten en un curioso objeto cinematográfico. Producción mexicana, estrenada en 1972, aunque conforme la misma cinta fue filmada en 1969 en escenarios egipcios en su mayoría, rodada en el sistema Panavisión y un reparto internacional. El protagonista fue el actor canadiense Jeff Cooper, secundario en diversas producciones estadounidenses en cine y televisión, aunque se le recuerda por una cinta que protagonizó con David Carradine, “El Círculo de Hierro” (“La Flauta Silente” 1978), así como por el personaje del Dr. Simon Ellby en la serie Dallas.

Es llamativa la introducción de la película en la cual, la voz del supuesto auténtico Kalimán, autoriza al actor Cooper para representarlo en este filme. Es claro que los realizadores de Kalimán, buscaron un actor norteamericano, que les sirviera para proyectar la película en el mercado internacional, lo cual, al parecer no se logró. 

Como productores aparecen Rafael Cutberto Navarro y Modesto Vázquez González, y asistentes de producción sus hijos, Rafael Navarro Arronte y Modesto Vázquez Rodríguez, el director fue Alberto Mariscal. Para destacar al compositor Carlos Jiménez Mabarak, quien logra crear una atmósfera musical adecuada.

Ignoro el presupuesto, pero tuvo que ser mayor al del promedio de cintas mexicanas de su época, en su género. En la tradición de cintas mexicanas de acción, aventuras, fantasía o ciencia-ficción, se destaca el subgénero de la lucha libre, cuando los protagonistas de las películas eran luchadores reales, que se convirtieron en héroes cinematográficos, con sus máscaras de carnaval y sus robustos cuerpos, como El Santo o Blue Demon, quizás los más reconocidos. Sin embargo, aquellas películas sólo buscaban ganar dividendos sin mucha inversión, no eran las más cuidadas en aspectos artísticos o técnicos.

En ese sentido, Kalimán, el hombre increíble, con este héroe que surge de la radio y el cómic, es una película diferente, así su guion sea enrevesado y fantasioso. El argumento se basó en la primera historieta del personaje, Profanadores de Tumbas, que transcurre en Egipto y que da pie para introducir a Kalimán y explicar su encuentro con Solín, el niño egipcio que le acompañará en sus aventuras y quien siendo un jovencito buscavidas, termina convertido en el último descendiente de los faraones. 

La película, conforme algunas informaciones, fue la más taquillera de México en 1972, curiosamente la segunda fue María, la coproducción colombo-mexicana que llevó a la pantalla la novela del autor colombiano Jorge Isaacs, filmada en los escenarios naturales del Valle del Cauca, un éxito cinematográfico en América Latina. Los reportes incluso afirman que en algunos cines, Kalimán estuvo en cartelera durante todo el año, lo que seguramente hizo recuperar con creces la inversión inicial. En cuanto a la proyección internacional, fue un éxito en aquellos países latinoamericanos en donde el personaje ya era muy popular por los otros medios, pero no tuvo la repercusión mundial que esperaban los realizadores.

Debe decirse que el argumento que mezclaba arqueología y extraterrestres, en cierta forma se adelantó a Indiana Jones, al menos, a la de su aventura amazónica (Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, 2008) que también resultaba muy forzada en su planteamiento. Sin embargo, hay que destacar el esfuerzo en dotar de credibilidad la historia, en el caso de la realización mexicana, dentro del equipo de producción se contó incluso con un experto en arqueología y cultura egipcia.

En cuanto a la secuela (Kalimán en el siniestro mundo de Humanón, 1976), se trató de una lamentable puesta en escena, a pesar de contar con los mismos director y protagonista, pero terminó siendo un sainete sin sentido, con escenas que daban pena y provocaban la carcajada automática, aunque no fuera su intención. Algunas tomas se rodaron en Brasil, pero sin contar con los recursos de la primera, hecha de forma descuidada que no vale la pena comentar. Sólo tendrá algún valor para los fanáticos del personaje, pero quienes tengan un sentido crítico, se quedarán con el recuerdo de la primera.

Kalimán, el hombre increíble, es una cinta con excelente fotografía, con buena dirección de arte, especialmente en algunas escenas muy bien logradas en exteriores en Egipto. En cuanto a las actuaciones, Jeff Cooper, cumple con el papel, pero quien se destaca es el joven actor español Nino del Arco, quien luego de dejar la carrera artística, se ha convertido en novelista y seguro podrá escribir las anécdotas de la filmación. 

Para los curiosos y aquellos que nunca supieron sobre la existencia de Kalimán o de esta película, se puede buscar en internet y formar su propio criterio sobre una cinta, que aunque no sea una obra de arte cinematográfica, resulta una entretenida historia de ciencia-ficción, fantasía y aventuras, con un personaje entrañable para quienes crecimos escuchándolo o leyendo sus historietas.

Dixon Acosta Medellín

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