Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

El Perro Colombiano

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Sabueso Fino Colombiano (foto: Agencia de Noticias UN)

A Virgy García, la mejor amiga de los perros (y de varios humanos afortunados)

Hace un tiempo si alguien hubiera escuchado hablar sobre el perro colombiano, seguramente habría pensado que la raza de caninos nacional se identificaba con nombres como “gozque”, “chandoso” o en mejores términos como “raza criolla”. Eso para no decir que en otros ámbitos ese apelativo fuera aplicado al bípedo colombiano -no cuadrúpedo, individuo coqueto y no pocas veces infiel, que le arrastra el ala, o mejor la pata, a todas las mujeres.

Sin embargo, gracias a una investigación llevada a cabo por estudiantes de la querida Universidad Nacional de Colombia, ahora sabemos que efectivamente sí existe una raza canina netamente colombiana, la cual ha venido cohabitando con sus dueños en veredas y campos de varios departamentos del país. Se trata del sabueso fino colombiano, el cual de manera silenciosa ha venido multiplicándose en la geografía colombiana desde hace años, así no le hubieran dado el crédito correspondiente, hasta ahora.

El Grupo de Estudio de Genética Animal de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad, integrado por la Dra. Ligia Jiménez y los estudiantes Jonathan Álvarez, Richard Martínez y Daniela Rodríguez, realizó un estudio científico con los criterios internacionales reconocidos para la materia, determinando que este sabueso era en efecto una raza canina autónoma, netamente colombiana, que ha sido llamado a través de los años y dependiendo la región de diferente forma, como chapolo, tinajero, bramador, entre otros apelativos.

El sabueso fino colombiano tiene buena estampa, conforme a la bella descripción de UN Periódico, medio de comunicación del Alma máter, se trata de un “perro de tamaño medio, buen olfato, pelo corto, ojos almendrados y largas orejas”. Si lo lleváramos a términos humanos, sería un colombiano de cuarta generación, descendiente de perros europeos traídos desde la época de la Conquista, razas especializadas en la cacería, por lo cual este sabueso amigo, es un cazador nato aunque los especialistas señalan que por su dulce carácter sería ideal como mascota, además es fuerte y trabajador. El sabueso fino colombiano es del campo no de la ciudad, lo cual explica muchas de sus virtudes.

Soy un apasionado de los perros, aunque no especialista, no distingo razas ni pedigrí, el perro en general representa valores que las personas en ocasiones olvidamos, como la amistad, la lealtad y la alegría de vivir. En la vida, he compartido con varios perros que no fueron propios, el primero con un nombre adorable, Azabache, un perro criollo colombiano,  de color negro brillante que era propiedad de otros. En Managua, cuando vivimos con mi esposa Patricia, terminamos adoptando a Scott el perro de unos vecinos, que a pesar de ser un bonito labrador, sus dueños descuidaban al punto que al pobre ni lo alimentaban ni aseaban de forma adecuada, así que con los vigilantes del conjunto donde vivíamos, intentábamos cuidarlo de la mejor forma.

En la casa de la infancia con mi madre-abuela Carmen, alguna vez residieron unos inquilinos que aparte de alguna deuda, nos dejaron una perrita embarazada que tuvo varias crías, de las cuales conservamos una que fue entrañable compañía en nuestro hogar durante 13 años, hasta que murió en mis brazos de una enfermedad respiratoria. Cuando nació, yo estaba de novio con Sandra una linda chica de mi colegio a quien se le ocurrió bautizarla “Caty” y a pesar de mis prevenciones con ese nombre, así se quedó para el recuerdo eterno.

La más reciente experiencia con uno de estos nobles animales fue con Manchitas, mascota de mi ahijada Sara Lucía. En cierto modo bauticé tanto a Sarita como a Manchitas, una con agua y la otra con el nombre. La encantadora presencia de Manchitas fue fugaz y no sé si para bien o para mal, en el momento de la inesperada muerte de la perrita, Sarita posiblemente no diferenciaba entre un juguete y un amigo, pues era muy pequeña todavía, a los demás miembros de la familia su temprana partida nos dejó una sentida pena.

Hay personas que prefieren los gatos como animales de compañía, no es mi caso, a los gatos los respeto y quizás me atemorizan e intrigan, son juguetones cuando pequeños, pero una vez crecen se convierten en seres interesados, que se acercan solo cuando tienen una gran necesidad de alimento o cariño, pero una vez satisfecha se alejan. Desconfío de un ser que es capaz de mirar de tú a tú a una persona, e incluso con aire de superioridad. Por eso, aunque tampoco entiendo de carros y mecánica, tal vez me entiendo mejor con un gato hidráulico.

En cambio el perro, usualmente es la antítesis del orgullo y la perfidia, en ocasiones el único que con su cola batiente al viento, se alegra de la presencia del dueño cuando llega a casa. Historias de perros legendarios por su fidelidad, valentía e inteligencia, son muchas, aunque siempre recuerdo con cariño la del japonés Hachiko que estuvo esperando a su amigo y propietario en la estación del tren a la cual siempre le acompañaba, durante diez años, después de la muerte de aquel.

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Hachiko, esperando en la estación de tren y curiosos a su alrededor

La historia de Hachiko se adaptó en película japonesa de 1987 (Hachiko, el perro fiel), que tuvo versión en 2009 en Estados Unidos con Richard Gere como protagonista (Hachi, a Dog´s Tale, titulada en español Siempre a tu lado, Hachiko). Hay una estatua de bronce de Hachiko en la estación del tren de Japón,  en donde sigue esperando a su dueño.

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Capítulo aparte los perros actores, legendarios como los que protagonizaron Lassie, Rin Tin Tin, Comisario Rex. Una serie que nos clavó una espina a los telespectadores en su momento fue Corre, Joe, Corre, la versión en canino de “El Fugitivo”, un perro acusado injustamente de un crimen que ignoraba que su amo y entrenador lo buscaba para reivindicarlo y encontrarse de nuevo con él. Lo peor del asunto es que la serie fue cancelada, antes que dueño y perro se reunieran de nuevo.

En cómics e historietas, hay otros perros famosos como Pluto, que demuestra el poder de Disney al convencernos que un ratón puede tener a un perro de mascota, o Snoopy con su carga filosófica. El corto de animación que acaba de ganar el premio Óscar, titulada Feast (algo así como Banquete o Festín) resume de buena forma lo que ocurre con un perro, aquí va un adelanto:

Algún día espero mencionar a los perros en la literatura, pues desde el gran Argos de La Odisea, hay multitud de personajes caninos en el mundo de las letras. Hablar de perros sería infinito, como el cariño que estos seres son capaces de profesar e inspirar. Sea un buen motivo para celebrar por el sabueso fino colombiano, que nos siga acompañando por siempre.

Dixon Acosta Medellín

A ratos en Twitter: @dixonmedellin

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