Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

EL NUEVO FIN DEL MUNDO

 

2012

Hace unos días recibí un mensaje, en ese buzón imaginario de la pantalla del computador, el mismo que reemplazó al pequeño espacio bajo la puerta como receptor de las cartas de los amigos, la publicidad no deseada y las facturas de las deudas (bueno, estas últimas siguen llegando puntualmente). La comunicación era terrible, anunciaba sin anestesia ni preámbulos el fin del mundo, además con fecha exacta, el 29 de julio del presente año.

 

No deja de ser atemorizante, saber de antemano que nuestros días están contados, tan precisamente contados. Sin embargo, tranquiliza recordar que   el mundo se ha acabado varias veces y aquí seguimos, a pesar de los anuncios de profetas, videntes, escritores de ciencia-ficción, diplomáticos timoratos e incluso economistas y sociólogos, esos pronosticadores de eventos terribles que acompañan sus malos augurios con tablas estadísticas.

Los más grandilocuentes testimonios sobre la proximidad del fin del mundo, se dieron con la llegada del año 2000, cuando la religión y la ciencia se pusieron de acuerdo sobre algo, así como en el 2012, cuando los Mayas le pusieron punto final a su calendario.

Recuerdo en particular el primer anuncio, víspera del nuevo milenio. No sólo fueron algunos voceros de iglesias y credos, quienes esparcieron el rumor del advenimiento del Apocalipsis, en coro los acompañaron hombres de ciencia y tecnología quienes anunciaron la llamada “falla del milenio” (conocida popularmente como problema Y2K), amenaza que algunos elevaron a tal potencia, presagiando un retorno a la era de las cavernas. La mencionada falla afortunadamente falló, no pasó de ser un lánguido reporte de algunos computadores afectados.

Al final de ese proceso, casi olvidado por la ruidosa celebración de quienes recibimos vivos el año 2000, quedó la sensación de una estrategia comercial de empresas informáticas que vieron la oportunidad de vender millones en forma de programas y servicios, campaña publicitaria resguardada en un miedo ancestral. El físico terror que asoma en las épocas de cambio, cuando reviven todas las historias y leyendas sobre el Armagedón.

La misma ansiedad se vivió el 6 de junio de 2006 (6/6/6), pues se apelaba a una cifra que aparece en los textos bíblicos, señalada como la identificación de la maldad. Aunque uno haya intentado portarse bien en la vida, es natural el miedo al estrado divino. Temor que se incrementa con el avance de la edad, porque la muerte es cada vez menos una posibilidad aleatoria y más una certeza estadística.

Fue igual en diciembre de 2012, cuando fallaron los que se atrevieron a interpretar el calendario maya, que resulta mucho más complejo para ciertas mentes calenturientas. Aunque lo bueno del asunto es que se puso de moda la cultura maya, esplendorosa en su grandeza y en sus misterios, hasta película de desastres se hizo sobre el tema, como aparece en la imagen que apoya el presente texto.

Ahora regresó el nerviosismo de cuenta de un video en YouTube, que aseguraba que esta vez sí era en serio, el fin del mundo se concretaría el 29 de julio de 2016. De todas formas, porque cualquier cosa puede ocurrir, no puedo negar que en la noche de ese día me introduje en la cama, no sin antes haber saludado o despedido a los seres queridos, especialmente a mi amada esposa.

Muerte sobre un caballo blanco 1796 Benjamin West
Muerte sobre un caballo blanco (1796). Benjamin West. Pintura que alude a los cuatro jinetes del Apocalipsis.

La historia del próximo Armagedón se repetirá con total seguridad, pues es el modus vivendi de los agoreros. Algún día acertarán, pues con la forma en que maltratamos al planeta y a nosotros mismos, es un milagro que no haya sucedido antes. En todo caso, llegará una nueva profecía, amanecerá y veremos si nos preparamos para lo peor, o de nuevo se convierte en otra excusa para celebrar y brindar por el tiempo ganado, cualquiera que este sea.

De todas formas, como decía mi sabia madre-abuela Carmen, el fin del mundo llega cuando uno se muere. En un incierto pero seguro día del futuro.

Nota: Una versión preliminar del presente texto fue publicada en junio de 2006 en “Magazine”, publicación del diario La Prensa de Nicaragua, en otra ocasión que también se acabó el mundo.

Dixon Acosta Medellín

En Twitter a ratos vivo el fin del mundo como @dixonmedellin

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