Mientras se habla de un nuevo sonado fracaso de una película de Hollywood, la mención de su título nos trae a la memoria otro fragmento de infancia, montado en un caballo blanco llamado ¨Plata¨ cuyo jinete enmascarado gritaba: ¨Hi-yo Silver¨ con el fondo musical de la obertura de Guillermo Tell de Rossini (la Ópera llevada al viejo Oeste).
Debo aclarar que el presente texto no es una reseña cinematográfica, sino el recuerdo nostálgico de una serie de televisión y la posible explicación al fracaso de un filme al que se le han invertido más de 200 millones de dólares en su realización y promoción. Al parecer hubo derroche de dinero y escasez de talento.
Vamos a intentar algunas hipótesis. En principio El Llanero Solitario se creó para la radio en 1933, de donde saltó a las novelas juveniles y de allí a la televisión y los cómics, medios en los cuales imperaba la imaginación y ciertas libertadas creativas. En cambio, el western cinematográfico por definición es un subgénero dramático cuando no trágico, demasiado serio aunque de vez en cuando admita humor y fantasía, pero está demostrado que cuando se exagera no funciona, para citar dos ejemplos, ¨Vaqueros y Aliens¨ (2011) así como Jim West (Wild Wild West, 1999).
Pero además había que convencer a los viejos espectadores televisivos, aparte de intentar conquistar a los jóvenes. En el caso de los primeros, pesa mucho la imagen de Clayton Moore y Jay Silverheels en los roles principales, curiosamente Silverheels duró más tiempo interpretando a Toro (como conocimos a Tonto en español) que Moore como el enmascarado, en la serie que estuvo en el aire desde 1949 a 1957 y que muchos conocimos en el amanecer de los setenta en nuestros televisores a blanco y negro.
La pareja original de la serie, se complementaba porque incluso era el Llanero Solitario el que le daba un ligero toque extravagante con su uniforme celeste y su máscara negra, mientras que Toro sobre su caballo Pinto era un hombre prudente, de pocas palabras, generalmente llenas de sabiduría indígena, lejano al personaje que ahora interpreta Johnny Depp, quien desaprovecha sus innegables dotes actorales, perdido entre su maquillaje.
Los realizadores pretendieron cambiar el esquema televisivo, pero al mismo tiempo quisieron reproducir la fórmula gastada de los Piratas del Caribe. Sin embargo, la teatralidad maquillada aplicada a un indígena norteamericano, puede resultar una parodia poco respetuosa. Para la muestra las imágenes.
De todas formas se agradece que se intentara revivir al misterioso hombre a quien su amigo Toro llamaba Kemo Sabe (amigo sincero en una de las lenguas indígenas norteamericanas), quien sólo usaba balas de plata para recordar lo valiosa que era la vida de una persona. Tal reflexión indicaría que en Colombia deberíamos tener pertrechos de oro.
Dixon Acosta Medellín
@dixonmedellin
P.D.: Acabo de recordar un chiste sobre estos queridos personajes. Luego de ser perseguidos por un numeroso grupo de jinetes el Llanero Solitario y Toro se refugian detrás de un peñasco y el Llanero le dice a su fiel compañero: – Toro, estamos rodeados por un montón de indios! Toro le contesta con pasmosa serenidad: – Estamos…ser mucha gente!