Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

Cuando el hombre quería llegar a la Luna (en el cine)

 

En 2019 se celebran los cincuenta años de la última gran odisea humana, desde que Homero le dio a esa palabra el sentido de gran y definitivo viaje, la llegada del hombre a la Luna. Algo que se antojaba un imposible y cuya dificultad se demuestra al no haber sido repetido por un país diferente a Estados Unidos, que tampoco logró dar continuidad a su programa lunar, solo hasta ahora se vuelve a mencionar la posibilidad del retorno del hombre a ese satélite que nos hace suspirar y soñar.

En medio de la carrera espacial entre Estados Unidos y la extinta Unión Soviética y unos años antes que el primer hombre alunizara, hubo un periodo muy interesante del cine de ciencia-ficción que se fijó en esta posibilidad, que no olvidemos fue el argumento de una de las primeras películas de ciencia-ficción de la historia, cuando el genio y mago Georges Méliès realizó en 1902 su versión de la novela “De la Tierra a la Luna” del gran Julio Verne. Este cortometraje cuenta con un pequeño segmento de animación, que la haría pionera de este género también. Hubo otro filme de fantasía, “Los Primeros Hombres en la Luna”, británico en este caso, dirigido en 1919 por Bruce Gordon y J. L. V. Leigh.

Sin olvidar otro clásico, “La Mujer en la Luna” una película muda de 1929 del pionero alemán de la ciencia-ficción, Fritz Lang, que aparte de su argumento que combinaba romanticismo con la ambición de encontrar oro en nuestro satélite, ha pasado a la historia por presentar las etapas básicas del viaje en cohete espacial, en diferentes fases, así como por el conteo regresivo de diez a cero, para dar inicio al despegue del cohete. Pero el título de la película, debe entenderse más como el aporte de Thea von Harbou, la escritora y directora de cine, cuyos guiones fueron la base de esta película y de “Metrópolis”, el primer gran clásico de la ciencia-ficción cinematográfica. Von Harbour luego se volvería controvertida por motivos ajenos a su gran talento.

Dejando de lados aquellos primeros escarceos del hombre con la Luna, en el cine de especulación científica, vamos a concentrarnos en aquellas películas que fueron el antecedente directo a los que luego veríamos en una pantalla más chica, pero definitiva, ubicada en la imaginaria sala de nuestras casas un 20 de julio de 1969.

Con destino a la Luna (Destination Moon, 1950)

 

Dirigida por Irving Pichel, con un libreto suscrito entre otros por el afamado escritor de ciencia-ficción Robert A. Henlein que adaptó su novela “Cohete Espacial Galileo” y producida por George Pal, un referente en la cinematografía de ciencia-ficción y fantasía, pero en este caso todos los talentos involucrados sustentan un filme de ciencia-ficción realista.

Es una de las primeras películas que se apoya en conceptos científicos y técnicos sobre la posibilidad de enviar un cohete tripulado a la Luna, planteando varios de los problemas que se vivieron diecinueve años más tarde en la realidad. Algo que difiere, pero que resulta una interesante propuesta incluso visionaria, es que la historia plantea una empresa particular, no financiada por el gobierno de Estados Unidos. Fue ganadora del premio Óscar a mejor efectos especiales.

Algunos datos curiosos. La película se anticipa a que el hombre, ante todo, produce mucha basura. Esto lo entenderán quienes hayan visto la película, pero para información de los demás, se trata que para regresar a la Tierra, los astronautas deben deshacerse de todo el material que no necesitan, dejando el primer basurero del cual se tenga noticia en nuestro satélite. Si alguien pensaba que la presentación de los créditos de la Guerra de las Galaxias (Star Wars) con los nombres dirigiéndose al horizonte era original, ya aparece en esta película. Como dato anecdótico la participación del dibujo animado del “Pájaro Loco” (Willy) del dibujante Walter Lantz.

El conteo atrás lo realiza la misma tripulación. La nave que viaja al satélite se denomina Luna (en español). Hay una creíble simulación de la presión del cohete en el momento del lanzamiento, afectando a los astronautas, así como de la pérdida de la fuerza de la gravedad. Llamativo el detalle de las botas con magnetos, para caminar en cintas metálicas y no verse sometidos a la fuerza anti-gravitacional. Es la primera vez que se utiliza como método de propulsión, el disparo de un tanque de oxígeno, en la escena del rescate de un miembro de la tripulación, algo visto luego en otras cintas posteriores.

Llama la atención, cuando anticipándose a Neil Armstrong en sus palabras memorables, el astronauta líder, toma posesión del “planeta” (refiriéndose a la Luna) en nombre de la humanidad. Los decorados de la Luna, son muy realistas y obedecen al trabajo del artista Chesley Bonestell y al director de arte Ernst Fegté. El último crédito es The End…of the Beginning. El final del comienzo.

Satélite en el cielo (Satellite in the Sky, 1956)

Una muy interesante película británica de ciencia-ficción, no solo porque planteara que fueran los ingleses los primeros en lanzar un vehículo espacial, tripulado además, antes que los estadounidenses o los soviéticos, sino por los recursos empleados en su realización. Mientras en Hollywood, para la misma época, la ciencia-ficción salvo algunos títulos como el mencionado en el anterior apartado, era considerada un género menor, al otro lado del Atlántico, se le daba mayor importancia. Los decorados, maquetas y efectos visuales, así lo demuestran.

Protagonizada por Kieron Moore y Louis Maxwell, la eterna “Moneypenny” de la saga James Bond, la película dirigida por Paul Dickson va más allá de suponer la puesta en órbita de satélites artificiales, pues plantea que el primer satélite llevará una bomba nuclear, con el fin de analizar los efectos de una explosión en el espacio exterior. Aunque con escenas ingenuas y divertidas a la luz presente, como ver a los astronautas tomando café con sándwiches de manera normal, sin que afectara la gravedad, tiene por ejemplo, una caminata espacial bastante creíble para la época. De hecho la aeronave tiene otro detalles interesante y es que es reutilizable, como los transbordadores tan populares treinta años más tarde. Para los amantes del género, muy recomendable.

De la Tierra a la Luna (From the Earth to the Moon, 1958)

El director Byron Haskin presenta esta versión, luego de aquella brevísima, divertida y estrafalaria presentación de la primerísima de Melies, tomando la clásica obra de Julio Verne, aunque no demasiado fiel a la novela del visionario francés. Protagonizada por los estelares Joseph Cotten y George Sanders, cuenta la historia del inventor estadounidense Victor Barbicane, que desarrolla un poderoso explosivo, capaz de impulsar el cohete que finalmente llegará a la Luna.

La película tiene varios detalles interesantes o curiosos al menos, incluye como personaje a Julio Verne y fue filmada en los estudios Churubusco de Ciudad de México. La producción de la película fue afectada por la quiebra de la RKO la compañía original que había preparado la producción, retomada por la Warner Bros., esto originó grandes problemas de presupuesto, que perjudicaron temas como los efectos especiales y que le dio finalmente a la película el rótulo de ser un filme de bajo presupuesto, que para muchos cinéfilos de aquella época, significaba ser una película de baja calidad.

Todos recordarán que la novela de Julio Verne se anticipó en algunos aspectos de manera casi profética al hecho verdadero del envío del hombre a la Luna, desde el sitio del lanzamiento cerca de Cabo Cañaveral, pero incluso ya insinuaba un tema como el de la Estación Espacial Internacional, pues el proyecto pudo realizarse gracias al financiamiento de varios países, entre los que se encontraba Colombia, que envió con otros países de Suramérica, 300.000 pesos, para contribuir a la empresa espacial. Es decir, un tipo de financiación multilateral, que ahora le llamarían crowdfunding o como decíamos en el colegio, “hacer una vaca”.

Los primeros hombres en la Luna (First Men in the Moon, 1964)

Esta película británica de ciencia-ficción que fue traducida como “La Gran Sorpresa”, se lanzó cuatro años antes de la llegada del hombre a la Luna, en medio de la competencia espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética, por lo cual, tuvieron que adaptar la historia original de la novela de H. G. Wells.

En el caso de la película, resulta interesante ver su visión del alunizaje por medio de un módulo, muy cercano en su apariencia y en la misma metodología al utilizado por la NASA en la vida real. Solo que en la película se trata de una misión enviada por las Naciones Unidas, con una tripulación multinacional que al llegar se encuentran con una bandera británica y la prueba que de alguna manera, en 1899, en plena era victoriana, otros hombres ya habían llegado a la Luna. Así empieza una historia que resulta muy entretenida, dirigida por Nathan Juran, con Edward Judd, Martha Hyer y Lionel Jeffries como protagonistas.

Cuenta Atrás (Countdown, 1967)

Filme protagonizado por James Caan y Robert Duvall (quienes años más tarde se volverían a encontrar en El Padrino), es en cuanto a su presentación visual, la más cercana a la real epopeya del primer alunizaje, aunque su argumento es totalmente diferente, pues incluso plantea la posibilidad que los rusos llegaron primero al satélite, aunque sin éxito final.

La película fue asesorada por la NASA, cuyo logo aparece en los decorados, naves y uniformes que se aprecian en el filme. Se plantea que el vuelo definitivo a la Luna se hace en una aeronave Gemini, que en la vida real fue el segundo programa de la NASA en la carrera especial entre los proyectos Mercury y Apollo.

La cinta insinúa el drama de una persona sola en la inmensidad del espacio, anticipándose a filmes como The Martian o Gravity, pues además plantea que el astronauta si logra llegar a la Luna, debe permanecer en un refugio, esperando durante meses la nave en que podrá regresar a nuestro planeta.

Quizás la parte más floja del filme es precisamente la que transcurre en la Luna, en donde no parece haber ausencia de gravedad, y a pesar de haber sido filmada en un desierto de características similares (en el cual no pudieron ocultar totalmente algunas plantas), en ocasiones se intercala con un decorado que nos recuerda incluso el utilizado por el mismo Méliès en aquella película pionera de la historia del cine.

Como vemos, es imposible no dejar de mencionar a Méliès en cualquier relación que se haga de la aspiración real o virtual de llegar a la Luna, así sea dejándola tuerta.

Dixon Acosta Medellín

En Twitter veo la Luna y me imagino caminando por sus calles sin asfaltar como @dixonmedellin

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