Nota Preliminar: Esta columna se publica simultáneamente en El Correo del Golfo, en donde su autor firma con su nombre de pila.

Fotografía de El Espectador de Falcao y su familia en su bienvenida en el estadio El Campín de Bogotá.

Una de las noticias deportivas del año en Colombia, es la contratación del astro nacional Radamel Falcao García en el club Millonarios de Bogotá, es la manera en la cual, el delantero, máximo goleador de la Selección del país, regresa a su tierra, para cerrar una brillante carrera, jugando en el club de sus amores. 

Radamel Falcao García estaba predestinado para el fútbol, su padre Radamel García King fue jugador y director técnico de varios equipos en Colombia y Venezuela, gran admirador de Paulo Roberto Falcao, el brillante volante brasilero, así terminó siendo el segundo nombre del hijo, ilustre delantero y por el cual ha sido reconocido en todo el mundo. Falcao García desde pequeño acompañó a su padre a estadios, concentraciones, partidos y se convirtió en otro miembro de esa tribu nómada que son los futbolistas. 

Durante esos ires y venires, siendo muy jovencito, Falcao debutó en la categoría B del campeonato colombiano con el equipo Lanceros Fair Play que por entonces tenía sede en la ciudad de Tunja. Luego estuvo entrenando con la división profesional de Millonarios y estuvo muy cerca de haber iniciado en la categoría A de la liga colombiana en el Club Embajador. Abro un paréntesis necesario, a Millonarios se le denomina Embajador, por la nómina de ensueño que tuvo en la década de los cuarenta y cincuenta, que lo convirtió en el mejor representante internacional deportivo que tuvo Colombia, en escenarios extranjeros, incluyendo una inolvidable gira en España. Debemos recordar que el legendario Alfredo Di Stéfano salió de Millonarios para el Real Madrid.  

A pesar de la temprana vinculación de Falcao con Millonarios, el equipo del cual ya era hincha, en el horizonte apareció el River Plate de Buenos Aires, el otro club de las querencias del delantero colombiano, en donde se formó como deportista de alta competencia y en donde le adjudicaron el apodo de El Tigre, por su potencia, olfato y apetito de gol. De allí dio el salto a Europa y su consagración total, en temporadas de ensueño con el F. C. Porto y el Atlético de Madrid, llegó a ser considerado entre 2011 y 2012, como el tercer mejor jugador del mundo, detrás de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. 

Falcao fue contratado por el A. S. Mónaco F. C., en donde sufrió una terrible lesión que lo alejó varios meses de las canchas y se dudaba sobre su continuidad en el fútbol, pero gracias a su constancia, dedicación y fe pudo reincorporarse, llegando a la premier league inglesa, jugando con el Manchester United F. C. y el Chelsea F.C. pasó por Turquía (Galatasaray S. K.) y finalmente estuvo en el Rayo Vallecano, club popular de Madrid.

Es muy significativo el regreso de Falcao García a Colombia, porque aunque es el goleador histórico de la Selección Colombia, nunca ha jugado en un equipo de la principal categoría del fútbol colombiano, pues como lo señalamos tuvo una fugaz experiencia en una condición inferior. Falcao es muy querido en Colombia, porque no sólo ha sido un gran futbolista, sino que también ha sido modelo de buena persona. Un caballero, dentro y fuera de la cancha, con una familia consolidada, padre de cinco chicos, un hombre juicioso, disciplinado, familiar y creyente. 

Con Falcao tengo una anécdota relacionada con El Correo del Golfo, el periódico en donde escribo esta columna. Hace unos años, cuando la Selección Colombia se presentó en Abu Dhabi, para un partido amistoso con Kuwait, al trabajar en la Embajada, yo tenía acceso al lugar del entrenamiento del combinado patrio. Al finalizar las prácticas, los jugadores daban entrevistas a los medios y justo el periodista de El Correo no podía asistir, así que me pidieron si yo podía hacerle unas preguntas a Falcao, quien amablemente me atendió, siendo mi esposa Patricia la camarógrafa con su cámara. Ese fue mi debut como reportero ocasional, entrevistando al gran Falcao.

La vinculación de Radamel Falcao García, trasciende al mismo club de los Millonarios, pues estoy seguro que en donde se presente, miles de aficionados de los otros equipos, acudirán para aplaudir y agradecer a quien tanto ha hecho en bien de la imagen de Colombia. Su presencia ha inspirado, por ejemplo, un impresionante mural que ha pintado el artista Emerson Cáceres (Cacerolo), en el Estadio El Campín de Bogotá. En mi caso, deseo compartir, un tautograma (juego de palabras), que le he dedicado en mi blog de El Espectador a Falcao: https://blogs.elespectador.com/actualidad/lineas-de-arena/falcao-tautograma/

Debo decir que no me interesa si Falcao hace goles o no, ni le voy a exigir a Millonarios que salga campeón, porque al final, es el cierre de una historia de amor, entre un jugador, un equipo y un país. Que uno de los jugadores más brillantes de nuestra historia, regrese a Colombia, para culminar su carrera y lo haga en el equipo de sus amores, realmente es algo muy bonito.

Dixon Acosta Medellín

En lo que sigo llamando Twitter, me encuentran a la hora del recreo como:

@dixonmedellin

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