Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

100: Alrededor de un número redondo


Este blog llegó a su No. 100 y su autor casi no se da cuenta del acontecimiento, en medio de las responsabilidades y frivolidades que se turnan en los mundos en los que vivimos hoy, el real y el virtual. Sea el momento para hablar de cien, ciento, centenas y centenarios. Aprovecho para agradecer a El Espectador por seguir facilitando su casa sin cobrar arriendo y a la paciencia de los estimados lectores.

El número 100 pareciera confirmar por partida doble la relevancia de no ser un  “cero a la izquierda”, aunque James Bond, uno de los personajes ficticios más famosos del mundo, exhibe sin pudor su doble cero en esa ubicación, y su saga cinematográfica deja claro que no es doblemente insubstancial. Pero de todas formas, el cien deja de ser número para ser símbolo de gran suceso, digno de ser celebrado y recordado.

Cien es un número paradigmático, una cifra contundente que signa nuestra cultura. Aparece en obras fundamentales como “Cien años de Soledad” de García Márquez tan en boga hoy y siempre. Es un número referente de la excelencia, proliferan las listas de los cien mejores en cualquier rama del conocimiento ó actuar humano, todos reconocen su importancia, no hace falta ser economista para saber qué significa el 100 %.

Cien Años de Soledad

Hay mitos contemporáneos como el billete de cien dólares, en materia petrolera se dice que es una barrera sicológica, existen tiendas y supermercados que promocionan artículos a ese precio, aunque millones de personas en el mundo, mensualmente no alcanzan a devengar dicha suma. En la política se habla de “los cien días de gobierno”, expresión que posiblemente se derive del fracasado retorno de Napoleón al poder, tras su exilio en Elba. La prueba reina del atletismo, los cien metros planos, es una breve odisea en la cual los corredores luchan por ganar una fracción de segundo en cada zancada.

Cien es una meta que en ocasiones se reconoce como inalcanzable. Por ejemplo, en los aniversarios de casados, una pareja sólo puede celebrar hasta los setenta y cinco años, (las “bodas de brillantes”), se ignora qué tipo de aniversario representaría cien años, lo cual debe replantearse, si la esperanza de vida de las personas aumenta, como se da por hecho gracias a los avances científicos. El amigo diccionario dice que cien es simplemente un apócope, es decir que en algunos casos debería decirse ciento, aunque la abreviatura haya sido aceptada por costumbre.

Durante este año del 2015 se conmemoran centenarios de vida y muerte. Algunas leyendas del mundo audiovisual celebran su centenario, en este caso de nacimiento, no digamos que están muertos, porque hacen parte de ese grupo de privilegiados que reviven de cuando en cuando, pues los seguimos viendo y escuchando. Fantasmas de la nostalgia.

Se trata de varios indispensables del siglo XX, a saber algunos de ellos, Ingrid Bergman, Anthony Quinn, Frank Sinatra y Orson Welles, consagrados por el cine y las grabaciones radiofónicas, es decir, emblemas de nuestra era audiovisual e informática.

Ingrid Bergman. Actriz sueca que eclipsaba la pantalla por más grande que fuera. Mujer hecha de belleza, talento y pasión por la vida.

Ingrid Bergman

Anthony Quinn. Un mexicano universal, el latinoamericano más exitoso en la pantalla grande, pionero de quienes ahora cosechan premios.

Anthony Quinn

Frank Sinatra. No fue una persona, sino una voz, la voz, para ser más precisos. Pero además actor y de los buenos.

Frank Sinatra

Orson Welles. Un señor que revolucionó la radio, hizo la mejor película en el cine y en televisión algunos lo recordamos con sombrero, capa y un cigarro, mientras nos presentaba historias misteriosas.

Orson Welles

También se conmemoran 100 años de un crimen atroz en contra del pueblo armenio, el genocidio que algunos no quieren reconocer como tal, a pesar de ser tan grande como el monte Ararat, (símbolo de Armenia) que tampoco hace parte de su actual territorio para redondear la tragedia. Los armenios, pueblo perseguido en parte por su convicción cristiana.

En todo caso, en muchos casos, uno espera que sea cierto aquel refrán que no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista. A los que cumplan 100 en algo, parabienes, que sea doblemente redonda la felicidad.

Dixon Acosta Medellín

A ratos en Twitter celebro centenarios aunque no cuente centenas como: @dixonmedellin

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