Las palabras y las cosas

Publicado el Diego Aretz

Puerto Leguízamo.

Las imágenes atroces que llegan de la vereda El Remanso en Puerto Leguízamo, la dura situación que han cubierto con total seriedad los medios El Espectador, Cambio y Voragine nos debe hacer reflexionar de las espirales de violencia que vive el país, de operativos siniestros, mal planeados, que irrespetan los DDHH y la convención de Ginebra, que evidencia la desproporcionalidad y la falta de inteligencia militar, pero que además son completamente ineficaces para derrotar a las disidencias, a los paras, las Guerrillas y a los narco Estados.

Puerto Leguizamo «está localizado en la subregión del Bajo Putumayo de la Amazonia Noroccidental, al sur de la República de Colombia. Limita 84,24 km al sur-oriente con el departamento del Amazonas; 600 m al sur con Perú de por medio el río Putumayo (aunque la distancia más corta está entre los 105 m o 120 m también por el río Putumayo); 56,16 km al sur-occidente con Ecuador como lindero el río Putumayo; 206,54 km al occidente con el municipio de Puerto Asís; 221,53 km al nor-occidente con el municipio de Puerto Guzmán y 16,35 km al norte con el departamento del Caquetá.»

Es un municipio con tan solo 15 mil habitantes. Ahora si pensamos ¿qué es El Remanso?, una vereda de Puerto Leguizamo alejada de todo, abandonada por el Estado, si es que alguna vez ha tenido algo de Estado. 

El operativo que a todas luces prueba un fracaso militar, es también un duro golpe a la política de seguridad de Duque y se contrasta completamente con los discursos y la argumentación del Presidente en la ONU. 

El Espectador, Cambio y Voragine han servido más en esta situación que la misma Fiscalía, está haciendo el periodismo las labores que debería hacer la institucionalidad. También hay que señalar la falta de comunicación y relación con la prensa que tiene el ejército actualmente, ese rompimiento es terrible para la institución y también para que los periodistas podamos mostrar los grises y la complejidad de lo que está sucediendo en el país.

Lo que sucedió es un golpe político para Duque y el Uribismo, un fracaso para las fuerzas armadas del que tendremos claridad tarde que temprano y sobre todo una tragedia que nos debe doler a todos los Colombianos.

«Hay por lo menos cuatro preguntas clave que tendrá que resolver la Fiscalía. Lo primero es si en el momento del operativo en la vereda había hombres armados de las disidencias comandadas por alias ‘Bruno’. Lo segundo será determinar si había civiles en medio del fuego cruzado. Lo tercero es saber quién lanzó el primer disparo que desató el combate. Y cuarto, si el Ejército manipuló la escena de los acontecimientos una vez terminó el operativo.»  escribe el periodista de Vorágine en terreno.

Volver a repasar los hechos e imaginar la desproporción de fuerzas en como el ejercito interviene un bazar de la comunidad con más de 50 hombres, muchos disfrazados antes de disidencias. Debe hacer reflexionar profundamente sobre los retos de cualquiera que reemplace a Duque en la Casa de Nariño, viendo este triste episodio tenemos que pensar nuestra política de seguridad nacional, nuestra manera de comprender la guerra y el conflicto. Este ejemplo debería hacernos valorar los procesos de paz, procesos que desarmaron miles de guerrilleros y paramilitares por encima de un conflicto armado que no ha resuelto nada en el país. 

El Remanso en Puerto Leguízamo debería convertirse en un lugar simbólico de justicia, cambio de agenda y reconstrucción de nuestra sociedad. Lo que sucedió es un golpe político para Duque y el Uribismo, un fracaso para las fuerzas armadas del que tendremos claridad tarde que temprano y sobre todo una tragedia que nos debe doler a todos los Colombianos.

 

PS: Hay que señalar con énfasis el trabajo de El Espectador, Cambio y Voragine. Este tipo de hechos nos muestra cómo los medios libres son necesarios para sostener, proteger y defender la democracia.

 

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Diego Aretz es un periodista y activista Colombiano, ha sido columnista de medios como Revista Semana, Nodal, El Universal, colaborador de El Espectador, ha sido jefe de comunicaciones del Festival Internacional de Cine de Cartagena, jefe de  Comunicaciones del Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos. Así mismo es jefe de comunicaciones del Consejo Nacional de Bioética y consultor de Terre Des Hommes Alemania.

 

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