No llegó el cambio y hacia atrás asustan.

Hay libros que no se escriben para la complacencia, sino para despertar. “No llegó el cambio y hacia atrás asustan” el más reciente de William Ospina (quizás el escritor más influyente de Colombia), es de esos textos que incomodan porque dicen lo que todos sabemos, pero que evitamos reconocer: que Colombia ha sobrevivido no gracias a sus gobiernos, sino a pesar de ellos. Que no ha sido el Estado el que sostuvo la vida, sino el rebusque, la recursividad, la imaginación de millones de ciudadanos que no se rinden.

Ospina lo plantea con crudeza: este país admirable, capaz de tantas maravillas, parece condenado a cargar un Estado extorsivo y voraz, una justicia venal, unas fuerzas armadas descomunales pero ineficaces, y un sistema político cuya mayor habilidad es reencarnar una y otra vez en nuevas formas de clientelismo y corrupción. Y sin embargo, a pesar de todo, Colombia sigue en pie.

¿Qué no podría hacer esta nación con un poco de grandeza en la dirigencia, con instituciones honestas, con una economía legal que protegiera a todos en lugar de empujar a tantos hacia la ilegalidad? ¿Qué no haríamos si dejáramos de odiarnos a nosotros mismos, si viéramos en el vecino un aliado y no un rival?
El libro de Ospina no es un simple lamento: es una crónica del desencanto y al mismo tiempo un llamado urgente a recuperar la imaginación política. Porque si el cambio no llegó, y hacia atrás asustan, entonces el único camino posible es inventar otro rumbo.

Este jueves 21 de agosto, en la Librería Nacional de Unicentro en Bogotá, tendré el privilegio de conversar con William Ospina sobre estas páginas que interpelan y que invitan a mirar de frente nuestras responsabilidades colectivas. Será un espacio para pensar el país sin máscaras, para preguntarnos qué futuro es posible y qué estamos dispuestos a hacer para que Colombia no siga sobreviviendo sola, sino que por fin aprenda a gobernarse con dignidad.
Los espero allí: para incomodarnos juntos, para leer entre líneas este país, y para recordar que la literatura puede ser también un acto de resistencia.

*Evento de la editorial Random House.