“¿Duerme usted, señor Presidente? es el poemario que ha sido catalogado como la obra cumbre del escritor venezolano Caupolicán Ovalles. El texto fue publicado por primera vez en Caracas en 1962,1 por las Ediciones del Techo de la Ballena, principal grupo artístico y literario de los movimientos de izquierda y vanguardia de la Venezuela de mediados del siglo xx.
Punzante y libre de convencionalismos, este libro revela la mirada crítica de Ovalles ante las labores (o, más bien, ante el adormecimiento) de la dirigencia política de entonces, encabezada por el presidente Rómulo Betancourt”
Hoy frente a su casa de 4000 millones en un conjunto residencial de alto estrato en Chia se agolparon miles de manifestantes a pedirle al primer presidente de izquierdas en la historia de Colombia, que abandone su cargo, que se vaya, la arenga contundente y dura de “Fuera Petro” se escuchó en todo el país, y haría bien en escucharla el Presidente y no adormecerse en la miel de los aduladores, porque no le está yendo bien, y si no le va bien a él, tampoco le irá a Colombia.
La historia del presidente habla de una manera profunda y bella de lo que hemos logrado como país, un hombre origen muy humilde, de provincias, mestizo, militante de guerrillas y firmante de paz, que logró ser una los senadores más sobresalientes de comienzos de este siglo y que llegó a presidente, solo habla de la salud de una democracia y de las mejoras que se han logrado, mejoras que se han logrado y que mirando hacia atrás sería irresponsable negar. El reconocer el avance es lo más importante para todos los y las que apostamos por la democracia.
Pero el presidente Petro no ha estado a la altura de su propia historia, sin brújula y asesorado por personas que evidentemente desconocen la historia del país e incluso la historia misma de él. Personas muchas que nunca militaron en la izquierda, que no comparten los valores profundos y éticos que muchas izquierdas tuvieron en el siglo XX, valores por los que muchas personas dieron su vida, su seguridad y su familia. Particularmente el sentido social, la intolerancia a la desigualdad y la necesidad de un cambio de paradigmas entre las jerarquías sociales.
El primer gabinete de gobierno, lleno de nombres que han hecho aportes ciertos a esta sociedad y de los que es imposible poner en manto de duda y corrupción, fue reemplazado por figuras sin estatura política y de carácter débil, las figuras que necesita todo el que dude de sus propias ideas y requiera un coro de aduladores que lo alabe.
La cantante Andrea Echeverry, símbolo de nuestra generación, ha dicho decepcionada que parece este gobierno a los de siempre, que parece un gatopardo en las noches iguales de nuestra política. Yo soy menos pesimista, aún creo que el presidente tiene tiempo para demostrar que las luchas de tantos años valían la pena, que su papel en la historia no será nombrar a los de siempre en embajadas en el Reino Unido u otros lugares. El presidente debe entender con lo que está sucediendo que muchos sectores de centro están decepcionados y voces de izquierda han comenzado a disentir, tras dos años de “lealtad” como diría el gran economista Albert Hirghmann.
Revise sus propios sueños, revise sus ideales, no duerma Ud señor presidente.
PS: El que no está a la altura de lo que sueña, debe cambiar de acciones, o debe cambiar de sueños.
Diego Aretz
Diego Aretz es un periodista, investigador y documentalista colombiano, máster en reconciliación y estudios de paz de la Universidad de Winchester, ha sido columnista de medios como Revista Semana, Nodal, El Universal y colaborador de El Espectador. Ha trabajado con la Unidad de Búsqueda y con numerosas organizaciones defensoras de DDHH.