“…la neblina invade el paisaje y todo cambia en un abrir y cerrar de ojos, lo que normalmente es brillante y diáfano se transforma, se atenúan las líneas que usualmente definen el entorno, las siluetas se difuminan y pareciera que los colores se mezclan unos con otros…”
Samuel Arango

Las acuerelas del artista y arquitecto Samuel Arango retratan uno de los lugares más bellos de la Sabana de Bogotá. Las montañas y valles de Subachoque se expresan con sutil belleza en las acuarelas que se pueden observar en el taller de Dalita Navarro en el Municipio de Subachoque. En su obra se ven los Tibares, encenillos, rodamontes, frailejones, nogales y siete cueros, todos árboles nativos, los más antiguos pobladores de esos territorios, los abuelos del bosque alto andino.

Subachoque “como casi todos los municipios que tienen nombre de origen indígena, Subachoque ya existía como poblado y sitio de reunión cuando llegaron los españoles. Durante la Colonia, la Real Audiencia en 1594 adjudicó sus tierras a colonos españoles, quienes desplazaron la población nativa a los municipios de Tabio y Tenjo. Aún se mantienen cultivos como el de la papa y el maíz desde tiempos precolombinos, que convierten al municipio en uno de los mayores productores de papa de la región; por los colonizadores de igual forma se impulsó el cultivo de trigo y el desarrollo de las crías de ganado bovino para la producción lechera que se mantiene actualmente.

El territorio de Subachoque y La Pradera está conformado por valles y montañas privilegiadas en recursos hídricos. El río Subachoque nace en el Alto de Boquete de la vereda El Guamal, Su nacimiento está rodeado de frailejones, lama y helechos que dan una configuración enigmática a este entorno a 3465 m.s.n.m. que inicia como una pequeña caída de agua y se convierte, en pocos metros, en una exquisita cascada; el agua cubre unas piedras enormes tanto de alto como de ancho, y en el fondo forma una pequeña laguna que a su vez se transforma en un hilo de agua que luego recorre los municipios de Madrid, Facatativá y Funza. La abundancia de agua que proviene de los páramos cercanos es un privilegio para Subachoque, de su cuidado depende la sostenibilidad de la zona.”

La obra de Samuel Arango es muy importante para acercarnos de maneras sensibles a las complejas amenazas que la naturaleza tiene en Subachoque y la Sabana de Bogotá: la conurbación (que es básicamente el desarrollo desmedido de la ciudad de Bogotá) que va consumiendo todos los pueblos de la Sabana, y la falta de compromisos serios con el ambiente en los gobiernos locales, así como la falta de compromiso de los ciudadanos con la preservación de las especies nativas, los ríos y la naturaleza.

Mirar sus acuarelas debe ser un acto de reflexión sobre la naturaleza que se pierde, mirarlas invita también a reflexionar sobre la profunda belleza que nuestro impacto en el mundo va destruyendo.

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Diego Aretz es un periodista e investigador Colombiano, candidato a master en reconciliación y estudios de paz de la Universidad de Winchester, ha sido columnista de medios como Revista Semana, Nodal, El Universal, colaborador de El Espectador. Ha sido asesor de la Unidad de Búsqueda y de numerosas organizaciones defensoras de DDHH.

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