Daniela Mostacilla es indígena nasa del resguardo San Lorenzo de Caldono, en el Cauca. Es profesora de matemáticas desde hace nueve años en zona rural y forma parte de los miles de jóvenes que tienen o han tenido un ser desaparecido en su familia. Ella es una de las protagonistas del documental Por cielo y…
Daniela Mostacilla es indígena nasa del resguardo San Lorenzo de Caldono, en el Cauca. Es profesora de matemáticas desde hace nueve años en zona rural y forma parte de los miles de jóvenes que tienen o han tenido un ser desaparecido en su familia. Ella es una de las protagonistas del documental Por cielo y tierra, que aborda la desaparición en nuestro país, flagelo que ha afectado a varias generaciones durante el conflicto armado colombiano.
La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, creada con el Acuerdo de Paz del 2016, es una institución inédita en lo referente a búsqueda de personas en el mundo; la tarea que tiene, en cifras, supera cualquier imaginación macondiana y la convierte en pionera en el tema. Tras décadas de conflicto armado, cerca de 100.000 personas han sido desaparecidas y familias enteras las buscan sin descanso.
Una de las apuestas más ambiciosas en la actualidad es la creación y el funcionamiento del Sistema Nacional de Búsqueda de personas dadas por desaparecidas(SNB) para que familiares y allegados puedan buscar a sus seres queridos a través de la integralidad de la respuesta del Estado. Algunas de las instituciones que lo conforman son el Ministerio de Justicia, el Instituto Nacional de Medicina Legal y la Unidad de Búsqueda en su corazón.
Al respecto, dice la Unidad: “La creación del Sistema Nacional de Búsqueda permitirá enfocar recursos humanos, económicos, técnicos y tecnológicos en las labores de atención, prevención, búsqueda, identificación y reencuentro o entrega digna de cuerpos. De igual manera, permitirá la articulación efectiva entre el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición y el Sistema Nacional de Atención y Reparación a Víctimas para atender integralmente a las víctimas y personas buscadoras, especialmente las mujeres.”
Aunque la desaparición en Colombia fue dirigida principalmente hacia hombres jóvenes y adultos, son las mujeres las primordialmente involucradas en la búsqueda de sus seres queridos. El rol de ellas fue clave en la creación de la Unidad y del Sistema Nacional de Búsqueda.
Sobre esto dice la UBPD: “La creación del SNB fue una petición expresa de familiares de las víctimas, personas buscadoras y de organizaciones de derechos humanos, en el marco de la construcción del Plan Nacional de Desarrollo ‘Colombia potencia mundial de la vida’,aprobado en mayo de 2023 (Ley 2294), el cual lo incluyó en su artículo 198.”
Sistema que es sumamente importante para estudiar y leer nuestro conflicto y, sobre todo, para pensar el presente. En lo corrido de 2024, se han registrado 819 personas desaparecidas en el país, más de dos por día. Esto muestra claramente que, luego de la firma del Acuerdo Final de Paz.de 2016, la desaparición no dejó de ser una práctica de la guerra. El Sistema Nacional de Búsqueda, asimismo, es esencial para la erradicación definitiva de un trauma social y profundo, pues la desaparición es uno de los delitos más inhumanos y aberrantes de la guerra. Colombia aún es uno de los cinco países con más desaparecidos en el mundo, un ranking triste y preocupante.
Quizás la continuación de la práctica de la desaparición sea una de las maneras más sencillas de medir en qué grado el conflicto sigue perjudicando a la sociedad civil del país. Cuando vemos de cerca los casos de desaparición, la conclusión es simple, podría haber sido tu familia, tu padre, tu hermano, tu hermana o tú.
Este Sistema es una invitación a comprender que solo respondiendo integral y constructivamente entre las instituciones y el sector privado, se podrían dar respuestas asertivas a los miles de familiares y comunidades que buscan a sus seres queridos. Esto quiere decir que el sistema educativo, el sector privado y los instrumentos diversos de la política institucional del país deberían sumarse a esta iniciativa, para ver los resultados que se necesita alcanzar.
A mi pregunta sobre el impacto en su vida, Daniela me cuenta: “No es fácil buscar a un desaparecido en Colombia, y menos cuando no conoces a quien buscas, así fue mi caso. Emprendí un largo camino tratando de buscar a un hombre al que llamaba papá, alguien a quien nunca conocí. Buscarlo y encontrarlo a él era buscarme y encontrarme a mí misma, pues crecí lejos de mi familia biológica. Buscar en Colombia en medio del conflicto hace que el caminar sea más pedregoso, y si a esto le sumas que buscas a un combatiente, el camino se convierte más bien en una especie de pista de obstáculos. Existe una mirada muy delimitada sobre el conflicto y su verdadero impacto; los medios, las personas externas suelen mirar solo un lado de la cara de la moneda, victimizando a un sector poblacional y deshumanizando a otros. Mi papá fue uno de esos casos, de esas personas a las que la sociedad olvidó y condenó; mi papá fue un dato más sobre las buenas estadísticas en favor de las operaciones militares, tristemente la sociedad olvidó que era un ser humano con una historia que, aunque no justificaba su accionar armado, por lo menos servía para entender las tantas aristas que tiene el conflicto armado. Nunca dudé en abandonar mi búsqueda, pues, aunque no lo conocí físicamente, quería darle a él lo que la vida me había negado desde que llegué al mundo. Quería salvarlo del olvido, del abandono, quería tenerlo dignamente, pero, sobre todo, quería que donde sea que estuviera su alma, pudiera sentir que tenía una familia que lo añoraba, una hija que lo amaba y que aprendió a conocerlo a través de la voz de otros. Cada vida perdida en el conflicto armado solo demuestra nuestra incapacidad como sociedad de vivir en armonía y equidad.”
Más de 500 personas trabajan en la Unidad de Búsqueda a lo largo y ancho del país, buscando civiles, estudiantes, campesinos, ganaderos, soldados, excombatientes…, por ríos, selvas, montañas y valles. 500 personas que parecen muchas, pero que son pocas dada la magnitud y complejidad de la tarea humanitaria. La relación con las comunidades y la confianza tejida son esenciales para adelantar una labor que en muchas ocasiones se comparte con las familias. Como lo resume Daniela Mostacilla: “Solo queremos traer a nuestros familiares de manera digna y nunca dejaremos de buscarlos hasta encontrarlos”.
Diego Aretz
Diego Aretz es un periodista, investigador y documentalista colombiano, máster en reconciliación y estudios de paz de la Universidad de Winchester, ha sido columnista de medios como Revista Semana, Nodal, El Universal y colaborador de El Espectador. Ha trabajado con la Unidad de Búsqueda y con numerosas organizaciones defensoras de DDHH.
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