Rebecca Solnit es una reconocida escritora Estadounidense, defensora de los derechos humanos y activista ambiental, una conversación durante el Hay Festival 2024, un diálogo sobre el cambio climático y su impacto en nuestra cultura, sobre la era Trump y la crisis global. 

Diego Aretz: me gusta mucho una de tus ideas, es una idea con mucho impacto en estos días, sobre el pesimismo y la esperanza en el mundo, son palabras que aparecen mucho en tu trabajo, has puesto un maravilloso título para una de tus columnas que dice “¿Es la desesperanza un lujo?” Me gustaría empezar con eso.

Rebbeca Solnit: ¡Sí! Pienso que ahora, después de hablar sobre la esperanza después de 21 años, la esperanza es, de hecho, realista. Es la idea de que no sabemos lo que pasará, no podemos asumir que cosas buenas van a pasar, tampoco podemos asumir que cosas malas van a pasar,  pero, más que todo, tenemos que reconocer que estamos creando el futuro con lo que hacemos, o fallamos al hacer, en el presente. La gente piensa que el optimismo, el pesimismo, el cinismo son cosas muy diferentes, pero para mí son todas diferentes versiones de asumir que sabes lo que va a suceder y, si está de antemano predeterminado, si es de antemano inevitable, entonces no se requiere nada de nosotros, solo debemos ver al mundo hacer lo que el mundo va a hacer. Pero, para mi la esperanza es simplemente la idea de que hay posibilidades y por lo tanto estamos obligados a considerarlas. Lo que también veo es que a menudo las comunidades que han sido más impactadas, las comunidades indígenas, las personas más afectadas por el cambio climático, que se enfrentan a regímenes autoritarios y a violaciones a los derechos humanos, para la gente que ha sido directamente afectada por quienes no están haciendo nada y se rinden diciendo “no hay nada que podamos hacer”, sus hijos van a morir de hambre o serán enviados a prisión, perderán sus tierras, perderán su cultura, así que para ellos rendirse no es una opción, así que a menudo para nosotros los conferencistas en América, cuando decimos que nos rendimos, en realidad estamos rindiendo nuestra solidaridad con las personas que no se han rendido y la gente a la que el cambio climático la impactará primero y con mayor fuerza lo sienten así, por lo que también siento que la esperanza es un imperativo moral.

D A: cuando pienso en tu activismo y lo comparo con el de otros activistas, algo que viene a mi mente es la conexión entre el activismo y la poesía en tu trabajo, algo que normalmente o en la mayoría de los casos no es algo con una relación estrecha, eso es algo que has querido conectar: la poesía con el activismo. Me gustaría que exploraras ese aspecto.

R S: Así es, pienso que las cosas por las que estamos luchando son – la mejor manera en puedo ponerlo es: cuando escribí sobre George Orwell, busque la frase “pan y rosas”, una frase que he conocido la mayor parte de mi vida, pero que realmente nunca había “desempacado” y el hecho de que las mujeres que hicieron parte del activismo laboral y el feminismo la hayan usado -lo que realmente querían decir con eso es “necesitamos pan, necesitamos de las cosas básicas que el cuerpo necesita para no morir de hambre, para no ser explotadas, necesitamos comida, ropa, vivienda, condiciones decentes de trabajo… pero también necesitamos rosas, necesitamos belleza, placer, alegría, porque los seres humanos somos más complejos que eso, así que siempre he querido una política que no se vuelva completamente -¿cómo puedo llamarlo?- mecanicista, reduccionista, que no sólo luche por el pan, sino también por las rosas. Si olvidas las rosas en el presente… mucha gente en la izquierda piensa: “nadie debería tener rosas hasta que todos las tengan” y luego simplemente olvidan las rosas -una mujer escribió una carta realmente graciosa a George Orwell diciendo: “las flores son burguesas” pero para mí las flores son mucho más que eso, son mucho más antiguas que la burguesía misma, así que ¿cómo podemos recordar estas otras cosas que también importan y que además no pueden ser expresadas con el lenguaje racional? Allí es donde entra la poesía. Justo le decía a una amiga en el camino hacia acá: una de mis mayores influencias es el subcomandante Marcos del movimiento zapatista. Él nos ha traído un lenguaje político que es opuesto al lenguaje rígido del marxismo que estaba a alrededor mío hace treinta años, un lenguaje que es poético, que es lúdico, imaginativo, profundamente enraizado en las cosas reales, en los nombres de lugares, de las flores y los pájaros. Así que pienso que necesitamos una poética política, la poesía es en cierto sentido una política de reconocer que hay mucho más que lo que nuestra conciencia y nuestros deseos pueden describir y luchar por de manera puramente racional. 

D A: Tu trabajo tiene lugar en América, pero también en Estados Unidos (risas), y mucha gente en los últimos veinte años después de la presidencia de George Bush y la situación de la guerra de Iraq, Afganistán, etc. ha llegado a la idea de la crisis, de la crisis interna y luego Donald Trump demuestra de muchas formas -esto es una perspectiva, una perspectiva personal- una gran debilidad en nuestra sociedad, que necesita líderes como él ¿Qué sucedió realmente en Estados Unidos para que personas como Donald Trump llegarán a la política?

R S: El triunfo de la minoría… Si en realidad tuviéramos verdaderos y equitativos derechos al voto en Estados Unidos, estaríamos eligiendo muchos más políticos progresistas en muchos estados y para la presidencia. El partido republicano se enfrentó a una dicotomía treinta o cuarenta años atrás: los Estados Unidos se estaba convirtiendo en un país más progresista y se estaba convirtiendo en un país menos blanco, así que o bien tenían que apelar al nuevo electorado o bien impedir que muchos de ellos votaran y participaran, e hicieron una elección, una elección impactante que es la segunda opción, con la que se crearon distritos donde los republicanos no podían perder nunca, se suprimieron votos, se permitió que el dinero corporativo infiltrarse profundamente en política, robaron elecciones, corrompieron el proceso. Algo interesante que estamos viendo  ahora es que mientras más se convierten en un partido minoritario más corruptos tienen que ser para ganar, que es cuando entra Donald Trump al panorama, vale la pena recordar que Donald Trump perdió la elección de 2016 por casi tres millones de votos a pesar de la misoginia y de las muchas formas de corrupción que empleó, incluyendo el asunto con Vladimir Putin y utilizar como un arma las redes sociales para propaganda y otras cosas para hacerlo ganar y luego perdió la siguiente elección por siete millones de votos, así que en verdad estamos ahora mismo en una batalla en la que el país o bien se volverá más democrático y un país de mayoría no blanca en el que los republicanos se van a convertir más y más en un partido de supremacistas blancos, o bien tendremos el gobierno de la minoría. Esto es fascinante porque pienso que los republicanos están cometiendo suicidio, creo que Latinoamérica nos ha enseñado que las dictaduras no pueden durar -bueno, tal vez eso no es algo muy exacto para decir ahora mismo, miremos a Paraguay-  pero en los Estados Unidos las dictaduras, los regímenes autoritarios no van a durar.

DA: ¿Pero cual es la promesa de Trump?

Puedes ver que Trump está prometiendo convertirse en un dictador al estilo de Pinochet que, básicamente, no va  a soltar el poder nunca más y va a corromperse totalmente mucho más de lo que lo hizo la vez pasada. Así que pienso que eso es parte de lo que está pasando y hay un cierto puritanismo en algunos que se llaman a sí mismos de izquierda que piensan “me sentiría sucio al votar por alguien que no es puro y no está de acuerdo conmigo totalmente”, en 2016 acuñé la frase: “votar no es un regaló de san Valentín, es una jugada de ajedrez” tu voto no es una carta de amor a la persona que más adoras, no es personal, es una decisión estratégica en el marco de la realidad… y siempre pienso, hay partes del mundo donde la gente sabe lo profundamente mal que las cosas pueden volverse, además en nuestro país mucha gente se abstiene de participar, no tenemos un margen de votantes muy alto, así que si tuviéramos derechos plenos para el voto… convierten el votar en algo muy difícil para la gente pobre, la gente joven, la gente negra, etc., de muchas maneras distintas, de ahí es de donde en buena parte viene el poder de la derecha, de eso y de ser apoyadas por la tremenda riqueza de las corporaciones, de los billonarios y demás…

D A: Seré muy poético con esta pregunta muy simple, ingenua apropósito ¿cómo arreglar el mundo?

R S: El mundo nunca será perfecto pero siempre puede ser mejor y todo lo que podemos hacer para hacerlo mejor vale la pena hacerlo. Algo que he dicho mucho, de hecho puedo darte mi libro más reciente, es que -este, es un antología- 

D A: es hermoso

R S: bueno, es un gesto de auténtica solidaridad con el mundo, un solo libro amarillo y he habré hecho un arcoíris (risas), el próximo año el libro amarillo habrá salido y ya habré hecho uno azul, morado, roja, naranja, amarillo y verde, pero en cualquier caso… hay una hermosa frase en inglés “lo perfecto es enemigo de lo bueno” y puedes o estar decepcionado de que las cosas no son perfectas o puedes ser estratégico sobre la manera como podemos hacerlas mejores, por ejemplo, el feminismo no ha traído la perfección en la igualdad de derechos humanos para las mujeres, pero tengo 62 años y el mundo ha cambiado tan profundamente en comparación al mundo en el que nací que las personas se impactarían si supieran lo distinto que era el mundo para las mujeres, cuan normalizado era  en la cultura y en el arte la denigración, la exclusión y el silenciamiento de las mujeres. Algo que he dicho mucho con respecto al medio ambiente es: algunas de las cosas buenas que hay ahora es por cosas que hizo la gente hace cincuenta años, hablando de los Estados Unidos: nuestro movimiento ambientalista apenas estaba arrancando, el movimiento negro de los derechos civiles supuestamente estaba en declive,  el movimiento de los derechos indígenas, chicanos, latinos, asiamericanos, de los derechos de las mujeres, de las personas queer estaban apenas surgiendo, fueron personas que plantaron semillas sin saber siempre qué tipo de semillas eran: todas las cosas buenas que puedo ver en el mundo en el que vivo son la cosecha de esas semillas que fueron plantadas, así que debemos hacer cosas buenas, tenemos que seguir plantando semillas sin certezas, no siempre viviremos para ver la cosecha, no sabemos exactamente que se cosechará de ellas. Digo esto pensando en el feminismo, en los derechos queer y de género, en el medio ambiente de manera radicalmente diferente a como lo hacíamos cincuenta años atrás, que no es lo mismo que decir que entonces estaban equivocados, sino es decir: estamos comprometidos con el proceso. Así que, lo perfecto es enemigo de lo bueno y lo bueno es algo por lo que vale la pena luchar y eso es lo que usualmente propongo.

 

D A: Justo ahora estamos en Colombia, hemos tenido muchas situaciones relacionadas con el cambio climático, lo que es muy problemático para nosotros, en Bogotá  los bosques que rodean la ciudad en sus cerros están en llamas por el cambio climático, tenemos un sol como nunca antes había habido en el país por lo que muchas especies están muriendo, muchos bosques están muriendo, se ha dicho que Colombia es probablemente de los países menos impactados en su medio ambiente en el mundo, sin embargo estamos viendo todas estas situaciones. En las ciudades tenemos activistas que dicen: “tenemos que parar, tenemos que cambiar” pero esto trae consigo la ansiedad del ¿qué hacer? y ¿cómo hacerlo? y para la gente que tiende al activismo el tener esas preguntas los lleva a la ansiedad porque no tienen poder, así que ¿Cómo afrontar esa ansiedad? ¿Cómo encontrar algo que sea posible hacer?

R S: Primero que todo, tengo que decir que estaba tan emocionada hace un mes cuando Gustavo Petro firmó el tratado para la no proliferación de los combustibles fósiles, una campaña liderada por mis amigos canadienses, eso fue asombroso… mi amigo Bill McKelvey a menudo cuando alguien dice “¿qué puede hacer realmente un solo individuo” él dice “bueno, deja de ser un individuo, únete a algo”. Hay movimientos por el medio ambiente en Colombia, hay un movimiento mundial por el medio ambiente, movimientos de derechos humanos a favor de los indígenas, a favor del derecho a votar para las mujeres y también hay contribuciones al clima y todo tipo de cosas que están mostrando que democracia y medio ambiente van de la mano, la gran mayoría de las personas en la tierra quieren ver acciones sobre el cambio climático, es una minoría, una minoría de élite la que nos impide hacer lo que queremos hacer, vi eso en el COP en Dubai y lo hemos visto en muchos lugares. Así que no dejes que el miedo te detenga, todo falla en su camino hacia el éxito y a veces se falla  completamente en una campaña pero tienes éxito en otra. Ayer en los Estados Unidos tuvimos una gran victoria, estábamos construyendo una campaña que iba a llevar a protestas, desobediencia civil, acciones masivas para detener las plantas de gas natural líquido  en Louisiana y Joe Biden decidió retrasar la entrega de nuevos permisos para construirlas mientras se adelantan estudios y los estudios probablemente resulten en considerar su impacto climático. Han pasado tantas cosas, hemos tenido tantas victorias con respecto al medio ambiente, aunque a veces parezca que no podemos sentirnos así. Si no se hubiera hecho nada la situación sería mucho peor, eso es algo muy importante para recordar. Si hubiéramos hecho ya todo estaríamos mucho mejor, pero es fácil para la gente, ya sea porque no ha estado tanto tiempo en la Tierra, o porque no siempre estas historias se cuentan, no saber que, de hecho, hemos logrado mucho, hemos cambiado mucho y, finalmente, la transición hacia abandonar los combustibles fósiles es inevitable porque resulta que los combustibles renovables son simplemente una mejor manera de hacer las cosas, pienso que si no hubiera cambio climático simplemente estaríamos gradualmente dándonos cuenta de que hay una mejor manera para generar electricidad que quemar cosas que excavamos del suelo y que es más barato, más limpio y está en todas partes, no hay lugar en la tierra donde no haya algo de sol o de viento y de que los carros eléctricos son mejores que los carros a gasolina por muchas razones, creo que en 50 años en el futuro los niños van a decir “Dios mío, abuela, ¿metías gas metano en tu casa y luego lo quemabas y era tóxico y podía explotar? ¿sus carros funcionaban con explosiones? ¿quemaban esto que mataba 8 millones de personas al año solo de enfermedades respiratorias? ¡Qué locura!” Así que, también pienso que se nos dice constantemente “oh, tenemos que sacrificarnos por el medio ambiente, esto se trata de renunciar a cosas” pero hemos renunciado a tanto por los combustibles fósiles, permitimos que políticos corruptos manipulen la política global cuando los intereses de los combustibles fósiles están amenazados, la manera como Rusia manipuló a Europa, o la manera como el Medio Oriente manipula al mundo -los poderes de los combustibles fósiles allí-, hemos renunciado al aire limpio, al agua limpia, a nuestro ambiente sustentable, hemos renunciado a la esperanza para el futuro, vivimos en un mundo donde constantemente se nos dice “el mundo es tan bueno como puede llegar a serlo”, “todo cambio se va a perder”, pero de hecho puede ser mucho mejor, no creo que realmente puedas hacer lo que el medio ambiente nos pide que hagamos sin más democracia y menos capitalismo, menos consumo para el desperdicio y que creo que de eso tal vez obtengamos más tiempo para tener calidad de vida, más tiempo para relacionarnos con otros seres humanos, con el mundo natural, más esperanza para el futuro -como he dicho-, más sentimientos positivos hacia nuestra relación con la naturaleza, por lo que pienso que hacer lo que el medio ambiente requiere de nosotros puede crear un mundo mejor y se está haciendo poco a poco. Podemos ver hacia el futuro y ver todo lo que aun tenemos por hacer o podemos mirar atrás y decir “hemos hecho muchísimo” y yo trato de actuar como una memoria colectiva y contar las historias de lo que hemos hecho porque parte de lo que para mí es la esperanza es que no podemos saber lo que es el futuro, el futuro es un mapa inexplorado al que vamos hacia adelante, pero podemos ver hacia atrás y ver que la historia está llena de sorpresas, está llena de cosas extraordinarias que nadie había podido haber anticipado, como el colapso de los regimenes de Europa del Este en 1989, los zapatistas en 1994, o el re-emerger de la voz y del poder de los pueblos indígenas a lo largo de América, los derechos de las mujeres. Parte de la razón por la que la gente cree que necesitamos austeridad es porque hace 20 años no teníamos realmente una buena alternativa para producir la energía con la funcionan nuestras máquinas más que combustibles fósiles, en países como Colombia o lugares como California teníamos energía hídrica pero era costosa y primitiva, ahora son mucho mejores y efectivas y mucho más barata y rápida de lo que cualquiera pudo haber imaginado. Puedes ver que cada año las predicciones eran más bajas que la realidad durante los últimos treinta años y si le hubieras podido decir a alguien en el año 2000 que el sol y el viento van a ser capaces de tanto y que podemos imaginar un mundo que funciona gracias a ellos sería prácticamente imposible de creer. Así que si miras al mundo en el que vivimos ahora desde hace 50 0 100 años atrás, tanto en lo maravilloso como en lo terrible es casi inconcebible y eso me da la sensación de que no podemos imaginar el futuro con precisión, pero podemos imaginar un mundo que es muy distinto y trabajar en pos de él, sabiendo que va a haber cosas impredecibles en el camino y que también habrá grandes logros desde la sociedad civil organizando acciones masivas, gracias a gente a la que le fue dicho constantemente que eran marginados sin poder que no importan y sin embargo han dado un paso al frente, como Greta Thunberg, o como los movimientos indígenas en Sudamérica o los movimientos por los derechos humanos en medio oriente..

D A: Estamos en el Hay Festival, que es un festival literario, por lo que realmente me gustaría explorar un poco sobre literatura en esta conversación, así que hablemos un poco sobre la relación de Estados Unidos con el resto de América…

R S: empezaría con una disculpa si esa es tu pregunta (risas)

D A: (risas) vamos, esa no era mi… R S: lo siento, tenía que interrumpir 

D A: pero el punto es… ¿Cómo está tu lectura de autores hispanos? ¿Qué tanto conoces sobre nuestros autores? ¿Cuál es tu percepción de las narrativas que se están creando aquí y cómo te conectas con ellas?

R S: Hace muchos años Ariel Dorfman me invistió como una intelectual latinoamericana porque le dije lo mucho que quería ser una (risas)

D A: (risas) estas bromeando, esa fue buena, excelente

R S: no, es verdad. Ahora a menudo he sentido que los escritores americanos blancos, -los escritores estadounidenses blancos- usualmente piensan que la política es opcional, que existe un lugar llamado “apolítico”, hay muchos novelistas, particularmente, que escriben lo que ellos llaman literatura apolítica, aka literatura que refuerza el status quo, y no hace preguntas sobre el lugar de los Estados Unidos en el mundo, nuestro lugar en la sociedad, el hecho de que todos somos ciudadanos, seres políticos, así que siempre he mirado hacia Latinoamérica desde que era muy joven buscando ejemplos de literatura profundamente poética y profundamente política, he mencionado a Ariel Dorfman, el subcomandante Marcos y tengo que admitir que realmente solo conozco a los autores más renombrados, pero, por supuesto -ya sabes-, leí Cien Años de Soledad cuando tenía 9 o 10 años, durante un tiempo de hecho escribía mi nombre con una sola “c” por ese libro, estaba fascinada con Pablo Neruda y, por supuesto,  mi mente se está quedando en blanco en este momento al pensar en muchos otros, pero lo que encontré fue una clase muy diferente de energía aquí, que, siempre he pensado se debe a que en los países latinoamericanos la gente es consciente de que el mundo puede cambiar dramáticamente para bien o para mal, puede haber una revolución popular, puede haber un golpe de Estado autoritario, mientras que muchos norteamericanos que son acomodados y privilegiados no piensan a menudo en que el mundo puede cambiar y piensan que el mundo no puede cambiar y que la política no es realmente un asunto de la gente, así que lo ignoran. Así que siempre me sentí muy poco a gusto en el mundo literario convencional de los Estados Unidos, que ha mejorado mucho en los últimos 30 a 20 años, hoy tenemos muchos más escritores inmigrantes, escritores queer, escritores negros, escritores radicales que han salido a la luz, por supuesto siempre hemos tenido personas como Friedrich Douglas y Henry David Thoreau en el siglo XIX, gente como Ángela Davis, ha habido escritura radical en Estados Unidos, no quiero decir que no habido, pero el dominio cultural solía ser más bien despolitizado, así que Latinoamérica siempre ha sido un ejemplo brillante para mí de que no es que la política esté aquí y la poética allá, sino que no están separadas y los poetas tienen una responsabilidad política y los políticos deberían leer poesía -ya sabes, el pan y las rosas son ambas importantes.

D A: Me gustaría terminar esta entrevista con una pregunta sobre cómo tu activismo político ha enriquecido tu vida y tu trabajo como escritora y también cómo la poesía, las metáforas y la literatura han enriquecido tu trabajo como activista.

R S: Déjame empezar por las metáforas, las metáforas son profundamente políticas, ya sabes “los hombres son el cielo y las mujeres son la tierra”, “los hombres son activos y las mujeres son pasivas”, “el blanco es puro y el negro impuro” hay tantas metáforas sobre lo oscuro como algo negativo y malo, mi libro “Esperanza en la oscuridad” es a favor de la oscuridad, porque encontré que hay una connotación racial en la idea de que el negro y la oscuridad son negativas y, sin embargo, se usan de esa manera en el inglés todo el tiempo. Así que aprendí desde temprano de los artistas visuales a ver las metáforas, a reconocer el poder político y social que conllevan para organizar nuestros valores, la idea de que arriba es mejor que abajo: “la clase alta y la clase baja”, por ejemplo, esa es otra metáfora que usamos sin ver… así que hay que entender las metáforas para poder disecarlas, siempre digo que paso tanto tiempo desarmando historias como creándolas: desarmando historias que son destructivas, manipulativas: por ejemplo, algo que ha permitido muchas violaciones a lo largo del mundo es la idea de que los hombres son objetivos, confiables y racionales, pero las mujeres son irracionales y su versión no es digna de confianza, literalmente aun hay lugares en el mundo donde legalmente la palabra del hombre vale más que la de la mujer. Hemos visto que a lo largo de los siglos culturalmente las mujeres… ya sabes ¿por qué en principio reportarías una violación? porque serías culpada de ello, avergonzada por ello, te habrían llamado mentirosa, enferma mental o delirante… Así que la metáfora de que los hombres son la objetividad y las mujeres la subjetividad, de que los hombres son, de alguna manera, sólidos, mientras las mujeres son inconsistentes y fluidas… Pienso que entender cómo funciona el lenguaje, cómo funcionan las ideas, cómo funcionan las imágenes, cómo funcionan las metáforas ha sido algo que he intentado aprender desde lo cultural para llevarlo a lo político. En la política, por otro lado, he tenido siempre un pie adentro, sino siempre los dos pies: toda mi vida porque mi hermano menor es un organizador político radical, es dos años menor que yo, y lo ha sido desde que era un adolescente, así que lo seguí hasta, de hecho, centroamérica, al activismo solidario durante las guerras sucias en los años ochenta, protestando en contra de la intervención estadounidense en Nicaragua, Guatemala, El Salvador y más tarde en Honduras y también en el activismo antinuclear, luego seguí mi propio camino en el feminismo y en el activismo medioambiental. A menudo he encontrado que en el mundo angloparlante la gente trata la política a la manera de “haz tus quehaceres”, “cómete tu brócoli” como si fuera algo obligatorio y sin alegría, pero yo siempre he dicho “no es necesariamente comerse el brócoli, también es beber champaña”. La política compromete a personas que conozco, matriarcas en movimientos indígenas, científicos del clima, tanta gente admirable que es heróica, generosa y valiente  más a menudo que otra gente que conozco de otras partes de mi vida y gracias a ellos puedes ver cómo el mundo cambia y tienes la oportunidad de estar cambiando el mundo, lo que es jodidamente asombroso… y por supuesto vas a muchas reuniones y te llegan muchos correos electrónicos y terminas metido en disputas internas, no es siempre la champaña, pero creo que es una buena manera de vivir. Hay una retórica según la cual lo que queremos es que nuestras vidas sean cómodas y fáciles, pero yo prefiero la retórica según la cual lo que más queremos en la vida es -y creo que hay evidencia para esto- que nuestras vidas tengan sentido y estén conectadas y para mí el activismo ha sido la manera de hallar sentido en  mi vida y una vida conectada a los demás.

PD: Una hora después de realizada esta entrevista Rebecca me llamó para hablar de enorme influencia de Jorge Luis Borges en su trabajo y su manera de entender la literatura.

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Diego Aretz es un periodista e investigador Colombiano, candidato a master en reconciliación y estudios de paz de la Universidad de Winchester, ha sido columnista de medios como Revista Semana, Nodal, El Universal, colaborador de El Espectador. Ha sido asesor de la Unidad de Búsqueda y de numerosas organizaciones defensoras de DDHH.

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