En su último libro “Los que sobran” un libro sobre las grandes crisis sociales de la última década y los costos políticos de la desigualdad, Juan Carlos Florez construye astutamente un elaborado análisis en donde contrasta las costumbres y las andanzas de los millonarios actuales con sus sociedades, con la mayoría de las sociedades de donde sacan sus recursos.
La vulgaridad y el desenfreno, el desprecio por sus congéneres y la manipulación total de la sociedad hacen de esta élite que Flórez llama “élite Maria Antonieta” un retrato del mundo que poco tiene de diferente de la Francia del siglo XVIII, la Francia de María Antonieta.

Las causas de la desigualdad y la falta de un pacto social profundo han convertido a estas élites en personas aisladas y enajenadas de sus sociedades. A pesar de que hay millonarios que “sacan la cara” quizás el caso más emblemático Bill Gates que ha hecho un esfuerzo por donar su fortuna completa y ha sido uno de los grandes inversores de desarrollo en el mundo, en especial en el sur global. Solamente es preciso ver su forma de vestir, una pinta que fácilmente podría tener cualquier profesor de Universidad promedio en cualquier país occidental.

La mayoría de millonarios son el caso opuesto, derroche de ego y derroche de recursos, sus cosas y sus casas revelan en gran medida sus creencias, la igualdad no es la ideología que domina el mundo, el compartir, el construir colectivamente…siguen siendo ideas ajenas a las ideologías dominantes. No son estos millonarios personas ajenas, son seres humanos cualquiera, con una vida cualquiera, muchos de ellos de orígenes humildes. No es el ser millonarios lo que los hace más egoístas o enajenados de sus sociedades, no.

Es el hecho de compartir una creencia y una ideología que quizás la mayoría de las personas tienen hoy en día. Ironicamente es una ideología que se opone a la filosofía más extendida en el mundo, la filosofía y los valores cristianos.

Primero consiste en poner el dinero por encima de la vida, por encima de los valores que por milenios hemos creído sagrados y que son el verdadero significado de civilización.

Entre los faraones que hicieron las pirámides con manos esclavas o los dueños esclavistas de plantaciones en el sur de Estados Unidos y los miles de millonarios que hoy sustraen sus riquezas de mano de obra miserable en Asia o en países pobres, no hay mucha diferencia. Hay una frase que dice “las sociedades tienen los gobernantes que se merecen” bueno yo diría que las sociedades tienen los millonarios que se merecen.

He pensado y estudiado el tema de la desigualdad por varios años, pero cada vez me convenzo que las transformaciones deben ser más profundas de lo que creemos, no se trata ni siquiera de aumentar los impuestos sino se trata de cuestionar profundamente la ética que permite que un ser humano pague 20 millones de dólares por un cuadro, mientras la mitad del mundo aguanta hambre. No es con leyes y con imposiciones sino con cultura y educación que se transforman las sociedades.♦

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Diego Aretz es un periodista y activista Colombiano, candidato a master en reconciliación y estudios de paz de la Universidad de Winchester, ha sido columnista de medios como Revista Semana, Nodal, El Universal, colaborador de El Espectador.  Director de la ONG Por la Frontiere.

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