Buenaventura le hace un gol a la guerra.

Cuando el Obispo Ruben Darío Jaramillo y el Dr Luis Guillermo Perez me invitaron a realizar el primer encuentro de los “Diálogos país, conversaciones para entender Colombia” en Buenaventura, comprendí de inmediato la enorme importancia de iniciar esta serie de conversaciones con las comunidades del Pacífico Colombiano. Donde se invitó a actores nacionales e internacionales, a medios nacionales que le apuestan a la paz, el Club deportivo Millonarios, empresarios de la región y en especial Comfenalco Valle, la caja de compensación que ha hecho posible el desarrollo integral de esta iniciativa. 

La celebración en Buenaventura consistía en una conversación con diferentes actores de la sociedad en torno a un programa llamado “Buenaventura en paz” que lleva a jóvenes de toda la ciudad y el territorio a construir apuestas de paz y convivencia en torno al fútbol. Más de 1500 jóvenes beneficiados de este programa son la clave de la paz en Buenaventura durante esta década.

No solo se trata de la paz entre bandas de la ciudad, se trata sobre todo de cambiar para siempre la narrativa de Buenaventura como un territorio al que estigmatizó la guerra y la indiferencia, a convertirla en un territorio, una ciudad y una comunidad que muestra una resiliencia sin precedentes y una propuesta de país.

“Diálogos país” propone entonces una conversación con las comunidades en donde las mismas comunidades son el estricto centro de la conversación, recogiendo propuestas y proponiendo un diálogo nacional. 

Contar con la participación del profe Willington Ortiz oriundo de Tumaco, como padrino e impulsor de este programa es de una gran potencia, el “profe” sobre la tarima de Comfenalco en Buenaventura, ha dicho a cientos de deportistas jóvenes de la ciudad “Yo soy negro como Ustedes, el fútbol cambió mi vida y yo pude cambiar mi historia, si yo puedo Ustedes también”.

Los mensajes de Buenaventura son claros y deben ser escuchados por el país, porque no se trata de la paz de Petro, o la paz de Santos o la paz de Uribe. Se trata de la paz de Colombia, se trata de un verdadero acuerdo nacional donde la vida sea el valor esencial, y el desarrollo del país, el desarrollo de todos se ponga en el centro de la conversación. 

Los retos para Buenaventura son enormes, impulsar la educación y las capacidades de una gran población joven que con urgencia busca cambiar su historia. Superar los retos de infraestructura que la hacen una de las ciudades con mayor déficit del país en términos de infraestructura, posicionarse como un motor social y económico del Pacífico Colombiano, y liberarse de la extorsión moral y económica de los grupos al margen de la ley. Es un reto de Buenaventura pero también un reto para el país.

Hay muchas personas a quien agradecer este primer paso: Comfenalco Valle, la arquidiócesis de Buenaventura, el Obispo Ruben Darío Monsalve y el defensor de DDHH  Luis Guillermo Perez, a la Alcaldía de Buenaventura y a su alcaldesa (primera mujer afro, alcaldesa de la ciudad), a la secretaría de paz de la Alcaldía, al Club Millonarios y el profe Willington Ortiz, a los medios nacionales que ayudaron a contar esta historia; Caracol Televisión, RCN Radio, El País de Cali, RTVC y Señal Colombia, El Espectador, a los medios comunitarios, al gran equipo de “Diálogos país” y a todas aquellas personas que creyeron en esta iniciativa. 

Hoy lo podemos decir, la paz de Buenaventura es la paz de Colombia.♦

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Diego Aretz es un periodista e investigador Colombiano, candidato a master en reconciliación y estudios de paz de la Universidad de Winchester, ha sido columnista de medios como Revista Semana, Nodal, El Universal, colaborador de El Espectador. Así mismo es asesor de comunicaciones de la Unidad de Búsqueda.