Por: Melina Angel
MSc Biomimicry y BPro
Docente de Biomímesis y Sistemas de Vida Sostenible
MATSVS
Universidad Externado de Colombia
La biomímesis ha sido considerada como una forma de la ciencia cuyo principal elemento movilizador es aprender de la naturaleza para encontrar soluciones a retos tecnológicos, entendiendo la tecnología como aquello que nos permite gestionar los desafíos que nos ponen los diversos escenarios, sea disminuir la fricción, como lo hace el lagarto de las arenas; o tener edificios que se limpian a sí mismos, como lo logra la hoja de loto; o producir energía eléctrica limpia, como la anguila o las avispas. La biomímesis es un conjunto metodológico que permite hacer las cosas inspirados en la manera como la naturaleza lo está haciendo desde hace milenios y también orienta una ética en la sostenibilidad. Hoy la biomímesis se suma como contribución y búsqueda para generar un mundo más sostenible y, en ese cometido, los principios de vida biomiméticos aparecen como fundamentales e inspiradores y se agregan al herramental fundamental para enfrentar los escenarios de cambio ante la crisis actual.
Estos principios de vida contribuyen a determinar, como en una lista de chequeo, qué tan sostenible es un diseño, y si es posible que encaje dentro de un espacio vital en la biosfera, pues son principios básicos que cumplen los seres vivos del planeta. Se constituye entonces en un elemento ético en el momento de diseñar productos y procesos que estarán en relación con lo humano y lo no humano, permitiendo ampliar los horizontes técnicos y tecnológicos que se nos ofrecen hoy como posibilidades en el tránsito hacia sociedades y escenarios de vida sostenibles.
En múltiples aspectos, las necesidades y problemas humanos están inmersos en una avalancha de retos sistémicos: la economía, la forma de nuestras organizaciones, la toma de decisiones de forma colectiva, el manejo de recursos y la ciclicidad de efectos y afectaciones. El mundo de lo social parece sobrepasar nuestra capacidad de diseñar para solucionar nuestro más grande reto: vivir juntos y junto a los otros y lo otro, en la tierra.
Superficialmente se ha supuesto una relación con la naturaleza basada en la extracción de recursos o datos, para los proyectos humanos. Pero no es así; como lo hemos estado estudiando en la Maestría Transdisciplinaria en Sistemas de Vida Sostenible (MATSVS) de la Universidad Externado de Colombia, los sistemas humanos tienen aún mucho que aprender desde la naturaleza, sobre ella y sobre sí mismos. Un primer impulso de querer inspirarnos de la naturaleza, para enfrentar el gran reto, nos lleva a pensar en animales sociales, parecidos o no a nosotros, como las hormigas o los chigüiros, pero este es sólo un primer nivel de aproximación a la biomímesis, hay más. Somos una especie única entre otras únicas, pero parecemos haber olvidado cómo vivir en relación con la tierra, la biomímesis contribuye a repensar y recordar, y recordar reconociendo el funcionamiento de la naturaleza a niveles más profundos.
La aplicación y emulación de los principios de vida biomiméticos y las estrategias naturales pueden contribuir a la construcción de formas organizacionales humanas capaces de desarrollar una mejor perdurabilidad en la biosfera. A eso lo denominamos innovación social bioinspirada y es un hilo de trabajo y construcción fundamental y fundante de la Maestría.
La innovación social bioinspirada comienza con diversos análisis sistémicos que incorporan entre otros elementos fundamentales, roles, relaciones e interacciones para entender-actuar el contexto en donde se llevará a cabo el diseño social. Luego se hace énfasis en “puntos de acupuntura” que según los criterios de diseño sean fundamentales para cumplir el objetivo que se visualiza. Tanto los elementos como los puntos requieren un criterio imprescindible: “poner la vida en el centro”. Reconocernos en dos niveles, en el diseño y nuestra propia funcionalidad: traducir, cuidar y compartir la biosfera. Desde allí se puede pasar a un momento de interrogar e interrogarse con la naturaleza sobre las soluciones a los retos y dificultades humanas en su carácter y entorno natural.
En este momento de crisis climática, social y económica el mejoramiento de los sistemas humanos pasa por una reubicación o una centralización del sentido de la vida misma en sus decisiones. Para esto deben promoverse los flujos de información, los sistemas de retroalimentación y las condiciones para la autoorganización, de tal manera que se adapten a las condiciones cambiantes. La evolución de las organizaciones estudiada por Frederic Laloux* apunta a que las organizaciones más evolucionadas no son ni jerárquicas, ni unidireccionales, sino organizaciones que se parecen más a los seres vivos. Este tipo de organizaciones humanas está comenzando a emerger en todo el mundo y la biomímesis es un elemento fundamental para su consolidación, desarrollo y extensión.
Una de nuestras apuestas fundamentales es contribuir al mejoramiento de estos sistemas y fomentar la capacidad evolutiva y de nuestras organizaciones y sistemas sociales adaptados al contexto local. Hoy en día es fundamental comprendernos como civilización y en tanto como especie para actuar de manera colectiva hacia los retos adaptativos que nos está presentando el cambio climático y el deterioro del entorno que habitamos y que afectan la economía y el buen vivir. Estos retos nos pertenecen a todos y nos afectan a todos. Se dice que tenemos a lo sumo 10 años para disminuir las emisiones de gases a efecto invernadero en un 50% si no queremos vivir catástrofes más grandes de las que ya se ven, como la ola de calor en Europa y las inundaciones en Canadá y Estados Unidos. En Colombia se habla menos de la crisis climática pero muchos servicios ecosistémicos están afectados y disminuidos drásticamente, uno de ellos es la polinización.
Las soluciones basadas en la naturaleza pueden fomentar los servicios ecosistémicos necesarios para la pervivencia de lo humano y lo no humano, pero esto requiere la toma de decisiones bioinspiradas y asertivas, que, poniendo la vida en el centro, posibiliten que lo técnico, tecnológico y científico se reconozcan en el funcionamiento del planeta y de la naturaleza que somos y habitamos, de la misma forma que lo hacen los machos alfa de los Caribúes cuando deciden guiar a la manada en la dirección que las hembras han percibido colectivamente en el ambiente.
*Frederic Laloux, 2014. Reinventing organizations. Ed. Nelson Parker. Bruselas.