“Es en los municipios en donde reside el poder de los pueblos libres”.
” Creo útiles las instituciones provinciales para todos los pueblos, pero ninguno me parece tener una necesidad más real de esas instituciones que aquel cuyo estado social es democrático”. Alexis de Tocqueville. La democracia en América.
Por Víctor Reyes Morris*
El asunto de construcción de Nación, que abocábamos en artículo anterior tiene otro elemento importante y es la mirada de las partes componentes como territorios diversos compuestos a su vez, no sólo de elementos geográficos físicos, sino ante todo de gentes y su respectiva cultura e historia. Nuestro país Colombia, es un país de regiones que tienen diversidad y si bien podríamos decir que se ha construido una identidad colombiana, la patria chica cuenta mucho en la propia construcción de Nación. En nuestra historia hubo primero regiones con independencias propias y constituciones regionales antes que construcción y constitución nacionales. La disputa histórica entre federalistas y centralistas, que algunos historiadores llamaron la “patria boba” no se resuelve sino casi al terminar el siglo XIX y a favor del centralismo, contrario a lo que ocurrió en los otros países latinoamericanos. Sin embargo, tanto los países en donde el federalismo se impuso han sido históricamente tan centralistas, como donde triunfó el centralismo. Pero, de nuevo mi intención, no es propiciar un debate histórico sino resaltar la cuestión regional en la necesidad de esa mirada a las regiones, sus asimetrías, desbalances y perspectivas.
Podríamos decir que si antes se impuso la mirada al Norte (réspice polum) ahora la mirada es hacia nosotros mismos, hacia nuestras regiones y afuera mejor “réspice similia” (o sea mirar a los semejantes). Ha habido a lo largo de nuestra historia muchos movimientos reivindicatorios de las regiones o provincias o los departamentos (al estilo francés como es en nuestro ordenamiento jurídico) inclusive se menciona que alguna vez en el siglo XIX el Estado de Antioquia pidió su anexión a Estados Unidos, como protesta contra el centralismo. Y en el siglo XX se dio un movimiento anti-centralista llamado “Antioquia Federal”. Lo que en el fondo hay es una percepción de esas asimetrías profundas entre regiones e inclusive al interior de las mismas. Son lo que algunos analistas y sociólogos han llamado el “colonialismo interno” (Fernando H. Cardoso, Antonio García, Pablo González Casanova, Orlando Fals Borda).
El centralismo ha sido una crítica constante desde las regiones. No siempre Bogotá fue la capital del país. Purificación en el Tolima, en 1814; Villa de Leyva y Tunja en 1812; Pore (Casanare) entre 1818-19; Cartagena entre 1819 y 21; Cartagena en 1850; Santafé de Antioquia en 1850; Ibagué en 1854; Medellín en 1870. Vicisitudes de la Guerra de Independencia y de las Guerras internas del Siglo XIX. Esto solo lo señalo para matizar el tema y quizás para abandonarlo en los términos tradicionales. No se trata de Bogotá versus el resto del país. Si ha habido centralismo y los funcionarios centrales (vengan de donde vinieran) siempre ejercen el poder de señalar lo que le conviene a los demás. Se impone una escucha activa de las regiones. Pero no se trata de repartir la “marrana” entre los que más pujen o amenacen sino hacer un sano ejercicio de equidad y oportunidades. Sin cálculo político oportunista o populismo. No podemos mantener tantas asimetrías, tanto tiempo que más bien se profundizan y tanto daño hacen.
Desde luego ha habido procesos descentralizadores en Colombia. Uno de ellos fue la elección de Alcaldes y posteriormente la de Gobernadores. Importante que la Constitución de 1991 reconociera a todas las regiones su status de Departamento. Pero de alguna manera este proceso de descentralización no ha sido debidamente acompañado, a partir de la definición de la asignación de competencias y la transferencia de recursos. No existe una institución del Estado Central para acompañar, asesorar, capacitar, hacer coaching administrativo a los Entes territoriales. Esa función se la signaron a la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP) pero ella ante todo es una universidad, que le hace unos cursos a las autoridades territoriales una vez electas. Seguramente con una gran limitación de recursos. ¿Así como pueden surgir simplemente capacidades de gestión? Seguramente en las regiones hay gente muy capaz, pero hay desigualdades y en todas no se da de lo mismo espontáneamente.
Descentralizar verdaderamente significa rediseñar el Estado. Aplicando un principio que ya señalaba Tocqueville en su Democracia en América, que lo que no pueda hacer el municipio, que lo haga el Departamento y lo que no pueda hacer el Departamento que lo haga la Nación. Así se invierte el concepto tradicional que todo lo haga el Estado Central y los demás órdenes territoriales acatan. Se trata de pensar un Estado Moderno del siglo XXI, sin la concentración de poder de las autocracias, un poder difuminado en muchas instancias que saben que hacer y no se “pasan la pelota” para no resolver. Un Estado próximo al ciudadano y a su servicio y no al revés.
Vivimos dramas en donde no solo ocurre lo que mencionábamos de colonialismo interno sino de “enclaves coloniales”, o sea un sistema de explotación de recursos en donde no hay beneficio alguno para la comunidad que lo rodea. Es como si estuviéramos hablando de Buenaventura. El puerto, cuya actividad es de las mayores de Colombia (15% de la actividad portuaria), está rodeado de una comunidad llena de necesidades y con niveles de pobreza altísimo y con unos niveles de violencia alarmantes y es uno de los puertos marítimos más importantes de Colombia y si ahí suceden tales cosas, que no podemos entender cómo pasan. Y se firman pactos de recursos gubernamentales, productos de paros cívicos y protestas, para mejorar las condiciones de vida de las comunidades aferentes y todo sigue igual …no se ve por ningún lado la buena ventura. –
La democracia local y territorial, no es una utopía sino un proceso que debe darse para no fracasar como Estado, para llegar a los ciudadanos y contar con ellos, no solo para usarlos como “carne de urna”, sino para hacerlos participes de sus propios destinos. Si bien hay distintos tipos de municipios, categorías dice la ley (por población y otros criterios); por vocación: mineros, ganaderos, agrícolas, turísticos, artesanales, pesqueros, portuarios, petroleros, etc. Hay necesidad de otorgarles a Municipios, Departamentos y Regiones verdaderas y especificas competencias, con el debido asesoramiento y apoyo técnico y asignar los correspondientes recursos, más que vigilancia. –
Doctor en Sociología.
Profesor U.N.