Durante los últimos 20 años, el crecimiento del internet ha modificado enormemente la manera de aprendizaje de las personas. Antiguamente un estudiante común aprendía, de memoria, una gran cantidad de datos y técnicas. Sin embargo, en nuestros días, la disponibilidad de información que nos brinda internet hace que necesitemos cada vez menos de resolver, por nosotros mismos, problemas que consistían en tareas usuales para las personas de generaciones pasadas. Esto, para muchos, ha atrofiado la inteligencia de las nuevas generaciones.

Internet aún se encuentra en sus primeros años y las opiniones están divididas con respecto su efecto a largo plazo en nuestras vidas. Aunque los test de coeficiente intelectual generan polémica y posiblemente no sean apropiados para medir la inteligencia, en la mayoría de países del mundo, la realidad podría ser todo lo contrario a lo que nuestros padres piensan: nuestra generación es más inteligente que las anteriores. Sin embargo, parece que en algunos países desarrollados como Australia e Inglaterra, los jóvenes parecen ser menos inteligentes. Las causas, por ahora, no son del todo claras.
Utilizamos un computador o un Smartphone cada vez para más cosas. Desde comunicarnos con personas de todo el mundo, buscar y compartir música y entretenimiento, hasta para investigar y producir información. Tener la posibilidad de hacer tantas tareas a la vez y disponer de tantas posibilidades, nos expone a una distracción constante. Sólo es ver, por ejemplo, la cantidad de pestañas que tiene usted ahora abiertas en su navegador de internet para ver que con esta herramienta, estamos empezando tareas muchas veces sin terminarlas o haciéndolas mal.
Como resultado, posiblemente, nos estamos volviendo cada vez más superficiales al conocimiento como fue observado por el experto estadounidense Nicholas Carr en su libro “The shallows: What the Internet Is Doing to Our Brains”. Según su hipótesis, el uso continuo de internet podría afectar la capacidad de concentración y contemplación, redundando en dificultades de memorizar y manejar información. Podemos darnos cuenta de esta idea al ver que cada vez preferimos leer documentos más pequeños sin ideas copletamente estructuradas. Cada vez estamos haciendo más tareas a la vez en nuestro computador y aunque pensemos que podemos ser buenos realizando varias tareas a la vez, algunos estudios indican que es menos efectivo que realizar cada cosa separadamente a su tiempo.
Como herramienta, internet puede modificar en gran medida la forma en la que las personas analizan su entorno. El cerebro, de la misma manera en la que lo hace con el resto de herramientas, puede tratar al internet como una parte adicional del cuerpo. Por ejemplo, se sabe que los jugadores de tenis expertos pueden considerar que su brazo es más largo que lo que realmente es, ya que están acostumbrados a pensar que el extremo de este se ubica en la raqueta. De esa manera, sin necesitad de memorizar exactamente los hechos al tener internet a la mano, nuestro cerebro en vez de memorizar, aprenderá a usar el internet como una parte adicional del cuerpo que le permite encontrar datos y descubrir nuevas formas de pensar, todo esto, de una manera más sencilla. El proceso es análogo a realizar operaciones matemáticas, aunque puede hacerse mentalmente, apoyandose de lápiz y cuaderno para estructurar mejor las ideas. No nos volvemos menos inteligentes, simplemente el uso de internet requiere otro tipo de habilidades totalmente diferentes a las que aprendieron nuestros padres.

Internet, indudablemente, nos permite mejorar muchos procesos que anteriormente demoraban mucho tiempo. Escribir un artículo como este, sin internet demandaba búsqueda bibliográfica extensa o llamadas directas a expertos que hoy por hoy pueden ser obviados al tener toda la información disponible en la red. Permitir la interconexión de ideas hace que una sociedad progrese más rápido que tener varios individuos muy inteligentes aislados. De esa manera, todo depende del uso que le demos. Si disponemos, en la red, de una gran cantidad de herramientas para responder nuestras preguntas y no hacemos el esfuerzo por utilizarlas, no nos haremos más o menos inteligentes; nos mantendremos menos inteligentes. Somos nosotros mismos quienes hacemos esta elección. Como decía el tío Ben: Un gran poder conlleva una gran responsabilidad.