La vaca esférica

Publicado el eltrinador

Colombia, tierra de descubrimientos latentes.

Corría el siglo XVI y un grupo de aventureros españoles se adentraban en las inhóspitas selvas del Darién buscando el ansiado oro que las leyendas locales auguraban. Al llegar al río Pinto, en lo que hoy es la jurisdicción del municipio de Nóvita en Chocó, se dieron cuenta que sus arenas contenían trozos de un metal parecido a la plata y lo llamaron “platina del Pinto” que significa pequeña plata del río Pinto. Algunas muestras llegaron a Europa donde en 1557 fueron estudiadas por el italiano Julius Caesar Scanliger dándose cuenta de que esa platina posiblemente no correspondía a Plata.

Las dudas siguieron pero la química para ese entonces, apenas daba sus primeros pasos y se tuvo que esperar casi doscientos años a que la platina del Pinto fuese reconocida como un elemento químico nuevo. A partir de una parte de esas mismas muestras pero que por causa del comercio llegó a Jamaica, el científico inglés William Brownrigg reportó, en 1750, a la Royal Society, máxima organización científica de Inglaterra, que lo encontrado en Colombia correspondía, efectivamente, a un nuevo elemento químico. Lo llamó, Platino.

Hoy por hoy, el Platino es muy usado en la industria de joyas además de ser uno de los catalizadores más importantes de la industria química. Un catalizador acelera reacciones químicas y en el caso del Platino, entre muchos otros casos, es usado en los tubos de escape para favorecer la combustión de residuos contaminantes de la gasolina que no fueron quemados en el motor. Así, el Platino ayuda a producir gases no tóxicos como agua y dióxido de Carbono ayudando a reducir las nubes de contaminación en muchas ciudades alrededor del mundo.

Casos como este muestran que Colombia tiene un gran potencial en lo que se refiere a descubrimientos científicos. Por ejemplo, muchos compuestos orgánicos podrían encontrarse latentes a la espera de ser descubiertos en plantas o animales. La riqueza en biodiversidad de Colombia es sin duda de las mayores del mundo y son en sustancias descubiertas en plantas y animales que la medicina farmacéutica y la industria química en general están cimentadas.

Estos descubrimientos, sin embargo, no llegan solos y para que ellos sean traducidos en beneficio para la sociedad, el camino es largo. El primer paso es invertir en el desarrollo y aprovechamiento del capital humano por parte del gobierno. Lo que sigue no es fácil pues este tipo de descubrimientos necesitan, actualmente, miles de millones de dólares para convertirse en un producto útil, invertidos principalmente por iniciativas privadas. Colombia aún está lejos de tener un sector público y sectores privados con la voluntad y el dinero suficientes para invertir semejantes cantidades en investigación pero tenemos lo más importante: el potencial.

Comentarios