La Sinfonía del Pedal

Publicado el César Augusto Penagos Collazos

Bogotá – Vergara – Bogotá, una ruta para osados

Cundinamarca es un manantial de rutas de ciclismo. En cada una de sus 15 provincias, los aficionados tienen para escoger trazados planos, con repechos y de alta montaña. En esta ocasión, las andanzas de la Sinfonía del Pedal conectaron a Bogotá con Vergara, un trayecto de mayor exigencia.

Bogotá, 9 de febrero de 2021. Los ciclistas siempre estamos buscando ir más allá de nuestros límites. La mayoría empezamos pedaleando trayectos cortos, de la casa al trabajo, en bicicletas normales y con ropa de calle y, de repente nos vemos buscando la gloria con atuendos sofisticados, en puertos de montaña de primera categoría.

Ese ánimo de poner la ‘cerca’ un poco más allá, le permitió a la Sinfonía del Pedal experimentar una nueva ruta que conecta a la sabana de Bogotá con la provincia del Gualivá. En vista de que La Vega se ha convertido en un destino común ¿Por qué no andar unos kilómetros más allá, hasta Vergara, por ejemplo?

A la larga, se trata de romper rutinas y abrirse paso a nuevos destinos. Lo más seguro es que el miedo a la exploración nos esté quitando la alegría conocer diferentes o mejores destinos.

Vamos pa’ Vergara

Parque del municipio de Nocaima

El desvío a Vergara queda a ocho kilómetros de la Vega, sobre la vía nacional que comunica a Bogotá con Villeta. La señalización indica que a la derecha están los municipios de Nocaima y Nimaima. Desde el cruce de la Autopista, hasta el parque del municipio de Nocaima, hay 3.8 kilómetros al 5.8% de dificultad promedio.

Tras surtir las calles rugosas de ese municipio ubicado a 1100 metros sobre el nivel del mar, la carretera incrementa considerablemente los porcentajes de dificultad. Al mismo tiempo, los pastizales y la hojarasca, con su característico olor a tierra seca, hacen la calle de honor.

Un puerto único

Diana Melo pedalea una de las últimas herraduras hacia Vergara

El Alto de Vergara tiene nueve kilómetros al 5.6%, repartidos así: Los primeros dos kilómetros conectan con una primera herradura a la derecha, donde la vía se bifurca hacia Nimaima y Vergara, con una exigencia del 8.6%, promedio y rampas del 10, 11, 12 y hasta el 15%. Es obligación bajar el plato y subir piñones.

Acto seguido, aparece un kilómetro que termina en la escuela de Altomira, al 9.5% de dificultad. En este sector hay una hermosa herradura a la izquierda, un lugar perfecto para tomar las mejores fotografías de los pedalistas.

Rampa dura con una inclinación máxima del 18%

Tras esos primeros tres kilómetros, sigue un breve descanso de 900 metros, travesía que nos permite tomar aire para escalar la segunda mitad del puerto, que cuenta con otra herradura ejemplar a la izquierda, con unos cuantos metros al 18%. ¡Hermosura!

No hay que dejarse engañar con la valla que nos da la bienvenida a Vergara, porque aún nos quedan kilómetro y medio, hasta el punto más alto. Es un trozo de carretera al 7.4% de dificultad promedio con máximas que oscilan entre el 10% y el 16%. Desde el Alto, hasta la plaza del municipio, hay 4 kilómetros de bajada.

Un ícono en Vergara

David Tirana en el mural de Daniel Felipe Martínez

Además de lo narrado, hay un detalle que hace único este viaje, pues en una de las empinadísimas calles de Vergara, se encuentra un mural en homenaje al ciclista colombiano, Daniel Felipe Martínez, campeón de la Critérium Dauphiné 2020, bicampeón nacional de contrarreloj 2019-2020 e integrante del equipo INEOS.

La pintura es autoría del artista Aldemar Marín, quien se ha especializado en retratar a los ciclistas colombianos más famosos de los últimos años. El dibujo gigantesco perpetuó al escarabajo en una posición aerodinámica sobre una bicicleta de contrarreloj.

Para la Sinfonía del Pedal fue un placer visitar dicha obra, dado que a finales del año pasado hicimos una ruta por los inmensos retratos de Esteban Cháves, en Tenjo y de Egan Bernal, en Zipaquirá, obras del muralista, Emerson Cáceres, más conocido como ‘Cacerolo’.

El duro regreso a Bogotá

Julián Bernal, Diana Melo, César Penagos, Johanna Hernández, Oralinda Beltrán, David Triana, Guillermo Pinillos y John Gutiérrez

Como dijo Rigoberto Urán, ya habíamos hecho los más difícil y sólo nos faltaba lo más complicado. El regreso lo emprendimos al mediodía y pasada una hora habíamos conectado con la vía nacional, nuevamente, donde la temperatura bordeaba los 32 grados centígrados.

Los ocho exploradores sabíamos que para salir victoriosos, no había otra sino regular el paso, pues la energía y la fortaleza nos tenían que alcanzar hasta el Alto del Vino, el cual nos esperaba a 35 kilómetros de distancia. ¡Una monstruosidad!

Fue inevitable que el grupo se desgranara a medida que aparecieron las primeras y como es costumbre, cada uno avanzó al paso que más le convenía. Algunos pararon a proveerse de líquido y comida, mientras otros la batallaron sin parar hasta el final.

César Penagos y Julián Bernal en los últimos kilómetros de regreso al Alto del Vino

Independientemente del nivel de los participantes, todos pasamos apuros en segmentos exigentes como el sector de Minas, la llegada al pueblito El Vino y los subsiguientes y últimos tres kilómetros.

Pasada las cuatro de la tarde llegamos los primeros sobrevivientes, mientras el resto administraba fuerzas para completar los 3500 metros de desnivel. Como si fuera poco, una lluvia intensa nos acompañó, desde el Alto del Vino, hasta Bogotá. Llegamos cuando reinaba la noche.

Todos felices

Guillermo Pinillos

“Es imposible escapar al implacable sufrimiento, en el tramo Nocaima-Vergara, pero también de la alegría y satisfacción de explorar nuevos lugares montados en una bicicleta. Toda la ruta es un trazado hermoso, que nos permitió vivir momentos inolvidables…la recomiendo 100%”, expresó Guillermo Pinillos, integrante de la Sinfonía del Pedal.

Oralinda Beltrán

“Me sentí muy contenta, los felicito por integrar a las personas nuevas; el grupo de la Sinfonía del Pedal es muy humanitario”, aseguró Oralinda Beltrán, ciclista destacada del club CicloFontibón y unas de las integrantes del grupo explorador.

Johanna Hernández y John Gutiérrez

“No estamos acostumbrados a tanto kilometraje, por eso paramos un par de veces a comer y renovar energías, además pinchamos y eso nos quitó tiempo”, recordó Johanna Hernández.

“Felices de participar con la Sinfonía del Pedal en este reto, en ningún momento flaqueamos y la compañía de ustedes es muy gratificante. De esta manera estrechamos lazos de fraternidad”, destacó John Gutiérrez, quien siempre alentó a su esposa, Johanna Hernández.

Participantes:

Oralinda Beltrán, Johanna Hernández, Diana Melo, John Gutiérrez, David Triana, Guillermo Pinillos, Julián Bernal y César Penagos

Agradecimiento especial:

Esta exploración contó con el acompañamiento motorizado que presta la Sinfonía del Pedal, a cargo en esta ocasión, de Fabio Enrique Penagos.

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Escrito por César Augusto Penagos Collazos

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