La Sinfonía del Pedal

Publicado el César Augusto Penagos Collazos

Soy feliz, soy ciclista

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La felicidad es movimiento, la quietud es una tortura de la que siempre quiero escapar. Sé que voy despacio, pero más contento. Los límites de mis viajes son proporcionales al tamaño de mis sueños; éstos son el combustible de mi cuerpo. A pesar de que la bici sólo tiene dos ruedas, en ella avanzo libre por ciudades y pueblos.

Muy temprano me levanto a montar en bici y por eso, cuando muchos apenas se despegan de sus camas, ya soy feliz viendo la victoria de la luz sobre la oscuridad, tanto en los días secos como en los de lluvia. Si madrugamos para ir a estudiar o al trabajo ¿por qué no hacerlo para practicar lo que verdaderamente nos gusta? Dicha disyuntiva me motiva cada vez que mi voluntad flaquea.

¡Soy feliz, soy ciclista!

El canto de los pájaros es la sinfonía que más me gusta, es un concierto que inicia con la aurora y su entrada es gratuita. Cual ave migratoria, en manada o solitaria, voy cada vez más lejos, gracias a mis avances de aficionado. Nuevos caminos y paisajes casi siempre asombrosos, me conectan con un país hasta ese momento desconocido.

El sabor de mi sudor es una muestra de que estoy vivo de verdad, pues el corazón palpita. Esas corrientes salobres que se descuelgan por mi rostro, me indican un buen trabajo y el vigor de mi cuerpo. La mente se cultiva tras horas de completo silencio y meditación sobre ruedas. Cuerpo y mente ¡Qué más puedo pedir!

¡Soy feliz, soy ciclista!

A pesar de que en medio de autos y motos no soy un ícono del consumo, con mi pedaleo soy parte de la solución a los problemas de un mundo motorizado. ¡Llegar tarde al trabajo, es tiempo pasado! Sobre el sillín de mi ‘burra’ doy mi lucha por el medio ambiente, pues evito el gas carbónico que acorta nuestras vidas.

Cada giro del plato de mi bici es un avance hacia la buena salud: gripas, resfriados y fiebres también son vagos recuerdos. Así, una cosa con otra, el ‘caballito’ de acero, aluminio o carbono, puede cambiar vidas.

La Ciclovía es un río caudaloso de amantes a la actividad física en el que me sumerjo con los pulmones llenos de aire. En los días de rutina, ciclorrutas y bicicarriles son caminos exclusivos que lentamente van mordiendo terreno para los ciclistas. ¡Soñamos con un mundo en el que el pedaleo sea símbolo de progreso!

Soy un Quijote sin mancha…

Sancho y los vientos…

Soy un héroe sin fama

Un general sin ejército

¡Soy feliz, soy ciclista!

 

Por: César Augusto Penagos Collazos

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