En el proceso de preparación para enfrentar un gran reto como Letras, La Línea, es preferible escoger una ruta de entrenamiento con un desnivel alto, a una con muchos kilómetros. Guateque es un destino ciclístico de los mejores.
Bogotá, 11 de noviembre de 2021. El Valle de Tenza fue uno de los escenarios de nuestra última ruta de preparación para ‘conquistar’ nuevamente el Alto de Letras. Desde nuestro ‘aventón’ a Manta, nos había quedado sembrada la semilla de la curiosidad sobre el reto que suponía seguir por la carretera principal, hasta Guateque.
El trazado seleccionado fue Sesquilé – Alto del Sisga, Machetá – Guateque – Machetá – Alto del Sisga – Sesquilé. A pesar de que el kilometraje apenas sumaba 111 kilómetros, su desnivel marcaba 2438 metros, es decir, una salida corta pero sustanciosa.

El primer reto apareció casi que de inmediato. El Alto del Sisga tiene 6.3 kilómetros al 4.2% de dificultad promedio, según la aplicación Strava. Es un puerto engañoso, porque su poca exigencia, al inicio, empuja a los ciclistas a forzar más de la cuenta. Por ello es común, encontrar a muchos pedalistas tomando un segundo o tercer respiro en la mitad de la cuesta.
Tras la extensa bajada, desde el Alto del Sisga, hasta el Río Manta, el grupo surtió los ocho kilómetros de ascenso que serpentean hacia lo alto por entre montañas escarpadas e imponentes, que nos insinúa un muy lejano pasado gobernado por el agua. El segundo reto del día.

“Nos encontramos con las imponentes montañas del Valle de Tenza, dónde se encuentra el norte de Cundinamarca con el sur de Boyacá; un municipio, Guateque, que nos recibió con un «siga sumercé» y con un clima espectacular”, destacó Leandro Ayala.

“La ruta es muy bonita, Cundinamarca tiene unos paisajes preciosos que uno a veces ignora o no conoce. Las montañas son una belleza, el río al lado motiva mucho, la vista hacia los barrancos, las curvas, los cambios de clima (de húmedo y cálido a casi páramo)”, reforzó Michael Arias.
El regreso…
“Hay que ahorrar para el regreso”, fue el consejo repetido por enésima vez. Una ‘bala’ al aire, pues la temperatura de la sangre y los deseos competitivos, muchas veces, no nos permiten la moderación.
Ese retorno nos esperaba con un verdadero puerto de montaña de 25 kilómetros, contados a partir del Río Machetá y el ‘Alto’ de nombre desconocido, donde termina el ascenso continuo. Son 1157 metros de desnivel al 4.6% de dificultad, con varias rampas de doble dígito.
“Mi interés estuvo en encontrarme conmigo mismo, poner en práctica lo aprendido en estos meses, creer en mi propio paso. Las sensaciones y aprendizajes durante esta ruta fueron de un valor inconmensurable”, puntualizó Juan Esteban Santamaría.
Un remate con mucho sol
A decir verdad, no deseábamos la lluvia y por fortuna contamos con clima seco todo el tiempo. Pero, a varios les pasó factura la deshidratación debido a la intensidad del sol y el gran esfuerzo desarrollado en cada pedalazo. Lo anterior, a pesar de la asistencia constante de La Sinfonía del Pedal, que abasteció a los ciclistas durante el camino.
No obstante, luego de terminar la subida larga de 25 kilómetros, aún quedaban seis kilómetros de travesía y repecho, hasta el cruce con la Autopista Norte. Pero más aún, había que subir ese doloroso Alto del Sisga por su lado corto de 2.3 kilómetros al 5.2%. Y es ahí, en ese segmento, donde uno sabe de qué está hecho.
Por su puesto, es una delicia dejarse llevar en la bajada que conecta con el municipio de Sesquilé, inicio y fin de nuestra aventura. Los aficionados, si lo desean, pueden alargar la ruta y hacer 200 kilómetros, hasta Bogotá.
Nota: la salida fue el domingo 8 de agosto de 2021.
ALBUM GUATEQUE – KATERINE SUÁREZ FOTOGRAFÍA
Escrito por: César Augusto Penagos Collazos
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