La Sinfonía del Pedal

Publicado el César Augusto Penagos Collazos

Chingaza, un entrenadero de lujo

El ciclismo nos conecta con el misterio, cada vez que ascendemos donde aún habita el silencio, la exuberancia de la naturaleza y las huellas de las comunidades indígenas que rendían cultos en estos lugares. Chingaza es uno de estos sitios.

Bogotá, 22 de diciembre de 2020. El Páramo de Chingaza está a la vuelta de la esquina. Su magia misteriosa de cuchillas afiliadas y frailejones es uno de los lugares más hermosos en los alrededores de Bogotá, un santuario de flora y fauna del que nos hemos privado por la seguridad de hacer las mismas rutas y la falta de cierto espíritu explorador.

Con esa premisa nos aventuramos a conocer esta parte de la cordillera oriental, con el fin de completar nuestros mapas de ciclistas aficionados, pues en el transcurso del año visitamos Sumapaz (3750 msnm), Boquerón (3200 msnm), el Verjón (3400 mnsn) y la Cuchilla (3300 msnm), todos ubicados en la periferia de la capital colombiana.

La ruta…

Chingaza es un trazado para bicicletas de montaña, preferiblemente. Al salir de la Calera, con destino hacia Sopó, los ciclistas desvían hacia las ruinas de la cementera Samper, la primera en Colombia construida en 1933 y clausurada en 1999.

En ese punto, los pedalistas desvían hacia la izquierda por la vía Santa Elena – Chingaza, una carretera destapada en muy buenas condiciones. Los deportistas y visitantes en general deben seguir el camino principal sin desviarse so pena de perder el rumbo.

Según la aplicación Strava, el segmento principal es de 11 kilómetros, entre las ruinas mencionadas y las vallas que nos dan la bienvenida al Parque. Dicho segmento, tiene algunas rampas de doble dígito al inicio, un anuncio de lo está por venir: curvas entre el 6% y el 8%.

Muy rápidamente, a medida que los exploradores ganan altura, el paisaje se abre a su izquierda permitiéndoles apreciar esa colcha de retazos de todas las gamas del verde, algunas casas de campo y la diminuta población de La Calera. Continuamente pasan camionetas que levantan pequeñas ráfagas de polvo, en época de verano.

Si bien la carretera da un respiro en el kilómetro seis, ésta se vuelve a empinar hasta el final, un trecho agónico para los que están faltos de entrenamiento. Antes de coronar los 3.500 metros sobre el nivel del mar, aparecen una rocas inmensas y coloradas.

Piedras Gordas…

Piedras Gordas, el Centro Administrativo del Parque Natural Chingaza está a ocho kilómetros, desde la cumbre donde termina el segmento de 11 kilómetros (Samper – Chingaza). En ese tramo se alcanza el punto más alto del recorrido: 3570 metros de altitud.

Posteriormente, viene una extensa bajada en la que se aprecian los bosques de frailejones y las montañas peladas y filudas. La vía serpentea a lo lejos, indicándonos que aún hay otro repecho para surtir.

Finalmente, un descenso conecta con el Centro Administrativo. De ahí en adelante es zona protegida y quienes quieran seguir, deben contar con una reserva que realiza a través de la página: https://www.parquesnacionales.gov.co/portal/es/ecoturismo/region-amazonia-y-orinoquia/parque-nacional-natural-chingaza/

Regreso por Patios

Nuestra experiencia estuvo llena de mucha exigencia, por cuanto fuimos y regresamos por Patios. Con esta variante, la salida de apenas 120 kilómetros marca 2200 metros de elevación. Con el desgaste que traíamos, en el Alto del Cable y Teusacá tuvimos que aplicar toda nuestra experiencia de años para llegar a la meta.

Historia de Chingaza

“El PNN Chingaza fue creado mediante resolución N° 154 de 1977. Fue parte del territorio de los Chibchas o Muiscas. Las lagunas de Siecha y Chingaza fueron dos de las lagunas de las montañas de Cundinamarca que eran santuarios o sitios de devoción donde los indígenas realizaban peregrinaciones y festejos y depositaban ofrendas. Para los jóvenes indígenas era un gran honor morir en las peregrinaciones que realizaban de las elevadas montañas de esta fría región.

“Para la cultura Muisca la Laguna Sagrada de Siecha era un adoratorio donde rendían tributo a la vida y a la fertilidad. Siecha significa dios-varón, por eso es probable que la laguna fuera escenario para la Leyenda de El Dorado, junto con la Laguna de Guatavita. Esto ha provocado la intromisión de varios grupos de guaqueros en la laguna durante los dos últimos siglos, antes de entrar a formar parte del Parque”. (Tomado de la página https://humedalesbogota.com/paramo-de-chingaza/)

Participantes:

David Tirana, Guillermo Pinillos, Julián Bernal, René Velásquez, Nelson Gómez, Pablo Gómez, Cristian Guerrero y César A. Penagos Collazos

Escrito por: César Augusto Penagos Collazos

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