Amor, palabra muy gastada, todo el mundo habla del amor, todo el mundo le canta al amor, todo el mundo dice que ama, pero ¿realmente el ser humano es consciente de lo que significa esa pequeña palabra de sólo cuatro letras?
Veamos: El amor verdadero sale del interior del ser, generalmente el amor sale de la mente, de los pensamientos, por la boca y allí se esfuma. Cuando el amor sale del interior es lo único que tiene importancia, pero dado con conciencia, es decir con los cinco sentidos (o mejor con los seis sentidos, si agregamos la intuición).
La devoción, por lo que significa y encierra para el hombre, es la forma más pura y suprema de amor que una persona puede experimentar en su vida.
La primera y única condición del amor es la libertad. -Libertad es un poder inmanente al sujeto, en orden a su realización, que puede definirse como la capacidad de decidirse o autodeterminarse-. Y pensemos lo difícil que es dar amor con libertad. Decimos: ‘Yo te amo, pero…’ y ya dejó de ser amor, porque hemos puesto una barrera quitando esa única condición que tiene el amor, que es la libertad. El amor no tiene condiciones, no podemos atar el amor a nada, el amor simplemente es eso: ‘amor’. Amor es armonía, todo sale del amor.
Aprendamos a amar, convirtámonos en grandes amantes. ¿Y cuál es el requisito? Simplemente que siempre estemos dispuestos a dar amor y no nos preocupemos si nos lo devuelven o no. Aunque el equilibrio y la naturaleza de las cosas siempre nos lo devolverá.
La primera lección es no pedir amor, simplemente demos amor; demos siempre amor. No pensemos que debemos recibir amor o que debemos dar amor con la idea de que el amor vuelva a nosotros. No volvamos el amor un negocio. Compartamos libremente.
El amor trae consigo su propia felicidad intrínseca, sucede cuando amamos, No hay necesidad de esperar el resultado. Simplemente empecemos a amar. Poco a poco veremos que mucho más amor vuelve a nosotros. Únicamente amando llegaremos a saber lo que es el amor.
No perdamos ninguna oportunidad para amar, al caminar por la calle podemos ser amorosos, con un mendigo podemos ser amorosos. No es necesario que tengamos que darle algo; podemos simplemente sonreír, no cuesta nada, pero una sonrisa abre nuestro corazón.
Cuando tomamos con amor a alguien de la mano no esperemos que esa persona responda con el mismo grado de amor, pero nuestro corazón comenzará a florecer. Tenemos la falsa impresión que todo el mundo sabe amar, no es tan sencillo, ese potencial de amar que tenemos debemos potenciarlo entrenándonos.
El amor no es pasión, el amor no es emoción. El amor es una profunda comprensión de que alguien, de alguna manera, es nuestro complemento. El amor nos da libertad para ser nosotros mismos; no para poseer a alguien ni para que ese alguien nos posea.
El amor es capaz de soportar necesidades, angustias y alegrías porque todas esas cosas son desafíos que el amor vence y a su vez se fortalece, porque el amor es un estado de conciencia. El amor se entrega por la sola alegría de darlo y cuando esto sucede irradia y trasciende su belleza superando miles de gozos vividos.
Así que nunca confundamos el amor con alguna otra cosa. Si el amor es realmente amor… Si con sólo estar en presencia del otro sentimos felicidad, si con sólo estar juntos nos sentimos en éxtasis, si la sola presencia del otro llena profundamente nuestro corazón… comienza a cantar nuestro corazón, entramos en armonía, nos invade la serenidad, la paz, el regocijo, nos centramos, entonces, eso es amor.
Anhelamos amor, pero si no abandonamos el ego, nunca lo obtendremos. El estado de amor no se entrega a nadie en particular, simplemente se ama, se irradia, podemos decir que somos amor, que irradiamos amor. Si no experimentamos el amor, no experimentamos la vida, perdemos nuestra vida.
Si nuestro amor es solamente atracción sexual está destinado a desaparecer en poco tiempo. Nunca pensemos que el sexo es amor no nos engañemos ni engañemos a los demás.
Amor es entregarse sin esperar nada a cambio, no se cambia por nada, no se compra ni se vende, pero no solamente por dinero, no se compra ni se vende, ni por influencias, ni por comida, ni por sentirnos bien, o hacer sentir bien a otros, ni por cosas, ni por nada.
Donde hay amor, amor verdadero, cuando entregamos todo sin pedir nada a cambio, cuando amamos a los demás como a nosotros mismos, no hay deseos y por eso no existe ningún miedo. Si se ama de verdad a un amigo, podríamos decirle sinceramente: ‘Te quiero como eres y no como yo quisiera que fueras, y así te quiero, sin miedo a que me faltes o a que no me quieras’.
Con amor los problemas se hacen muy pequeños y las penas se acaban, todos los seres son nuestros amigos, no consideramos a nadie ni por encima ni por debajo de nosotros, todos son nuestros iguales, este respetuoso sentido de la igualdad y la amistad se traduce en un sentido pleno de la libertad, así es el amor.
Debemos amar a todos los seres ofreciendo libertad, ofreciendo confianza, queriendo que las personas que amamos sean felices y ellas serán felices si hacen lo que ellas quieren y no lo que nosotros queremos, lo contrario es egoísmo. Esto es muy difícil de lograr porque nunca nos lo han enseñado y para muchas personas, esto es estar loco, pero así es el amor… amor.
Por supuesto que debemos amar a nuestros padres, a nuestros hijos, a nuestro esposo o esposa, pero también debemos amar al niño de la calle, al desconocido, al mendigo, al enemigo, al ladrón, al asesino y a todo el mundo, sin tener en cuenta sexo, religión, color, ni posición social.
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Proponemos una pequeña práctica: Pensemos primero quien es la persona que cada uno de nosotros ama, respeta, escucha, y acata. Tengamos esto bien claro; puede ser nuestra madre o padre, nuestro jefe, el presidente de la República, nuestro guía espiritual o la persona que cada uno de nosotros decida.
Después, cuando hablemos con todas las personas con quienes tratamos a diario, visualicemos que estamos hablando con esa persona que tanto amamos y tratemos a todos como si todos fueran esa persona.
Practiquemos esta pequeña técnica todos los días, con todas las personas que conocemos y también con las personas que no conocemos. Con esto lograremos una perfecta armonía con todas las personas, irradiando amor y contagiándolas del mismo.
Texto: Dhyanamurti
Edición: Vilma V.
