Debo confesar que, como muchos, quedé completamente espantado después de haber leído el análisis publicado en la pasada edición de la revista Semana sobre la corrupción en la contratación pública del país. Ya sé: “eso ya se sabía” pero, aún así, no me dejó de erizar la piel el recordar las cifras y dimensiones del problema. El presidente Santos tiene que darle total prioridad a este asunto porque la contratación pública con participación de privados es un modelo de desarrollo completamente necesario para el país pero que nos va a desangrar si no lo controlamos y regulamos mejor.
Sólo a modo de recuerdo permítanme repasar algunas de las cifras publicadas por Semana: 63 de cada 100 colombianos creen que en materia de corrupción las cosas van por mal camino, el 88% de ejecutivos del país opinan que la exposición de sus empresas al soborno se está incrementando, hay algo así como 30.000 funcionarios públicos que están siendo investigados por la Procuraduría por casos de corrupción entre los que se encuentran 32 gobernadores de los cuales varios ya han sido destituidos y suspendidos. Por otro lado, la Contraloría está investigando la pérdida de 42 billones de pesos con el vago resultado de haber podido recuperar apenas el 1% de los recursos.
Pero quizás lo más increíble de todo está en las adiciones a los contratos de obra que celebró el anterior gobierno: se firmaron concesiones con privados para hacer obras por 6 billones de pesos y luego se hicieron adiciones, léase bien, por 6.5 billones. Dicho de otra forma, los proponentes, que curiosamente resultaban ser los mismos varias veces, ofrecían hacer las obras por un valor muy bajo para ganar la concesión y después iban pidiendo adiciones que el gobierno nunca se negó a conceder.
El control y el lograr ponerle freno a esta feria de ladrones, entonces, es completamente fundamental para el país. No solamente porque es un delito sino también porque, con el retraso que tiene el país en términos de infrastuctura, se necesiten miles de millones de dólares de inversión con los que el gobierno no cuenta y que, creo yo, pueden y deben provenir de inversión privada. El problema no está en la idea conceptual de contar con participación privada en el desarrollo de proyectos sino en el control y la forma como estamos vinculando a éstas al desarrollo de la nación.
Ahora bien, ¿Qué hacemos? No es tarea fácil y creo que se deben tomar medidas agresivas y de fondo que tengan efecto real. En términos generales, hablaría de 5 campos principales en los que hay que trabajar urgentemente: 1. El marco jurídico de contratación debe ser claro, justo y sencillo. El marco jurídico de contratación estatal es confuso y deja miles de interrogantes para cualquier persona además de que le otorga unas potestades gigantescas a los mandatarios locales y nacionales para seleccionar a los contratistas. 2. Colombia necesita instituciones fuertes, independientes y eficientes en todos los niveles. Muchos entes de control le responden a ministerios que, además, nombran a sus directivos. Estos directivos, a su vez, suelen ser personas con un pobre nivel de preparación y experiencia o, lo que es aún peor, personas simplemente malas y corruptas (el caso del Contralor Moralesrussi por sólo poner un ejemplo). 3. Como bien lo señala la revista Semana el plan macabro se empieza a gestar desde las mismas campañas con patrocinios y movimiento de votos. Por eso creo que el sistema electoral, y en particular el tema de financiación y control de gastos de las campañas, se debe volver más eficiente y minucioso. Si yo les doy a todos los candidatos la plata que se pueden gastar y controlo que no se gasten más, nos podríamos ahorrar muchos dolores de cabeza 4. Creo que es clara la necesidad de ser más fuertes y tajantes con los corruptos a la hora de imponer sanciones además de hacer de los procesos de control e investigación procesos más eficientes. Los corruptos necesitan sentir que las autoridades les están respirando en la nuca 5. Los procesos de contratación pública deberían ser más publicitados y visibles aprovechando la tecnología y las redes sociales que existen hoy en día. Esto no solamente para que pueda existir más y mejor control ciudadano sino también para atraer más y mejores proponentes a las licitaciones.
En suma creo que hay que dimensionar el problema y enfrentarlo con entereza. Nada haremos si seguimos poniéndole paños de agua tibia. Hay que ser agresivos y entender que si no tomamos medidas contundentes la corrupción nos va a consumir y algunos desalmados se seguirán robando el país.
twitter:@nicolasacosta33
Pd. Increíble la actitud descarada del partido Conservador con la votación de la ley que le dio facultades extraordinarias al presidente y al gobierno. Cuando el ministro, cumpliendo con su deber, denunció las graves irregularidades que miembros de este partido venían cometiendo en la Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE) y se les empezaron a quitar algunos puestos que tenían en instituciones del Estado, los conservadores se opusieron al proyecto porque “nos quedan dudas sobre los límites de estas facultades”. Apenas Santos habló con ellos y los tranquilizó se votó el proyecto sin un solo voto en contra y olvidando por completo sus supuestas dudas. ¿Dónde queda el país señores conservadores? ¿Teniendo qué como referente es que votan ustedes? ¡El país es más importante que los puestos!