La realidad para dummies

Publicado el Nicolás Acosta

¡Lega, lega, legalización!

Nunca la he probado. Y no por ñoño, ni por miedo, ni por los efectos negativos en la salud humana. Tampoco me molesta ni preocupa que otros lo hagan. No lo he hecho porque me ha pesado la consciencia de saber que para que yo fume se tienen que perder vidas humanas gracias a la violencia intrínseca que conlleva su producción, comercialización y consumo. La solución, sin embargo, no está en convencer a todos de que no fumen. Esa estrategia ya fracasó. La solución está en legalizar todo el ciclo, más aún cuando ya hoy sabemos que la marihuana, en cantidades balanceadas, es menos nociva que otras sustancias y cuando varios estudios económicos han demostrado que el número de consumidores no necesariamente va a aumentar .

Lo que hay que desmitificar es la creencia de que la marihuana es perjudicial en cualquier cantidad o que sus propiedades sean tan adictivas como se dice. Hace apenas unas semanas la Agencia de Políticas de Drogas de Inglaterra publicó un extenso estudio donde demuestra que consumir alcohol o fumar cigarrillo es más perjudicial y ha causado más muertes que el consumo moderado y esporádico de marihuana. El consumo que nos importa, entonces, no es el de la marihuana per se sino aquel que es recurrente, en grandes cantidades y mezclado con drogas más fuertes (o sea el de los adictos) que sí genera daños fuertes al cuerpo humano. La pregunta del millón se nos convierte, entonces, en si ésta política prohibicionista está realmente ayudando a los adictos y si ese “éxito” justifica los 250.000 muertos por causas violentas de los años 90 en Colombia o los 22.000 aproximadamente que se cuentan anualmente por estos tiempos.

La respuesta a esta pregunta tiene dos vertientes. Primero: si ya identificamos que el problema de la marihuana no está en los consumidores casuales y esporádicos sino en los adictos pues no deberíamos preocuparnos por los casuales. Lo único que sí es clave acá es que, de darse, haya tanto regulación como información absoluta sobre las consecuencias de fumar. Pero si ya sabiendo lo que puede pasar, usted decide fumarse un porro y lo hace respetando las reglas, lugares y cantidades, ése ya es su problema. Es más, creo que sería una estupenda expresión de los derechos a la autonomía de la voluntad y al libre desarrollo de la personalidad.

A los adictos, en segundo lugar, hay que tratarlos no como delincuentes sino como enfermos. Y hay que tratarlos como enfermos con o sin legalización y a sabiendas de que seguirán consumiendo con o sin legalización. Es más, reportes de personas tan serias como el economista Dale Gieringer han llegado a sugerir la alta probabilidad de que la legalización de la marihuana desincentive el consumo de otras drogas al ser más fácil, y barato, consumir marihuana lo que le significaría un fuerte ahorro a los gobiernos.

La ultima preocupación que existe, sin embargo, es que al legalizar la marihuana y al reducirse las barreras para adquirirla y consumirla (a cero) así como el precio de la misma pues la demanda suba apoteósicamente. La discusión, principalmente, radica en qué tanto responden las personas a cambios en el precio de la marihuana. Dicho de otra forma, ¿las personas toman la decisión de fumar de acuerdo al precio de la marihuana o de acuerdo a otros factores?. De acuerdo con el profesor Jeffrey A. Miron, profesor visitante de la universidad de Harvard, es predecible que sí haya más personas, en especial de bajos recursos, que tiendan a consumir más si el precio es mucho más bajo luego la demanda por marihuana aumentaría en el corto plazo. Sin embargo en el largo plazo, no es tan claro que la gente reaccione de una forma tan fuerte a un cambio en los precios. Por el contrario, afirma el experto, es predecible que los gobiernos no permitan, vía impuestos, una reducción tan drástica del precio de la marihuana (máximo un 50% menos)  y que las personas, al estar motivadas por otras variables a la hora de decidir si fuman o no, terminen no reaccionando tanto a esta baja en los precios. Todo esto sin mencionar el dinero que el gobierno podría recaudar gracias a los impuestos sobre la marihuana.

Con todo esto en mente, no creo que sea lógico ni inteligente seguir con esta teoría en donde los pobres ponen los muertos, los consumidores se ganan la “diversión” y los narcotraficantes la plata. Creo que llegó la hora de impulsar cada vez más fuerte un acuerdo mundial para legalizar la marihuana y dar un paso adelante como sociedad.

Twitter: @nicolasacosta33

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