La movida de los negocios

Publicado el Juan Fernández

La mudanza de TGI a Bogotá

La movida está con el traslado de las oficinas de la Transportada de Gas Internacional de Bucaramanga a Bogotá, un rumor que ha sido muy sonado en Bucaramanga y que ha generado gran revuelo. Sobre esto hay que decir que es un hecho.

TGI, cuyo presidente es el doctor Ricardo Roa, es propiedad del Grupo Energía de Bogotá en un 68,05% y del Citigroup en el 31,9%. Es la mayor transportadora de gas en Colombia y como Bogotá es la dueña de la empresa, el alcalde Gustavo Petro ha dado la orden de trasladarla. Se ha dicho que se moverán algunos cargos directivos, pero la verdad es que cierra y se va a Bogotá. Ya se están instalando en las oficinas de la Empresa de Energía de Bogotá en su edificio de la carrera novena con 74 mientras encuentran unas nuevas.

Sobre esa decisión se ha pronunciado lamentándose desde el Gobernador de Santander, Richard Aguilar Villa, hasta los empleados de la empresa, quienes dicen que el Alcalde de Bogotá se la va a entregar a la burocracia.

Y seguramente tiene porqué estar preocupados. TGI es la segunda empresa en ventas del departamento después de la Electrificadora de Santander con más de 650 mil millones de pesos y genera más de 152 empleos que cuestan unos 1.500 millones de pesos al mes. A los empleados se les dijo que el que se quiera trasladar a Bogotá lo puede hacer, sino se le liquida. Ese proceso se lo han entregado a la firma Human Capital.

Ahora, TGI es autónoma en decidir irse de Bucaramanga y eso hay que respetarlo. Pero para entender mejor esa decisión hay que echarse unos años atrás en el tiempo. En 2006, la Empresa de Energía de Bogotá se quedó con la Empresa Colombiana de Gas (Ecogas), que era del Estado y funcionaba en Bucaramanga desde 1997. Ecogas pasó a llamarse TGI y no era un secreto que Ecogas fue establecida en Bucaramanga por gestión del senador Hugo Serrano, fallecido en 2010, y experto en tema energéticos. Esa era su zona de influencia y Ecogas uno de sus bastiones políticos.

En TGI argumentan que no tiene mucho sentido tener la sede de la empresa en Bucaramanga cuando la actividad de negocios está en Bogotá y es donde se encuentran ubicados los entes de regulación, de vigilancia y control, la Junta Directiva y las casas matrices y oficinas de sus principales clientes. Además, que los gastos de traslados de los empleados que están en otras zonas del país, incluido Bogotá, son más altos. De los 152 empleados que están en Bucaramanga más del 30% se la pasan por cuestiones de trabajo en Bogotá…

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