La Franja De Gaso

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Sublevación

Los colombianos con la peor suerte son los del medio. Ellos son los que sobreviven a-penas con una economía enclenque y son presa fácil de las mafias políticas y de todas las mafias, porque este es un país con vocación de bandido, en el que los malhechores se convierten en ídolos indestronables, la democracia tiene precio en moneda corriente y la dignidad es un bien mostrenco.

Entre los colombianos del medio están los que logran pasar por esta vida caminando por la tangente de la realidad nacional, tocando solo con los bordes del zapato la tragedia diaria del desempleado, del contratista mal pagado, del informal, del gañán, del funcionario también desconocido, al que se lo tragó la manigua nominal; del taxista graduado, del iletrado, del pirata pata de hierro que amenaza a la vida en una motocicleta de mala muerte; en ese medio mundo están también los pintores, los cantantes, los poetas, el zanquero, el titiritero, el ciudadano promedio y el pordiosero, hoy elevado eufemísticamente a mejores estratos lingüísticos, pero sometido a la misma desgracia de morir en un zaguán de cáncer o de frío, porque no tuvo posibilidad ni de pagarse un tiro.

En ese mundo medio la gente se mira, pero no se ve. El que está en el bus junto a otro que mira también su pantalla embrujada para no verlo a él, porque para ambos ese, el que está su lado, tampoco cuenta. Para cada uno, el otro no existe, comparten un lugar en el mundo, tienen unos minutos de co-incidencia, pero no advierten ni de lejos que han tenido la misma suerte, las mismas angustias, puede decirse que han compartido destino, sin que nunca hayan tenido la posibilidad de saberlo, uno junto al otro han estado siempre avanzando por el mismo camino. Tienen la misma mujer y los mismos hijos, las mismas deudas, el mismo trabajo y el final que los espera también es el mismo.

Pero no se ven, precisamente por ser tan parecidos. Su vida es una trama cruel en la que no se advierte la tragedia porque el drama es no estar seguros, cada día, si a donde se llega es a la estación del bus o al cumplimiento final del destino. El drama es la ausencia de la pregunta en cada uno, la tragedia es la evidencia catastrófica de que nunca se llega a la idea de que hay que sublevarse para encontrarse y escribir entre todos un nuevo desenlace.

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