La droga, ¿y Colombia?

Publicado el Jorge Colombo*

La lucha contra las drogas ¿hay resultados?

En los medios escritos en Colombia ya casi no encontramos ni a analistas ni a forjadores de opinión defendiendo la guerra contra las drogas. Pero eso no quiere decir que esta no tenga varios adeptos. Uno de ellos es el Procurador Ordóñez. Sobre su posición me extenderé en la siguiente entrada. Por el momento, consideremos a otro:  Edgar Mauricio Solano Calderón, asesor de la Dirección Antinarcóticos de la Policia Nacional, que nos explica su posición en una columna en la sección Opinión Online de Semana.

Para Mauricio, la guerra contra las drogas sí trae los resultados que promete: la  reducción de la producción. Esto se ve en dos hechos. El primero, comparando las cifras del 2000 a las del 2010, la cantidad de hectáreas de coca cultivada se ha reducido en un 60 %. El segundo, Colombia ya no está en la lista negra de la Junta Internacional de Estupefacientes (JIFE).

La cuestión del consumo, según Mauricio, es un asunto que no debe ser sopesado con el tema de la lucha contra las drogas pues esta nunca prometió nada al respecto.

Lo primero que habría que aclararle a Mauricio es lo que se entiende por “lucha contra las drogas”. Por “lucha contra las drogas” o por “guerra contra las drogas” se entiende la política actual de control de estupefacientes, es decir lo que se plantea en los tratados de la ONU.

Lo segundo que habría que recordarle a Mauricio es el preámbulo de la Convención Única sobre Estupefacientes que dio origen a la política actual:

Las Partes,

Preocupadas por la salud física y moral de la humanidad, […]

Reconociendo que la toxicomanía constituye un mal grave para el individuo y entraña un peligro social y económico para la humanidad,

Conscientes de su obligación de prevenir y combatir ese mal,

Considerando que para ser eficaces las medidas contra el uso indebido de estupefacientes se hace necesaria una acción concertada y universal, […]

Por la presente acuerdan lo siguiente:

Si “conscientes de su obligación de prevenir y combatir [la toxicomanía]” no quiere decir que la política internacional de control de estupefacientes se plantee como método para combatir el consumo, entonces: ¿de qué se trata el tratado? ¿De acabar con las drogas porque sí? No, la “lucha contra las drogas” es un esfuerzo internacional para combatir la toxicomanía y no para erradicar hectáreas de coca cultivada.

Ahora bien, la Convención Única sobre Estupefacientes se firmó hace 50 años. En el año 1988, la comunidad internacional se dio cuenta que la lucha contra la droga no había logrado nada aparte de entregarle una inmensa fuente de ingresos a mafias e insurgentes. Por lo cual se decidió reunir de nuevo a las partes firmantes para ratificar la Convención y agregarle la componente de la lucha frontal contra los narcotraficantes, así esta signifique depender de métodos como la persecución de los consumidores o la implementación de convenios de extradición.

Eso debe ser lo que confundió a Mauricio. Pero que quede claro: el compromiso original es prevenir el consumo, la lucha contra el narco es el paliativo contra los efectos secundarios de la Convención Única de 1961.

Volviendo al tema de producción, las cifras actuales comparadas a las del «pico» alcanzado en el 2000 son positivas, por definición de pico. ¿Y qué si las comparamos con las de 1990? La situación no es positiva. En Colombia en 1990 se cultivaba menos que ahora. Además, coca y cocaína no son lo mismo. ¿Qué nos pueden decir de la producción de cocaína ahora comparada a la de 1990? Lo mismo, ahora se produce más cocaína.

La situación es aún más desilusionante si la analizamos teniendo en cuenta toda el área andina. Desde esta perspectiva no hay tal pico en la producción, desde 1990 la cantidad estimada de cocaína producida ha oscilado entre 700 y 1000 toneladas. Es decir la cantidad producida se ha mantenido estable, con todo y que hubo un éxito peruano en los noventas y un éxito colombiano en la última década. Así que como esfuerzo global, la lucha contra las drogas ha sido una pérdida de tiempo, de recursos y de vidas, todo en vano.

Lo último que habría que explicarle a Mauricio es que Colombia no fue sacada de la tal lista negra de la JIFE porque ya no se producen aquí cantidades alarmantes de cocaína. Nada de eso. En palabras del mismo representante de Colombia ante la JIFE:

la exclusión de Colombia de dicha lista «es, simplemente, un mensaje de aliento (…), una voz de aliento para que este país siga luchando».

Es decir, un premio de consolación.

La crítica al sistema de control de estupefacientes de la ONU no es una crítica a la Fuerza Pública. Muy al contrario. ¿O es que criticar a las directivas de un equipo de fútbol significa quitarle el apoyo a los jugadores?

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