La conspiración del olvido

Publicado el Ramón García Piment

IRONIAS DE LA HISTORIA, en Colombia se usa una institución que ostenta el nombre de un hombre recto para hacer torcidos (Por Carlos Valdivieso)

El General Manuel Valdivieso, cuando era Gobernador de Santander en 1911. (Archivo particular)

Nos complace presentar el actual artículo, elaborado por el Doctor Carlos Eduardo Valdivieso Gelves, Médico Cirujano apasionado por la historia colombiana, por el descubrimiento de secretos de Girón (Santander) y los orígenes de los colonizadores de tierras colombianas. En ocasiones, La medicina no solo cobija el análisis e investigación de las enfermedades del cuerpo, sino de la búsqueda de la relación intrínseca que hay con el alma y con la explicación de los orígenes. El Doctor Valdivieso, buscador hermenéutico nos lleva a un viaje hacia el origen del nombre del Batallón de Apoyo y Servicios para Comunicaciones del Ejercito “General Manuel Valdivieso”, de su fundador, legado y estirpe, que nos obliga a conspirar contra el olvido. (Ramón García Piment/ Claudia Patricia Romero).

 

 

Por Carlos Valdivieso, Cirujano Plástico. 

El escándalo de las interceptaciones ilegales realizadas en nuestro país, supuestamente por funcionarios del Ejercito Nacional de Colombia, trae a colación entre otras unidades, al Batallón de Servicios para las Comunicaciones General Manuel Valdivieso.

Vale recordar que mediante la ley 402 de 1997, fue creada en Colombia el Arma de las Comunicaciones Militares, como especialidad orgánica del Ejército Nacional. Más tarde, en 2009, mediante la disposición No. 0054 de 2009, el ejército crea y activa la Brigada Especial de Comunicaciones, el Batallón de Comunicaciones No.2, Héroes de Kumsong, y el Batallón de Apoyo y Servicios para las Comunicaciones, General Manuel Valdivieso.

Para los descendientes del General Valdivieso, como yo que soy uno de sus nietos, ésta situación representa una ironía muy propia de la naturaleza de los hechos políticos de nuestra nación: El nombre de un hombre que, durante toda su vida se caracterizó por luchar contra todo tipo de tiranías y contubernios, vinculado póstumamente a un hecho de violación a la libertad de prensa. El nombre del primer Ministro del sector de Telecomunicaciones en Colombia, asociado al uso indebido de estas mismas tecnologías. ¿Irónico no?

Pero para entender ésta ironía, me ocuparé de contarles la historia del General Manuel María Valdivieso Valencia, cuyo nombre ostenta el órgano militar en cuestión. Nació éste santandereano el 10 de junio de 1878, en la ciudad de Pamplona (Norte de Santander). En un hogar muy conservador y profundamente católico, formado por un gironés de nombre Crisóstomo Valdivieso, y una pamplonesa llamada Luisa María Valencia. Huérfano de madre desde muy niño, fue criado en la casa de su tía Amalia Valencia de Jordán. Allí conoció desde pequeño, a quien fuera más tarde su esposa, Tulia Guerrero Jordán, nieta de su tía Amalia.

Viajó a Bogotá en los últimos años del siglo XIX, para realizar estudios de derecho, en la entonces reconocida Universidad Republicana (1). Se trataba del alma mater heredera de aquella fundada en el año de 1826, por el mismísimo General Francisco de Paula Santander, bajo el nombre de Universidad Central. Por la época de fines de siglo XIX, había sido recreada por Luis Antonio Robles (2), más conocido como “el negro Robles”, un líder liberal al que se debe dar el mérito, de ser el primer hombre de color que fue rector, en una universidad colombiana.

Un conservador católico y de misa diaria, hizo sus estudios de derecho en una universidad liberal, cuyo rector era un brillante profesor negro (3). Desde ese momento, el joven Valdivieso recibió junto a las lecciones de derecho, las doctrinas de la igualdad entre los hombres, y cimentó dentro de sí el legado que dejó a su descendencia: “la defensa de causa justa”.

Cuando en octubre de 1899, se declara la guerra de los mil días entre liberales y conservadores (4), el estudiante de derecho debió tomar partido aún en contra de su voluntad, y optó por regresar a Chinácota (Norte de Santander). Allí contribuyó a armar un grupo de batallones conservadores, con hombres de su propia hacienda y de la de sus primos hermanos, el más importante de ellos, el General y más tarde Presidente de la República, Ramón González Valencia (5).

En la guerra de los mil días obtuvo rápidamente el grado de General, título que ostentó durante toda su vida y por el cual se le conoció. En vida, siempre se refirieron a él como “el General Valdivieso”. Aun cuando, el General fuera en realidad y más que cualquier otra cosa, un hombre de leyes.

Conoció el fragor de la batalla y de la muerte. Fue nombrado comandante del Batallón de Abastecimientos del ejercito conservador, y se conocen muchas peripecias de él en esta función, que incluía buscar alimentos para la tropa, a veces en pueblos liberales. En una ocasión mientras estaba en dicha misión, en el poblado de Concepción (Santander), uno de los soldados de su propio batallón apuntó su fusil, dando muerte a un primo liberal del General Valdivieso. Se llamaba José María Valencia, y simplemente era un hacendado del lugar que pasaba por allí.

Esta muerte impactó tanto al joven militar, que juró que una vez terminada esa confrontación fratricida, nunca más empuñaría un arma. Así lo hizo. Nunca aceptó tampoco ninguna pensión de jubilación, ni indemnización económica, como sí lo hicieron la mayoría de generales y coroneles de este oscuro episodio de la patria.

Se cuenta también, que en cierta ocasión después de tomar un puente combatiendo contra un contingente liberal, sus hombres los tomaron prisioneros. Uno de los suyos, de un tajo de machete le quitó la cabeza a uno de los soldados liberales sin pensarlo dos veces. El general disparó al aire su fusil y apunto después con él a su propia tropa: “o ustedes respetan la vida de los prisioneros, o los mato a todos ustedes aquí”. Ese era aquel pequeño gran hombre, de poco más de un metro y medio de estatura física, pero de mucha mayor estatura moral.

Al terminar la guerra, regresó a Bogotá y concluyó sus estudios de derecho, pospuestos durante los años que duró el conflicto. Recibió finalmente su grado de Doctor en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Republicana, alma mater liberal, éste militar conservador.

Desempeñó el cargo de Gobernador de la Provincia de Cúcuta, durante el año de 1905. Vale recordar que, por esos años Colombia se encontraba bajo el mando presidencial autoritario, del polémico General Rafael Reyes (6)(7). Se trataba de un hombre más bien del mundo empresarial y militar, que del de las letras o las leyes. Su propio defensor histórico Eduardo Lemaitre, en la biografía de éste presidente de Colombia que publicó hacia 1951, afirma que: “la de Reyes fue, simplemente una dictadura política”. (8)

No podía sustraerse Valdivieso, a luchar contra un dictador de su propio partido, que llegó incluso a suprimir el Consejo de Estado. Es así como lideró la organización del intento de golpe de estado de 1906. Su defensor en la corte marcial que fue levantada por éste hecho, fue el famoso antioqueño Dr. Antonio José Cadavid (9), quien fuera después y por varios años, Rector de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Colombia.

En su escrito, Cadavid afirmó de su defendido: “No es ambicioso, no ha puesto sus miras en los medros que suelen derivarse para los que, dominados de la sed de riqueza o del apetito desordenado de los falsos honores y de las falsas glorias, se echan desaforados en el mar borrascoso de la política. Tuvo ocasiones de ocupar puestos públicos salientes, pero prefirió siempre ocuparse en trabajos de otra especie, más oscuros si se quiere, pero también más dadores de paz y tranquilidad”. (10)

Fue condenado, y pagó varios meses de destierro en un resguardo indígena del Valle de Sibundoy. Allí conoció y se impresionó con la miseria de los indígenas, que como él mismo lo dijera después, se ganaban la vida “cargando a lomo de indio a las personas, por entre la maraña de la selva”.

El 15 de enero de 1911 tomó posesión como Gobernador de Santander, cargo que mantuvo hasta el 17 de agosto de 1914 (11). En esa época se casó con su novia de siempre, y comenzó su vida familiar con el nacimiento de sus primeros hijos. Una vez terminado su periodo en ese cargo, retornó a su natal Pamplona (Norte de Santander) y se convirtió en Representante a la Cámara por Norte de Santander, departamento del cual fue jefe político conservador casi toda su vida.

Con la ley 31 de 1923, bajo la presidencia del General Pedro Nel Ospina, se creó el Ministerio de Correos y Telégrafos. Entre 1924 y 1925 fue Manuel Valdivieso, el primer ministro de dicha cartera (12). Decidió renunciar, después de denunciar ante el Congreso de la República, la tentativa de soborno de un funcionario de la Embajada de los Estados Unidos.

Tal funcionario compareció al despacho del ministro Valdivieso para intentar sobornarlo, y le entregó un cheque de parte de una empresa norteamericana que deseaba que le adjudicaran una licitación. El General guardó el cheque como prueba, y lo presentó durante el debate del parlamento que se convocó al efecto, como prueba irrefutable de la existencia del hecho.

En los años siguientes, se dedicó de lleno a su labor como congresista, y a presentar y defender varias leyes que cimentaran la igualdad, la paz y la justicia social en el país.

En el año de 1942, como consecuencia de la declaración de guerra contra Alemania, el gobierno nacional emite el Decreto 59 de ese año, firmado por el presidente Eduardo Santos Montejo y su ministro de hacienda Carlos Lleras Restrepo que, entre otras cosas, establecía un tramposo régimen de administración de empresas de supuesto “interés nacional”, que tuvieran más de veinte empleados (13).

En realidad, la trampa de leguleyos así montada, lo que pretendía en la práctica era expropiar todos aquellos alemanes que habían venido a nuestro país, o bien motivados por la inmigración favorable que contemplaba la Ley 111 de 1922, o huyendo de la nueva hegemonía nazi, o más aún, ya estaban en Colombia desde la inmigración coordinada por Friedrich Von Lengerke, casi un siglo antes.

El general puso todos sus recursos al servicio de estos alemanes, traicionados y robados por su patria adoptiva. Sin embargo, nada pudo contra la voracidad rapaz de aquellos bandidos que, mediante remate se apoderaron de los bienes de esta pobre gente. La mayoría de ellos murió en condiciones de pobreza, después de ser gente de clase media alta.

Uno de ellos era Don Gustavo Lubinus, que muy joven aún había llegado a Colombia, y parte por los bienes que traía, y parte por su propio trabajo como agricultor, había amasado una fortuna que le permitía tener una gran casa, e incluso llevar a su mujer a parir sus hijos en la Alemania natal.

Don Gustavo y su familia, desprovistos de sus bienes, tuvieron que ser auxiliados material y laboralmente, por la influencia local del General y sus familiares. Terminaron devengando su sustento básico, de trabajar como simples funcionarios, en una sucursal de la Molinera de Herrán en Bucaramanga.

Se hizo amigo cercano, del líder liberal Jorge Eliecer Gaitán. Esta misma amistad lo llevo a reconsiderar su opinión de la hegemonía de la Iglesia Católica, que merced al concordato de 1887, ostentaba prerrogativas que ya no estaban acordes con los tiempos que corrían (14). Por ello, y por el conocimiento cercano de los reiterados e injustos ataque de los jerarcas de la Iglesia a líderes como Gaitán, a los que descaradamente tildaban de “agentes del demonio”, el General decide unirse a la propuesta de la Reforma Concordataria de 1942 (15) (16).

Las presiones de la Iglesia Católica sobre el político conservador fueron intensas. El Arzobispo de Bogotá Ismael Perdomo, llegó a valerse del mando que tenía sobre el Padre Eduardo Valdivieso Guerrero, uno de los hijos del General. Se trataba de un Doctor en Filosofía, graduado en la Universidad Gregoriana de Roma, quien acababa de llegar de Europa y era a la postre profesor del Seminario Mayor.

Como el General no renunció a apoyar la reforma al concordato, el Padre Valdivieso fue retirado de su cargo de profesor del Seminario Mayor, y designado a la pobre y distante Parroquia de Pandi (Cundinamarca).

Finalmente, a pesar de su aprobación en el Congreso, en la que Valdivieso tuvo un papel preponderante, la ley concordataria no pudo entrar a vigorar. El Presidente liberal de la República, Darío Echandía, se abstuvo de realizar el canje de ratificaciones requerido para su vigencia.

En el año de 1943, el General perdió las elecciones y no logró su curul de Representante a la Cámara, por Norte de Santander. La perdió contra el más joven y gran político norte santandereano, Lucio Pabón Núñez.

Después de un tiempo en el cargo de Registrador de Pamplona, su ciudad natal, el militar, político y hombre de leyes muere en Bucaramanga (Santander), el 12 de abril de 1952. En la casa que habitaba con una de sus hijas, en la carrera 20 entre calles 36 y 37. Se le rindieron honores militares en la puerta de su casa.

En resumen, se trató de un hombre de luchas continuas sin pausa, contra conductas totalitarias del régimen, contra las injusticias de la religión, contra la trampa legalista de leguleyos rapaces y, por último, contra la corrupción que desde entonces campeaba en la política colombiana. Respetuoso de normas mucho más elevadas, que aquellas que sustentaban el “statu quo” de su tiempo.

¿Qué diría el General Manuel Valdivieso de los hombres que en la unidad militar que lleva su nombre, presuntamente atentaron contra los derechos fundamentales de muchos colombianos? Pero, por desgracia, en Colombia se usa una institución que ostenta el nombre de un hombre recto para hacer torcidos.

 

 

 

Referencias:

(1) TRAS LA HUELLA DE LA UNIVERSIDAD REPUBLICANA Y LA UNIVERSIDAD LIBRE. Gloria Cristina Arce Narvaez.

http://www.unilibre.edu.co/revistaingeniolibre/revista10/articulos/tras-la-huella-de-la-universidad-republicana-y-la-universidad-libre.pdf

(2) LUIS ANTONIO ROBLES, EJEMPLO DE VIDA. Gloria Amparo Rodríguez. https://revistas.urosario.edu.co/index.php/UR/article/viewFile/1698/1533 (3) Acosta Medina, Amylkar (2017). JUAN JOSÉ NIETO GIL & LUIS ANTONIO ROBLES SUÁREZ: DOS FIGURAS CIMERAS DE LA AFROCOLOMBIANIDAD http://viva.org.co/cajavirtual/svc0567/pdfs/Dos%20figuras%20Cimeras%20de%20la%20Afrocolombianidad.pdf

(4) Memoria de un país en guerra Los mil días 1899-1902 GONZALO SÁNCHEZ – MARIO AGUILERA (EDITORES) BOGOTÁ, PLANETA, 2001

(5) Historia Contemporánea de Colombia. Gustavo Arboleda. Academia Colombiana de Historia. 1918.

(6) El territorio y las reformas constitucionales de Rafael Reyes. Omaira Londoño Vélez. Revista Javeriana de Cali. Criterio Jurídico Santiago de Cali V. 11, No. 1 2011-1 pp. 183-204

(7) ACTO LEGISLATIVO 3 DE 1905

(8) RAFAEL REYES BIOGRAFIA DE UN GRAN COLOMBIANO, LEMAITRE E, Primera Ed. 1951.

(9) Antonio José Cadavid. Por Monseñor José Alejandro Bermúdez. https://revistas.upb.edu.co/index.php/upb/article/viewFile/4261/3830

(10) DEFENSA DEL GENERAL MANUEL MARIA VALDIVIESO PRESENTADA ANTE LA CORTE MARClAL POR SU DEFENSOR ANTONIO JOSÉ CADAVID. Bogotá, Imprenta Eléctrica 1906.

http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/p17054coll10/id/2943

(11)https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Gobernadores_de_Santander_(Colombia)

(12) DO. 19768 de 1924.

(13) Distantes y distintos: los emigrantes alemanes en Colombia 1939-1945. http://bdigital.unal.edu.co/1307/5/04CAPI03.pdf

(14) Revista de Estudios Histórico-Jurídicos [Sección Historia del Derecho Canónico] XXXV (Valparaíso, Chile, 2013) [pp. 215 – 254]

(15) La reforma concordataria de 1942 y sus proyecciones en el Concordato de 1973 https://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-41/la-reforma-concordataria-de-1942

(16) LA IGLESIA EN EL SIGLO XX. LAS REFORMAS AL CONCORDATO Por: Fernán E. González, S.J. http://www.revistacredencial.com/credencial/historia/temas/la-iglesia-en-el-siglo-xx-las-reformas-al-concordato

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