La conspiración del olvido

Publicado el Ramón García Piment

EL DILEMA DE ATENEA: Entre la ética del cuidado, la postura pro-vida y el feminismo liberal o radical. Caso de la mujer colombiana. Por Carlos Valdivieso, Cirujano Plástico.

Los contenidos que habitualmente tratamos en este espacio corresponden principalmente a temas cargados de un alto contenido histórico, procurando traer al presente el testimonio documental que es frecuentemente olvidado por la sociedad y por la historia. De ahí nuestro lema “ El archivo muestra lo que la historia oculta”. Sin descuidar la línea de trabajo que hemos llevado por años, el artículo de nuestro invitado: el Doctor CARLOS VALDIVIESO, médico cirujano apasionado por la historia, por la cultura y la vida, nos conduce a un cuidadoso análisis sobre cuatro posiciones éticas, fundamentadas por diversas mujeres, quienes han explorado diversas miradas sobre el aborto ante la reciente legislación en el ámbito nacional. Esta opinión conduce al dilema de la diosa Atenea, el cual merece conspirar contra el olvido.  (Ramón García Piment/ Claudia Patricia Romero Velásquez).

Madre gestante de 24 semanas de embarazo. Foto de archivo personal del autor.

Trabajar todo el tiempo con mujeres es una de las tareas más interesantes y desafiantes, en la vida de un médico. Por el hecho de respetarlas profundamente y en respuesta a lo que ha suscitado en muchas de ellas, la reciente sentencia de la Corte Constitucional Colombiana, sobre despenalización del Aborto, quiero lanzar un poco de luz sobre el profundo y muchas veces no comprendido, pensamiento filosófico y ético de las mujeres. Dirijo este escrito tanto para los hombres como para las damas, pero sin duda, de manera especial para ellas.

Resulta innegable que, el conjunto de líneas de pensamiento clásico que han fundamentado la Filosofía Moral, ha sido un territorio masculino, cuyo enfoque ha sido miope para conocer los intereses, los juicios morales, y más aún los principios éticos de las mentes femeninas.

Dicho desconocimiento de la importancia del pensamiento femenino, ha sido particularmente propio de la sociedad creada con base en las ideas religiosas de los que podríamos llamar “los hijos de Abraham”, que son los judeo-cristianos y el islam. Obviamente en el caso cristiano, esa forma de actuar ya se encontraba presente en la valoración de la mujer propia de la cultura grecorromana, de la que se nutre en lo filosófico y jurídico, la llamada civilización occidental.

Sabemos bien que el pensamiento y la capacidad decisoria de la mujer, no siempre fueron infravalorados. Civilizaciones antiguas como la egipcia y la babilonia, nos dan ejemplo de todo lo contrario. Allí en lo jurídico y probablemente en su pensamiento, las mujeres eran tenidas como iguales a los hombres, con todos sus derechos.

En lo relativo al aborto, que es el nombre médico de dicho procedimiento, o la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), que es el nombre jurídico que se ha acuñado, el pensamiento femenino no tiene dos vertientes como algunas personas creen, sino cuatro. Me ocuparé aquí de presentar el pensamiento de cuatro exponentes, cada una de ellas perteneciente a una de las líneas de pensamiento existentes, para poder entender este complejo asunto.

Toby, un bebé nacido prematuro con 24 semanas de gestación que pudo sobrevivir. Imagen: www.liveaction.org

Ética del Cuidado

En 1982, la psicóloga Carol Gilligan publica el libro titulado “In a different voice: psychological theory and women’s development” (1), en el cual hace una crítica a los análisis que el psicólogo y filósofo educativo Lawrence Kohlberg hiciera de una investigación en la que también participó la misma Gilligan, donde se les presentaba una serie de dilemas morales a niños y adolescentes de ambos sexos. Para Kohlberg, los resultados mostraban que el pensamiento moral femenino quedaba detenido en la tercera fase posible del desarrollo, mientras que el del hombre avanzaba hasta la sexta fase del mismo. Con sus conclusiones sugería una especie de detención en el desarrollo moral, por parte de las mujeres.

Gilligan postula en contra, que los juicios morales femeninos son esencialmente distintos de los masculinos, por cuanto se fundamentan en las relaciones de cuidado establecidas entre la mujer y un objeto de cuidado, con el cual se haya establecido tal relación. Lo importante para la mujer no es la individualidad, la regla moral abstracta, o los valores abstractos universales como imparcialidad, justicia o derechos, sino la consideración particular del cuidado, la responsabilidad hacia individuos determinados, y la preocupación por el sufrimiento de esos otros específicos interiorizados.

La crítica que se hace a la postura de Gilligan, es que esta forma de juzgar una conducta moral no permite establecer una regla universal, sino que depende de algo subjetivo que es la asunción efectiva de la relación de cuidado, por parte de la mujer. No puede decirse de acuerdo a esta forma de pensar según la autora, si el aborto es moralmente correcto o no, sino que tiene que estudiarse cada caso, en cuanto al cumplimiento de la obligación de cuidado, y si ésta relación se ha logrado establecer previamente o no.

Carol Gilligan. PhD en Psicología Social de Harvard University. Creadora de la teoría de la Ética del Cuidado.

Otras autoras como Nel Noddings y Annette Baier han profundizado en la generación de una teoría moral femenina. En lo relativo al aborto han reiterado: “operando bajo la guía de una ética del cuidado, no es probable que el aborto en general sea correcto o incorrecto. Tendremos que indagar en los casos individuales” (2).

En tal sentido, por ejemplo, se plantea la eventual existencia de relaciones de cuidado previas que puedan ser prevalentes, como el caso de mujeres que teniendo varios hijos previos a su actual embarazo deciden abortar, para poder asegurar un mejor cuidado de sus hijos ya existentes.

Postura Pro-vida y ética del cuidado

De otro lado y apoyándose también en los conceptos de la ética del cuidado, partidarias del pensamiento pro-vida, como es el caso de la filósofa Celia Wolf-Devine, han cuestionado dicha “falta de criterio moral” sobre el aborto.

Para ella, si como dice Gilligan: “una ética del cuidado se basa en la premisa de la no violencia, que nadie debería ser lastimado”, seguramente la respuesta femenina a un embarazo no deseado sería tratar de encontrar una solución que no implique daño a nadie, incluido el no nacido (3).

Wolf-Devine señala la existencia de una inconsistencia prima facie, entre la ética del cuidado y el aborto. por cuanto es una falla en el cuidado de un ser vivo, que existe en una relación particularmente íntima con la misma mujer que es su madre. Por lo mismo, la ética del cuidado no es compatible con el aborto.

Si la empatía, la crianza y la responsabilidad de cuidar a los demás son características de la voz femenina, entonces el aborto no parece ser una respuesta femenina a un embarazo no deseado.

Para ella, por el contrario, el aborto es una forma de respuesta “claramente masculina”, al problema de un embarazo no deseado. Sus escritos fundamentan el concepto de  una política pública de inclusión  hacia el no nacido, con el reconocimiento de su derecho a la vida.

Celia Wolf-Devine. PhD en Filosofía de Wisconsin University. Defensora de la postura Pro-vida.

Feminismo Liberal

La teoría feminista nace de escritos de corte liberal, como la Déclaration des droits de la femme et de la citoyenne,  publicada en 1791 por Olympe de Gouges y también,  «A Vindication of the Rights of Woman: with Strictures on Political and Moral Subjects» de Mary Wollstonecraft, publicado en 1792 y en cuyo prólogo se dice: «Mi argumento principal se basa en este simple principio: que si no se prepara a la mujer mediante la educación para que se convierta en la compañera del hombre, frenará el progreso del conocimiento y de la virtud, pues la verdad debe ser compartida por todos”.

El feminismo liberal afirma que la mujer debe tener los mismos derechos que tienen los hombres, pero también, que aquellos aspectos que hacen más vulnerables a las mujeres implican una protección adicional del estado. Se emplea el discurso, tanto de los derechos reproductivos de la mujer, que son calificados como derechos humanos fundamentales, como de su derecho de autodeterminación, para afirmar que la penalización del aborto pone en riesgo su vida, cuando acude al aborto en condición de clandestinidad.

Una de las más importantes exponentes de esta visión, es la filósofa Alison Mary Jaggar quien hace dos afirmaciones importantes: “el derecho a la vida, cuando se reclama para un ser humano, significa el derecho a una vida humana plena y a cuantos medios sean necesarios para lograrla”.  Argumenta que se necesita mucho más para que alguien viva que la mera ausencia de intentos de matarlo. Una persona necesita elementos como comida, aire, agua, refugio y compañía humana. Todas estas cosas deben estar incluidas en el derecho a la vida y, en consecuencia, ningún individuo u organización puede contar como protector del derecho a la vida de un individuo humano, si no está preparado para proporcionarle todos ellos.

Esto implica que ningún individuo o grupo, incluido el estado, puede contar como protector del derecho a la vida del feto, porque en la actualidad ningún individuo o grupo puede garantizar dotarlo de una vida humana plena. Por lo tanto, concluye Jaggar, no hay ningún individuo o grupo en nuestra sociedad, que esté moralmente autorizado para prohibir el aborto.

Alison Mary Jaggar. PhD en Filosofía de State University of New York. Exponente del Feminismo Liberal.

La crítica que puede hacerse a este argumento, es que parecería que Jaggar considera que dejar que un individuo nazca y tenga una vida menos que plena, es una ofensa mayor que matarlo y, por lo tanto, la moraleja parecería ser que una violación total de un derecho es menos grave que una parcial.

Otra afirmación de Jaggar es que: “las decisiones deben ser tomadas por aquellos, y solo por aquellos, que se ven afectados de manera importante por ellas” (5). En ese sentido considera que, por lo mismo, la conducta de abortar no puede ser interferida por la prohibición del estado. Argumenta también que, con dicha prohibición se violan los derechos a la autonomía, a la igualdad y a la dignidad de la mujer.

El feminismo liberal con frecuencia no completa la evaluación moral del problema, por cuanto generalmente evade contestar la cuestión del derecho a la vida, del embrión o el feto.

Cuando lo hace, acude a dos argumentos: el primero que el embrión o feto no es un sujeto de derechos, por cuanto no ha nacido, o en su defecto, que aun cuando el no nacido sea sujeto de derecho a la vida, este derecho no obliga a la madre a llevar a término la gestación.

Según lo dijo la filósofa Judith Jarvis Thomson (6): “tener derecho a la vida, no garantiza tener el derecho a usar o continuar usando el cuerpo de otra persona, incluso si uno lo necesita para la vida misma.”

Feminismo Radical

El llamado feminismo radical se ocupa de denunciar la desigualdad sexista entre hombres y mujeres, y se centra en la defensa de la eliminación del patriarcado, como forma estructurada del supremacismo machista.

Para esta forma de pensar, el aborto completamente libre sin ninguna penalización es un asunto vital, porque se reclama tanto el derecho a decidir sobre el propio cuerpo como la eliminación del sistema patriarcal, que hace del sexo y de la procreación, “una categoría social impregnada de política», como lo dijo Kate Millett, quien fue una de las más importantes lideresas de este movimiento político y filosófico.

Se cuestiona todas las instituciones por fundamentarse en el patriarcado, aún la familia como estructura: «El patriarcado gravita sobre la institución de la familia. Ésta es, a la vez, un espejo de la sociedad y un lazo de unión con ella; en otras palabras, constituye una unidad patriarcal dentro del conjunto del patriarcado».

Kate Millett. PhD en lengua inglesa de The Oxford University. Lideresa del Feminismo Radical.

El feminismo radical cuestiona incluso la estructura relacional entre hombres y mujeres. En una entrevista con Lidia Falcón, política y filósofa española, que fue publicada en el diario El País de España, el 20 de mayo de 1984, Millett dijo: «El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas. Mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban. Tal vez no se trate de que el amor en sí sea malo, sino de la manera en que se empleó para engatusar a la mujer y hacerla dependiente, en todos los sentidos. Entre seres libres es otra cosa».

En su principal libro escribió: “Todas las formas de desigualdad humana brotaron de la supremacía masculina y de la subordinación de la mujer, es decir, de la política sexual, que cabe considerar como la base histórica de todas las estructuras sociales, políticas y económicas.“ (7)

Entender el pensamiento femenino y su gran diversidad y riqueza, implica conocer estas cuatro líneas de pensamiento, para comprender sus posicionamientos sobre un tema tan complejo y profundo, como la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).

Al mismo tiempo, para mujeres y hombres, miembros de esta comunidad humana colombiana diversa y sexuada, es vital entender que los valores culturales que nos unen, los que nos hacen lo que somos como nación, y que por lo tanto nos diferencian de otros pueblos, son siempre respetables. Por lo mismo, merecen reflejarse en las normas que nos rijan.

Referencias:

  • GILLIGAN, CAROL. In a different voice: psychological theory and women’s development. Harvard University Press, 1993.
  • NODDINGS, Caring: A Feminine Approach to Ethics and Moral Education. University of California Press, 1984.
  • WOLFE-DEVINE, CELIA. Abortion and the «Feminine Voice». Public Affairs Quarterly Vol. 3, No. 3 Jul. 1989. Pp. 81-97 (17 pages). University of Illinois Press.
  • JAGGAR, ALISON MARY Living with Contradictions. Routledge, 1994
  • TOOLEY, MICHAEL; WOLF-DEVINE CELIA; DEVINE, PHILIP E.; JAGGAR, ALISON MARY. Abortion: Three Perspectives. Oxford University Press, 2009.
  • JARVIS THOMSON, JUDITH. A Defense of Abortion. Philosophy and Public Affairs, Vol. 1, No. 1 (Autumn, 1971), pp. 47-66. Blackwell Publishing.
  • MILLETT, KATE. Sexual politics. Columbia University Press, 2016.

 

Comentarios