El Doctor Carlos Valdivieso, Cirujano plástico, nos lleva a un viaje lleno de aventuras de ocho generaciones, desde que pisó tierras americanas el Almirante Bernardino García de Valdivieso. En su pasión por desentrañar los velos de la historia de sus  antepasados, el doctor Valdivieso ha trazado una serie de historias que nos permiten identificar la estirpe de sus antepasados, que  se  ven envueltos en un pensamiento crítico, su  identidad  que es  reflejo de  sus rasgos, destinos y un legado que llevan en la sangre los Valdivieso,  que en su conjunto, nos permiten conspirar contra el olvido.

(Ramón García Piment/ Claudia Patricia Romero Velásquez).

Palacio de Valdivieso en el Puerto de Santa María, Cádiz (España).

Por Carlos Valdivieso

Siendo yo un adolescente estudiante de bachillerato, mi profesor de Historia afirmó en una clase lo siguiente: “Desafortunadamente, los colombianos descendemos de bandidos que vinieron con Colón y los conquistadores, ese es nuestro problema”.

Al escuchar tamaña imprecisión, no pude menos que pedir la palabra, y decirle al docente que: “mis ancestros, ni eran bandidos ni habían llegado con el Almirante Cristóbal Colón y que, probablemente lo mismo pasaba con muchos de mis compañeros”. El profesor sonrió ante mi indignación, y con gran humor pidió disculpas, y reconoció que existían excepciones a ésta supuesta regla.

La verdad histórica, es que probablemente la mayoría de los colombianos descendemos de personas que llegaron a nuestro territorio entrado ya el siglo XVII, y durante el siglo XVIII, mucho después de que ocurrieran las tragedias de la violenta conquista. Por lo tanto, no tenemos culpa histórica ancestral, en los hechos violentos contra los indígenas americanos.

Para reforzar esta idea les contaré la historia de los Valdivieso de Tierra Firme, como era llamado el territorio del que hacia parte el país que hoy conocemos como Colombia, durante los siglos XVII y XVIII.

Corriendo el año de 1690, el Almirante Bernardino García de Valdivieso y Benítez (1) (2) era comandante militar del Puerto de Santa María en Cádiz (España), bajo el mando directo del Duque de Medinaceli.  Ostentaba Bernardino el título de caballero de la Orden de Calatrava, y a más de militar era productor de vinos y comerciante. Se había casado con Juana Luisa de Eguiarreta, prima de quien más tarde fuera el Arzobispo de Méjico, y Virrey de Nueva España, Don Juan Antonio de Vizarrón y Eguiarreta (3).

Pero tanta buena fortuna duró poco, y Bernardino murió en 1691 a la edad de 47 años, dejando 4 hijos: El mayor Juan Bartolomé, dos gemelas María Teresa y Catalina, y un bebé llamado Bernardo Manuel. A la muerte de su padre, Juan Bartolomé contaba siete años, pero tan pronto tuvo edad, se alistó también en la armada, llegando a la dignidad de Capitán.

Escudo de Armas del Almirante Bernardino García de Valdivieso (reconstrucción libre del original en yeso, fijado en la puerta de su palacio desde 1679).

 

Bernardo Manuel tomó los hábitos, y entró a la Compañía de Jesús. Llevado por su primo, el recién nombrado Arzobispo de México Vizarrón y Eguiarreta, viajó con él haciendo parte de su comitiva como secretario personal (4). Llegó a ser Prebendado de la Catedral de México y Administrador del Hospital del Amor de Dios, en dicha ciudad.

Pese a que la suerte como marino parecía asegurada, tanto por la influencia de la familia materna, como por la historia y viejos amigos de su propio padre ya fallecido; el joven Juan Bartolomé tenía otros destinos. En 1700, consiguió nombramiento como Entretenido, y en carta al Consejo de Indias, solicitó ser nombrado en propiedad para uno de los ocho entretenimientos de la Real Armada de la Guardia de Indias, bajo el mando del General Don José Fernández de Santillán, Conde de Casa Alegre. Los entretenimientos eran lugares en los puertos, donde se hacía mantenimiento y reparación, a las naves de la armada.

El Conde de Casa Alegre (5) había conocido muy bien al difunto Almirante Bernardino, porque había llevado en su barco mercancías de él a Veracruz (México), en un viaje hecho en 1687. Entre el año de 1702 y 1704, se sabe que Juan Bartolomé sirvió como oficial en el Galeón San José, de la Flota Militar al mando del Conde.

Esta fuerza militar repelió la toma de Cádiz, y reaccionó a la toma de Gibraltar en 1704 por los aliados Anglo-holandeses, durante la llamada Guerra de la Sucesión Española (1701-1713). Este hecho fue debidamente certificado a favor del Capitán Valdivieso, por el mismo Conde de Casa Alegre, en una carta al Consejo de Indias.

Según se cree, en 1706 Juan Bartolomé viajó a Tierra Firme en la misma Flota del Conde y desembarcó en Cartagena, quedándose en tierra. En 1708, el propio Conde de Casa Alegre que nunca retornó a España, murió trágicamente al ser hundida su nave capitana, el Galeón San José, en la Batalla de Barú contra el Almirante inglés Charles Wager (4). Probablemente dicho acontecimiento fue decisivo para el joven Capitán Valdivieso, quien vio morir así a un irreemplazable superior. Había tenido bastante de guerra, y talvez por ello decidió abandonar el servicio militar en la Real Armada.

Se internó en Tierra firme, y llegó a la Villa de los Caballeros de San Juan de Girón. Allí Conoció a una joven viuda nieta del fundador del pueblo, llamada Thoribia Mantilla de los Ríos; y se casó con ella. Fue un personaje importante de la vida de Girón en esos años, llegando incluso a ser Alcalde de segundo voto en 1724. Se dedicó también a administrar las haciendas de su esposa, y falleció en 1753.

Su primer hijo en el territorio americano fue Joseph, que nació en 1712 y al crecer entró a la vida militar, convirtiéndose en Capitán de Infantería de España, y luego de su retiro, en presidente del Cabildo de Girón por varios años. En 1720 nació su hijo Juan, quien cuando alcanzó edad, decidió por la vida religiosa y se hizo sacerdote de la Compañía de Jesús. La historia de estos dos hermanos, que siempre mantuvieron una relación muy cercana, tiene que ver con un hecho histórico muy trascendental de esos años: El extrañamiento de los jesuitas en 1767 (6).

Era frecuente en esa época, que las familias dejaran en manos de sus miembros sacerdotes, algunos de sus bienes más preciados, como las haciendas. Obviamente, estos religiosos procedían antes de morir, a retornar tales bienes a su familia. Tal fue el caso de la familia García de Valdivieso y Mantilla. A la muerte de Thoribia su madre en 1756, la principal hacienda de la familia quedó a nombre del Padre Juan de Valdivieso, quien se desempeñaba como superior en el Colegio de la Compañía de Jesús, en la ciudad de Mompox (7).

En 1767 el Rey Carlos III de Borbón expulsó a los jesuitas del reino de España, y mediante cedula real expropió todos sus bienes (temporalidades), pasándolos a propiedad de la corona. Dicha ley afectó de inmediato a la familia, porque el Padre Juan se negó a renunciar a su comunidad religiosa, y debió salir inmediatamente del país. Este sacerdote nunca más volvió a ver a su familia y murió desterrado en 1775, en la ciudad de Gubbio (Italia).

La hacienda que estaba a nombre del Padre Juan, fue reclamada por la corona en juicio que duró más de treinta años, y obligó a la familia a invertir dinero en dicha acción jurídica, que finalmente fue fallada por la Real Audiencia de Santa Fe a favor del Rey, en el año de 1801. Todos los documentos del proceso, con más de 200 folios, reposan en el Archivo General de la Nación de Colombia (AGN) (8).

Portada de la Sanción de Carlos III, con Expulsión de los Jesuitas en 1767.

 

Esta dramática situación cimentó en los hijos de Joseph, entre ellos uno llamado Manuel Ramón, el deseo de combatir al Rey cuando fuera esto posible. El momento llegó cuando sucedió el grito de independencia en el Nuevo Reino de Granada, en el año de 1810.

Manuel Ramón García de Valdivieso, quien contaba en ese momento 53 años, fue un apoyador de las ideas independentistas y decidido amigo de Eloy y Miguel de Valenzuela, reconocidos lideres revolucionarios. Incluso les compró la casa solariega de los Valenzuela en Girón, que hoy es conocida como “la mansión del fraile”, pero que en realidad fue por casi dos siglos la casa de la familia Valdivieso.

En Girón, la población era predominantemente favorable a la corona. Uno de sus miembros más ilustres, era el Padre Pedro Ignacio Salgar de Llar y Colina. Este sacerdote había llegado a ser Vicerrector del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, importante alma mater del virreinato y además actuaba como abogado de la Real Audiencia de Santa Fe. Fue el Padre Salgar, quien denunció a Andrés Rosillo y Meruelo el rector de la universidad, y al hijo de su medio hermano de nombre Carlos Salgar, por intentar robar las armas que el Virrey Amar y Borbón, había enviado para sofocar la insurrección en Quito (9).

Tanto Andrés Rosillo como Carlos Salgar, estaban presos en los calabozos del Virrey, cuando sucedió el grito de independencia de la Nueva Granada, el 20 de julio de 1810. Una de las motivaciones de la revolución de este día, fue sin duda poder liberar a estos dos importantes líderes de la insurrección.

Manuel Ramón se había casado en primeras nupcias con María Antonia Salgar de Llar y Colina, la hermana del Padre Salgar, el realista más importante de Girón. De esta unión quedaron ocho hijos, que eran sobrinos predilectos del sacerdote. Al morir su primera esposa en 1899, García de Valdivieso se casó por segunda vez, esta vez con la joven Juana Ignacia Rodríguez de Silva, casi 25 años menor que él. A pesar de ello, la relación con su cuñado realista siempre fue buena, y no podía ser de otra manera ya que, el Padre Salgar era el Cura Vicario de Girón, cargo que ostentó por muchos años. El propio García de Valdivieso participó en la dirección de la reconstrucción del templo, en 1805.

Evidencia de las fuertes pugnas en esta población, es la carta firmada por varios miembros del cabildo el 12 de mayo de 1816, y al parecer escrita de puño y letra del mismo Salgar, dirigida al General Pablo Murillo. En ella se exalta al militar como: “el héroe español que con tanto valor y esfuerzo ha peleado por la independencia de la nación, el que por sus gloriosos hechos ha merecido la estimación del soberano, y viene revestido de sus facultades, poderío y confianza, para establecer el orden, la paz y tranquilidad” (10).

Carta de los Regidores del Cabildo de Girón al General Pablo Murillo, el 12 de mayo de 1816

 

La grave convulsión política que vivía la naciente Colombia en la llamada época de la “patria boba”, con guerras entre ciudades y provincias que conllevaron a la casi total detención de las actividades económicas y productivas, generando mayor pobreza y hambre, eran razonable justificación para la posición que defendían estos Gironeses partidarios del Rey.

A pesar de vivir en medio de estas dos posturas antagónicas, la familia García de Valdivieso mantuvo la irrestricta postura de apoyar las ideas de la independencia. Entre los años de 1808 y siguientes, nacieron los hijos de Manuel Ramón y su joven esposa Juana Ignacia. Los bautizaron con el apellido “Valdivieso” a secas, terminando de esta manera con el apellido compuesto.

Uno de ellos fue Rafael Valdivieso Rodríguez, famoso en Girón por ser uno de los creadores de la Fiesta de San Benito de Palermo, donde se hace un importante reconocimiento al aporte de los afroamericanos de esa ciudad, pintándose la gente la cara de color negro. Se cuenta que, en dicha fiesta se repartía desayuno después de la misa a quien lo deseara, en la casa de los Valdivieso.

Descendientes del joven Capitán Juan Bartolomé García de Valdivieso y Eguiarreta, que decidió quedarse en este país, son casi todos los Valdivieso de Colombia. Entre ellos, siempre ha habido hombres y mujeres de lucha política y social, como el General Manuel María Valdivieso Valencia, el Fiscal Alfonso Valdivieso Sarmiento, la Ministra Laura Valdivieso Jiménez, y muchos otros menos conocidos.

Como vemos, es Colombia una amalgama de razas y orígenes variados. Algunos provenimos de españoles de clase media que, a pesar de tener un buen futuro en la madre patria, decidieron buscar otros rumbos en esta tierra. Otros son sangre aborigen americana, que igualmente merecen todo el respeto, y tienen todo el derecho a mantener su cultura ancestral. Otros más, son afroamericanos que como siempre ha ocurrido, aún en las épocas de la injusta esclavitud, han liderado con la fuerza de su raza procesos artísticos, deportivos y culturales. La mayoría, somos una mezcla de todo lo anterior.

No vale la pena cobrar hoy afrentas del pasado, porque aquí no hubo ni ángeles ni demonios, solo personas de carne y hueso.  Miremos al pasado con orgullo, sabiendo que, a pesar de todo, siempre hubo hombres y mujeres de bien luchando por una vida mejor.

Ojalá todos aquellos que hoy protestan, dediquen tiempo a conocer un poco mejor la historia, ya que de esta manera podrán comprender que, lo que a veces nos dicen en el colegio no es del todo cierto. Colombia somos todos, y la hemos construido y la seguiremos construyendo unidos y en paz.

Referencias:

  • LOPEZ AMADOR, JUAN JOSE. El Almirante Valdivieso. Su casa-palacio de cargadores a Indias.

Disponible en: https://www.gentedelpuerto.com/2009/11/11/462-el-almirante-valdivieso-su-casa-palacio-de-cargadores-a-indias/

  • LOPEZ AMADOR, JUAN JOSÉ; RUIZ GIL, JOSÉ ANTONIO. El Almirante Valdivieso su Palacio y el Puerto de Santa María en el Siglo XVII. Excmo. Ayuntamiento de El Puerto de Santa María. 1992.
  • JUAN ANTONIO DE VIZARRÓN Y EGUIARRETA

Disponible en: http://dbe.rah.es/biografias/5943/juan-antonio-de-vizarron-y-eguiarreta

  • ARCHIVO GENERAL DE INDIAS (AGI). Contratación, leg. 5478, N. 1, R. 13) (N° 029611) Vizarrón Eguiarreta, Juan Antonio, Arzobispo de Méjico, 1730.
  • SOLÍS MARTÍNEZ-CAMPOS, FRANCISCO JAVIER DE XI CONDE DE CASA ALEGRE; ENRÍQUEZ MACÍAS, GENOVEVA. Conde de Casa Alegre General de Galeones. Biografía. Don José Fernández de Santillán. Madrid, 2011.Edición de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
  • MARTINEZ TORNERO, CARLOS A. Carlos III y los bienes de los Jesuitas. La Gestión de las Temporalidades por la monarquía Borbónica (1767-1815). Publicaciones Universidad de Alicante 2010.
  • FAJARDO, JOSÉ DEL REY SJ. Biblioteca de escritores Jesuitas Neogranadinos pp 709. VALDIVIESO, Juan. Editorial Pontificia universidad Javeriana 2006.
  • AGN TEMPORALIDADES 16, FOLIO 332 -SS.
  • PROCESO HISTÓRICO DEL 20 DE JULIO DE 1810. DOCUMENTOS. Publicaciones conmemorativas del Sesquicentenario de la Independencia nacional. Bogotá – Colombia 1960. Declaración del Padre Pedro Salgar pp 77-81.
  • AGN HISTORIAS AA-I.17, 20, D.4. Carta de los Regidores del Cabildo de Girón al General Pablo Murillo, el 12 de mayo De 1816.
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