Una fría mañana en la capital de Colombia, contrastando el clima y altitud con el caluroso bullicio que se encontraba en la sala de la Constitución del Congreso de la República, se hallaba esperando Antonia Heredia Herrera la condecoración mayor que puede dar el Estado Colombiano a un ciudadano extranjero: La cruz de Boyacá. Se alistaba todo el gremio de archivistas, historiadores, académicos, e interesados en las extrañas profesiones de archivistas y de documentalistas. Muchos de nosotros veíamos concluidos todos los esfuerzos previos que se dieron desde Excol 2007 para conseguir la regulación de la carrera de archivística, la cual pretendía posicionar en nuestro país el principio la universalidad del derecho a la información y la regulación cuidado profesionalización y orden de los archivos como patrimonio cultural de las naciones. El profesor Zapata de la universidad de la Salle, padre del posterior director del Archivo General de la Nación; José Douglas Lasso, Mayerly Castiblanco, acompañados de docentes de varias universidades que como quijotes buscaban en el ARCA (Articulación Congreso Academia) unir los sueños del alma mater con la fuerza de la normatividad, para ello se apoyaron de políticos de varias bancadas quienes, junto con la congresista cercana a la educación de Colombia, Gina Parodi, lograron darle valor a los documentos valiosos de nuestro país.

Tomado por Jairo Bolaños Pazos

Previo al inicio de la ceremonia, junto con sus compatriotas, Emilia Curras, José Raúl Vaquero y  su esposa María Auxiliadora Martín Gallardo, Antonia Heredia observaba y comentaba sobre el espléndido fresco que se encuentra en el cielo raso de la Sala, descifrando algunos personajes allí dibujados que hicieron parte de la historia de la construcción de la nación colombiana, sin percibir que ella misma estaba en ese momento aportando a la historia del país, posicionando el respeto, cuidado, salvaguarda, directrices, responsabilidades y gobernanza de los archivos. Su personalidad, tranquilidad en su mirada, suavidad al hablar, se fundían con sus años de conocimiento y experiencia en la materia, siendo la maestra de maestros. Sus aportes se plasmaban en lo que seguiría a ese evento, que llevó el proyecto de ley, que, luego de 20 años ha dado frutos, aportando al país, posicionado en materia legislativa y de aplicación que permite el acceso y preservación del patrimonio documental.

Tomado por Jairo Bolaños Pazos

Ayer, en su tierra natal, partió a la casa de Padre celestial Antonia, dejando no solo un legado de conocimiento en archivística, sino también, satisfacción a quienes tuvimos la fortuna de compartir con ella parte de su pasión por la archivística, su entrega a los fondos documentales del nuevo mundo. Paz en su tumba por excelencia.

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