Twitter: @valenciacalle Tener un hijo es un milagro de la naturaleza. Educarlo: una proeza y maravilla de la vida. Nada más grato en el papel de una madre, que tener la oportunidad educar un “ser” para el amor y el bien de la sociedad. Nada más exigente en la existencia de una mujer que ser…
Tener un hijo es un milagro de la naturaleza. Educarlo: una proeza y maravilla de la vida.
Nada más grato en el papel de una madre, que tener la oportunidad educar un “ser” para el amor y el bien de la sociedad.
Nada más exigente en la existencia de una mujer que ser “ejemplo” y modelo de “persona” para un hijo. Nada más grotesco y penoso que una mamá mediocre y de pésima conducta.
Es una vergüenza escuchar a Madres de Familia decir que no saben qué hacer con sus hijos que apenas están en primaria, o que los llevan al colegio y le dicen a la profesora “allí se lo entrego porque yo no sé qué hacer con él”. Estas mujeres, perdieron el norte. Por culpa de estas mujeres, es que la sociedad se fracturó y tenemos tanto malandro suelto.
No duden que cada pandillero, que cada degenerado, que cada ladrón y cada asesino, es producto de la mala educación recibida por una pésima madre. Una mujer cría y modela el espíritu, la conducta y la forma de ser de sus hijos.
Ellas y nadie más que ellas tienen el poder y la capacidad de criar buenas o malas gentes. Hay mujeres que piensa que ser madre es parir y recibir regalos el día de la madre, o quejarse y dar cantaleta todo el día. No señores, eso no es ser mamá. La cosa es más seria.
La sociedad es, y será el resultado positivo de la educación otorgada por una madre a sus hijos. El padre ayuda, los profesores ayudan. Pero son las madres las que cultivan la forma de ser de sus hijos, que luego serán hombres.
Una mamá no puede ser permisiva ni con el niño ni con el muchacho, porque en menos de lo que canta un gallo ella se vuelve un cero a la izquierda, víctimas de mentiras, engaños y abusos.
Madres permisivas, madres sin autoridad, madres alcahuetas son un grave problema para la estabilidad social. Una verdadera mamá tiene que tener carácter: esa es su principal arma. Si se dedica a gritar como cotorra loca todo el día, ningún hijo la va a tomar en serio.
Una mamá, desde temprano debe exigirles a sus hijos a cumplir con las normas de la casa y de la sociedad. Debe obligar a sus hijos a entender que cada acto negativo tiene consecuencias. Una mamá debe educar a sus hijos con seriedad, sin democracias, con dureza. Las mamás bonochonas tienen hijos delincuentes.
Una mamá debe enseñarles a sus hijos el valor de la libertad. Y libertad es el premio que se tiene luego de hacer la tarea, la limpieza del cuarto, la tendida de la cama, de acostarse a la hora adecuada, de ayudar con el aseo de la casa, de prepararse los propios alimentos…
Cada malformación de un ser, es el resultado de una inconsistencia en el papel de una madre.
Marco Antonio Valencia
POPAYÁN (1967) Autor de las novelas Oscuro por Claritas (2002); El Profesor Espantapájaros (2009); La fiesta de ayer (2018), La cicatriz en el Espejo (2019); De los libros de poesía: Los versos de la iguana (2000); Bestiario Familiar (2004), Extrañas mutaciones (2016); De columnas: La noche del Trapecista (2011). Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, 2004, Temuco,Chile. Ex-Director de la Comisión Bicentenario del Cauca 2010; Consejero Nacional de Literatura. Docente. Tutor del Programa Todos a Aprender del Ministerio de Educación Nacional. Director periódico El Nuevo Liberal.
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