Por: Manyas (compositor musical)
La vi cruzar el Parque Caldas ese Jueves Santo, vestida de ñapanga, esparciendo aromas de incienso silvestre, emanadas de su traje de bayeta y lino encintado; su presuroso andar de «aguacateo» me incitó a seguirla haciéndole mil preguntas.
-Hablamos, tranquilo; soy patoja y estoy retardada– atinó a decirme, perdiéndose entre la multitud.
-Te enamoraste- musitó mi paisano «el Soroco» Efraín, compañero de farras.
-Ubiquémonos, quiero verla pasar; es sahumadura- insinué.
La esperé, vi sus ojos brillar en la ceremonia procesional; quedé embrujado.
Vaticinando sucesos, Efraín balbuceó:
–Hazle una canción, la titulas Patoja. Entonces replicó mi alma ante mi mudez:
-La escucharán-.