LA CASA ENCENDIDA

Publicado el Marco Antonio Valencia

LA CIUDAD ESFUMADA 1

 

torre-del-reloj

POR:VÍCTOR PAZ OTERO

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Después de muchos años de ausencia he querido regresar a mi natal ciudad de Popayán. Muchos son los cambios y las sorpresas que me depara este retorno, hasta el punto que a veces me habitan, tanto la sospecha como la sensación, de haber regresado a una ciudad desconocida; a un lugar que más que transformarse parece haberse transmutado; de haberse convertido en un lugar donde muchos de los elementos esenciales que en el pretérito le concedieron una identidad reconocida y definida están en evidente deterioro y casi a punto de ser aniquilados para siempre. Como si la ciudad hubiese sido incapaz de acomodar y adaptar su pasado, su significación, su tradición y sus valores consagratorios a la marea de cambios -en ciertas ocasiones disolutivos pero inevitables- que acarrea e impone la inexorable “devoración” que trae la aceleración del tiempo histórico.

Estos cambios, estas sorpresas y hasta ese algo de estupor que me prodiga el retorno, me inducen a rescatar el olvidado papel de sociólogo académico que alguna vez ejercí en mis intentos de analizar y tratar de comprender los cambiantes aconteceres que se engendran en el flujo trastocador y dinámico   de los procesos sociales y culturales.

De paso quiero comentar que desde hace muchos años soy una especie de desertor de los frágiles hechizos “cientifistas” que puedan emanar de aquella confusa designación que se conoce como sociología, pues de alguna manera siempre he intuido que ella, la sociología, nunca ha ido más allá de ser la oprobiosa elaboración de lo obvio, intuición que me obligó a cambiar mi equívoca condición de sociólogo académico, por la de OCIOLOGO . Que es opción que me ha permitido dedicar toda mi vida al oficio irrenunciable de escritor; la que me permite abrigar la certidumbre de que solo la poesía hace posible la realidad.

Me sirvo de lo anterior para anunciarles a mis probables lectores, como igualmente a mis muchos y equívocos detractores – seguramente producidos por una falsa y mala lectura de mis diversos libros sobre el pasado histórico de Popayán- , que a partir de ahora me propongo escribir y publicar una serie de “micro-ensayos” sobre la percepción que tengo de la nueva, transformada y desvirtuada ciudad de Popayán. Lugar convertido ahora en una especie de estructura caótica, asimétrica y profundamente desorientada en su errático proyecto de visualizar una posibilidad real y realizable de configurar un nuevo proceso que le devuelva algo de aquello que tentativamente se podría nombrar como su ultrajada dignidad y significación histórica; esa que le permitió en el pasado alcanzar y proyectar una valiosa y sugerente imagen en el contexto de la vida nacional.

También hace muchos años publiqué un libro llamado “Elementos para una sociología impresionista”. Y ahora que tengo la tentación de anteponerle nuevamente la “S” a mi impreciso título de OCIOLOGO, utilizaré muchas de las categorías de mi “impresionismo sociológico” para afrontar, desde muchas perspectivas analíticas, la fracturada e incoherente realidad que cristaliza nuestra ciudad, que parece haber perdido, o en proceso de perder para siempre, los valiosos elementos de su identidad espiritual y socio-cultural.

Oscar Wilde afirmaba que todos los seres matan lo que aman. Los Payaneses parecen haber amado mucho a su ciudad, la han venido sacrificando muchas veces en el curso de estos últimos años.

 

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