LA CASA ENCENDIDA

Publicado el Marco Antonio Valencia

DEBATE: IDENTIDAD DE POPAYAN 27

ES MÁS SABIO SER INCLUYENTE

Alvarito,
Gracias por la respuesta. Si tu columna a la que respondí, quería solamente quejarse de un cierto grupo de «foráneos» quienes le hacen mal a Popayán, déjame decirte que, honestamente, fue entendida como si acusaras a «todos los forasteros» en la ciudad de destruirla y aportar poco al «buen desarrollo» de la misma. Como resultado de dicha lectura es que tu columna y la de Marco Antonio Valencia (quien en su columna «Un error, un debate» ha tenido el valor noble de disculparse con sus lectores) han creado inmediata protesta no por aquellos a quienes se refiere tu escrito, sino por las gentes que entienden que un pensamiento incluyente es más sabio, beneficioso y justo que uno que excluye, señala y acosa a una minoría o a un grupo (o grupos) determinados.
Segundo, estoy de acuerdo contigo cuando dices que se puede sentir de una manera diferente cuando se vive entre los cuatro muros de la ciudad. Sin embargo, insisto, aquí y en cualquier ciudad del mundo, las ideas y acciones que incitan a dividir y a segregar grupos específicos no son muestra de una sociedad saludable y fuerte, sino de una debilitada que va en contrasentido de aquellas cuyo desarrollo se basa en la inclusión, el respeto y el reconocimiento de los valores individuales y diversos. De otra parte, sé que tu compromiso con la ciudad, tu carrera como dirigente social y tus convicciones políticas confluyen en los mismos principios de inclusión, respeto y libertad individual y es por ello, debo confesar, que me sorprendió ver de tu letra un escrito que parecía poner contra la pared a un grupo de ciudadanos que, tal como van las cosas, hoy representa un porcentaje bastante alto de la población de Popayan. Déjame añadir, sin falsa lambonería falsa ni nada, que a pesar de ello, como hace años, sigo creyendo, tal como lo comenté entonces con muchos de mis amigos popayanejos, que si había alguien a quien por su amor y compromiso por la ciudad  debería encomendársele el gobierno de la misma sería a ti y no a otros. Lastimosamente, para infortunio de la ciudad, la cosa no ha sido así pero, a lo mejor, ya han de venir tiempos mejores si  es que los vientos presentes no se llevan a la ciudad por el rumbo equivocado
Tercero, debo confesar, también, que mi visión actual de Popayán no es la más acertada y está sesgada por la nostalgia de un mundo inexistente pues, como tácitamente lo pones en tu escrito, muchos de los que reviramos a tu columna y la de Marco Antonio Valencia, ya no vivimos allá y, por ello -en mi caso- nos podemos identificar como ex-popayanejos, situación que aunque no nos quita el derecho a opinar si nos recuerda, parodiando a Fernando Vallejo en su recuerdo del río Cauca, que «el Cauca ya no es el mismo río» y que, como Heráclito, uno no se puede bañar en las mismas aguas de antaño. De igual manera, Popayán no es la misma de hace dos o tres décadas, es otra cosa, otra ciudad, con otras gentes y otras costumbres, una ciudad en la que, cabe decir aquí, a pesar de que los personajes que la habitan sean los mismos cuerpos de años atrás, con la misma sangre y voces; sus mentes, convicciones y propósitos han, también, cambiado.
Abrazo fuerte,
Jorge

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