Identidad o identidades
POR: DANILO REINALDO VIVAS RAMOS
Hoy en día se habla mucho de la Identidad, quizá más que antes, esto debido a los procesos de globalización existentes en el mundo, inicialmente en lo económico, con la apertura de los mercados para darle vía libre al comercio internacional, bien a través de los Tratados Binacionales conocidos como TLC’s o mediante las cada vez más audaces y sofisticadas prácticas de contrabando, posteriormente se ha extendido en lo cultural, lo político y social. La globalización, sin ningún tipo de consideración sobre las identidades de los pueblos, viene permeando todos sus estructuras, impactando el devenir de las comunidades y generando una confrontación entre las nuevas generaciones, más proclives a las “bondades” de los centros de poder económico mundial y de los desarrollos de las tecnologías de la información y las telecomunicaciones, sobre los cuales están fundamentados los procesos de globalización, y las generaciones pasadas, ya que éstas reclaman volver a los valores, principios y costumbres de sus abuelos, por considerar que se están perdiendo y con ello afectando “nuestra” identidad: la ancestral, invocando acciones del Sistema Educativo para que cierre filas al respecto y con ello preservarla, en una franca negación a los inevitables cambios que experimenta un mundo diverso y heterogéneo. El problema radica en que cuando hablamos y/o escribimos sobre la Identidad, por lo regular lo hacemos desde la particular visión que cada quien tiene al respecto, dejando a un lado los estereotipos “universales” enquistados en los habitantes de los diferentes países, exceptuando quizá los árabes, donde los procesos de identidad están fuertemente conectados con el tema cultural y religioso, pues en países asiáticos como China y Japón, representantes de la cultura oriental, se perciben, hoy por hoy, como exponentes en ese continente del modelo occidental dominante. Hasta hace unos pocos años se hablaba con jactancia sobre la Identidad Cultural, la cual se entiende como “el conjunto de valores, tradiciones, símbolos, creencias y modos de comportamiento que funcionan como elementos cohesionadores dentro de un grupo social y que actúan para que los individuos que lo forman puedan fundamentar su sentimiento de pertenencia, en respuesta a los intereses, códigos, normas y rituales que comparten diversos grupos dentro de la cultura dominante”, lo cual infiere la existencia de más de una identidad, no solo en el mundo, sino en los diferentes países. En el nuestro hablamos de la cultura paisa, con sus rasgos particulares caracterizados por el empuje de sus gentes, así como la cultura Caribe que, por estar de cara al mar y tener en su seno representantes de la cultura afrodescendiente y árabe, la hacen alegre, festiva y de cara a la actividad comercial, esto último gracias a la existencia de un Puerto que, con los TLC firmados, adquiere mayor dimensión, o la cultura cundiboyacense que, aprovechando las ventajas de la laboriosidad de sus gentes y su geografía su acción está alrededor del tema agropecuario y minero, y así podremos hablar de las otras regiones del país que, desde sus propios desarrollos, buscan sobrevivir ante las invasivas acciones “universales” que se derivan de las políticas nacionales, muchas de las cuales se definen en los centros de Planeación Nacionales, muchas veces alejados de las realidades regionales y total desconocimiento de las identidades que se dan en cada una de ellas. Por eso, la construcción de identidades como “un fenómeno que surge de la dialéctica entre el individuo y la sociedad”, el cual se hace a través de un proceso de individualización por los propios actores para los que son fuentes de sentido y aunque se puedan originar en las instituciones dominantes, sólo lo son si los actores sociales las interiorizan y sobre esto último construyen su sentido. Al respecto comparto mi preocupación: Si bien es cierto que como Caucanos partimos de un criterio de identidad, el cual está determinado por la diversidad étnica y que nos define como región multiétnica y pluricultural, nuestra identidad como región, respetando las identidades que se dan en su seno, no es explicita, más allá de una u otra característica que nos identifica, pero que poco nos dice de un elemento cohesionador a nivel cultural, social y económico que nos permita construir en la diversidad, que es lo que nos debe preocupar ahora y no la acción dominante de una de ellas sobre las otras, ya que este ha sido históricamente uno de mayores limitantes que hemos tenido para abordar las tareas inaplazables de desarrollo social y crecimiento económico con equidad. Leer más en: http://www.elpueblo.com.co/elnuevoliberal/identidad-identidades/#ixzz2fwItDjgS