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Hábitos, modas y costumbres en tiempos digitales

Resulta evidente la relación casi indisoluble que se ha establecido con diferentes dispositivos tecnológicos en la vida cotidiana. El computador, el smartphone y las tablets hoy hacen parte del día a día, con un exagerado protagonismo, pues, su ausencia es causa de tensiones y preocupaciones.

Sobre esta situación, que es una realidad, persisten numerosos debates. De un lado, se encuentran quienes apoyan dichos dispositivos argumentando que estos permiten ampliar y mejorar los escenarios de construcción de conocimiento, al favorecer la construcción de comunidades de aprendizaje e intercambio. Desde esta perspectiva, los aprendizajes y el conocimiento que tienen lugar con el uso de la tecnología se caracterizan por ser participativos y colaborativos, enriqueciendo las posibilidades de comprensión de la sociedad por la facilidad de evidenciar los diversos puntos de vista que sostienen los miembros de las comunidades de aprendizaje.

Por otro lado, hay quienes observan con escepticismo las transformaciones que implica la innovación tecnológica y sus incidencias sobre el ser en sociedad. Vale la pena señalar los argumentos esbozados por el conocido sociólogo Zygmunt Bauman. Este, realiza una caracterización de las sociedades contemporáneas; entre sus principales preocupaciones está el exceso de información que se genera día a día en la web, asunto que en opinión del sociólogo, genera una constante mutación de temas y por tal razón, la fluctuación rápida de los intereses con gran facilidad. Además genera una profunda confusión entre lo que es información relevante y la que no es importante.

Este “exceso de información” también había sido objeto de debate de Marc Augé en su texto “Los no-lugares, espacios del anonimato”. Sobre el tema afirma que la abundancia de información de la que disponemos genera un sin sentido de la misma, razón por la cual Augé afirma que la historia nos pisa los talones.

Desde la perspectiva de ambos pensadores, nos distanciamos a toda velocidad del pasado, se desdibuja la línea que divide los tres momentos del tiempo, viviendo en un único vértigo la realidad social conjugando el pasado, el presente y el futuro. En dicho extrañamiento de la vida, se genera un choque entre la fuerza del olvido y la memoria.

En este sentido, también se esboza la confusión que genera en la vida social la permanencia en redes sociales, pues, en las palabras de Bauman, que los jóvenes estén tejiendo en Facebook nuevas formas de comunicación con el ánimo de construir alternativas de construcción democrática, no implica que automáticamente, tengamos un orden social demócrata.

Sobre la misma red social, se abren otros hilos de discusión. Uno de los más conocidos, es el elemento psicológico que se involucra en el acto de compartir, es decir, sobre el sentido comunicativo que implica y los consecuentes efectos en quienes observan. Iniciando este año, recorrieron en la misma red social, varios artículos informativos sobre un estudio realizado por los sociólogos Hui-Tzu Grace Chou y Nicholas Edge en la Universidad Utah Valley; desde el cual afirman que entre más tiempo se dedique a Facebook, menos felicidad sienten las personas. Esto nos devuelve la mirada sobre el debate psicológico que debe darse al respecto de las relaciones que construimos y sus manifestaciones tanto en lo virtual como en lo físico.

La tecnología llegó para quedarse en las vidas y hoy hace parte de las expresiones ciudadanas, razón por la que resulta imperiosa la necesidad de someter a debate las transformaciones que ella ha traído no solo para las acciones que se ejecutan en el día a día, sino fundamentalmente, sobre los lenguajes que construimos y las relaciones que establecemos.

 

Gloria Naranjo Q.
Licenciada en Educación Básica
Énfasis en Ciencias Sociales
Colombia Digital

 

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