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El autocuidado del teletrabajador

Una de las preocupaciones actuales de las empresas que implementan modelos de teletrabajo, hace referencia a los diversos riesgos labores a los que se encuentran expuestos los teletrabajadores durante el desarrollo de sus labores, debido a la repercusión que pueden tener estos en el estado de salud de las personas.

Los riesgos laborales no son exclusivos de los teletrabajadores, de hecho todos los empleados diariamente se encuentran expuestos a diferentes condiciones inseguras, las cuales varían de acuerdo al lugar físico en el que se desempeñen y las funciones que realicen. Sin embargo, para estos casos las empresas tienen la posibilidad de llevar a cabo inspecciones en las instalaciones, de manera tal que se logran identificar los riesgos existentes y tomar medidas de control y prevención sobre los mismos. En el caso de los teletrabajadores, la prevención de los riesgos laborales representa un reto aún mayor, debido a los escasos controles directos que se pueden ejercer.

Bajo la modalidad de Teletrabajo, los tipos de riegos y el grado de exposición varían en cada uno de los teletrabajadores, debido a que el lugar de trabajo – generalmente su casa – se caracteriza por la presencia de múltiples variables de difícil identificación y/o control. Si bien las organizaciones realizan inspecciones de manera regular y toman medidas al respecto, estas no garantizan la prevención de accidentes y/o el desarrollo de enfermedades laborales en los teletrabajadores.

Diversos estudios concuerdan que el grado de prevención de estos eventos negativos está relacionado directamente con un factor individual de protección y responsabilidad para conservar la vida y su integridad: el autocuidado.

De acuerdo con la Teoría Tricondicional del Comportamiento Seguro de José Luis Meliá , para que una persona trabaje seguro deben darse tres condiciones:

  1. Debe poder trabajar seguro
  2. Debe saber trabajar seguro
  3. Debe querer trabajar seguro

Por ejemplo, si un teletrabajador cuenta con un puesto de trabajo adaptado a sus características fisiológicas y anatómicas, se considera que puede trabajar seguro. Si la empresa se preocupa por el bienestar de sus trabajadores y realiza las capacitaciones pertinentes para que la persona conozca las posturas que debe asumir, la importancia de las pausas activas y la adecuada ubicación de las herramientas de trabajo, podemos decir que esta persona sabe cómo trabajar seguro.

Ahora bien, estas dos condiciones no garantizan que el teletrabajador no sufra ningún accidente en el desarrollo de sus actividades laborales relacionado con las condiciones de su puesto de trabajo. Para ello es necesario que la persona quiera trabajar seguro. Es decir, es necesario que cuente con la voluntad y la responsabilidad de sí mismo, para que sus acciones estén encaminadas a su protección. De esta manera si el teletrabajador sigue las recomendaciones, evita las posturas inadecuadas, realiza las pausas activas y evalúa sus acciones antes de llevarlas a cabo, podemos decir que quiere trabajar seguro. Cumplidas estas tres condiciones los riesgos se controlan y disminuyen significativamente.

Las tres condiciones son importantes, la de querer trabajar seguro cumple un papel fundamental en la prevención de accidentes y enfermedades laborales, debido a que regula las otras dos. Aún más importante, en algunas situaciones el autocuidado es la única estrategia a la que pueden recurrir los teletrabajadores, debido a que ni la empresa ni ellos mismos pueden garantizar las condiciones de poder y/o saber trabajar seguro. Es el caso de los teletrabajadores móviles, los cuales no tienen un sitio establecido de trabajo y su labor les exige desplazarse constantemente a las instalaciones de diferentes clientes. En esta situación, es imposible identificar y establecer controles para todos los riesgos a los que se puede ver expuesto el teletrabajador, debido a que los escenarios son múltiples y diversos. Por lo tanto, el autocuidado surge como la clave de prevención y control.

Pero, ¿cómo se logra el autocuidado en los teletrabajadores?, ¿qué pueden hacer las empresas para fomentar las conductas de autocuidado?

Para responder a estas preguntas es importante concebir el autocuidado como una construcción desde las dimensiones cognitiva, social y psicológica. Para que una persona pueda desarrollar conductas de autocuidado debe interiorizar las normas establecidas socialmente, a partir de un proceso de aprendizaje que estará ligado con sus características de personalidad.

A partir de la comprensión del ser humano en estas dimensiones, las empresas pueden desarrollar programas dirigidos a fortalecer esta construcción en el ser humano, haciendo énfasis en los procesos de aprendizaje y motivación.

De esta manera y enfocándonos en la riqueza del ser humano, su voluntad y motivaciones, podemos encontrar la mayor fuente de recursos para prevenir los riesgos laborales a los que se encuentran expuestos, favoreciendo su estado de salud y bienestar.

 

Diana López Zúñiga
Especialista en Psicología Ocupacional y Organizacional
Comisión Asesora de Teletrabajo MinTIC – Corporación Colombia Digital

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