Hypomnémata

Publicado el Jorge Eliécer Pacheco

5 consejos para su fiesta de fin de año

Las canciones navideñas y la publicidad decembrina se encargan de recordarnos que la navidad y la fiesta de fin de año son celebraciones importantes y trascendentales para nuestra vida moderna y triste. Sin embargo, muy pocas veces son específicas y abundan en generalizaciones poco prácticas.

Por ello, acostumbrados a los tutoriales, a las recetas, a las pruebas de conocimiento con única respuesta, y a los resultados de Google que explican todo paso a paso, y cansados de las constantes quejas navideñas, hoy, para este especial de navidad de El Espectador, enumeraremos 5 puntos importantes y arbitrarios (pero no definitivos) para que usted, señor lector, disfrute la fiesta de fin de año como se debe, carajo.

1. La decoración

Lo primero que necesitará es una buena decoración navideña. Compre un árbol grande, pomposo, con muchas ramas, y póngalo cerca de la ventana de su casa. Ilumínelo y decórelo en exceso: flores, bolas, pajarillos, mariposas, incluso juguetes de sus hijos; entre más objetos tenga más llamará la atención. Vaya al centro comercial más cercano y compre papel verde, musgo, carritos, ovejas, figuras vestidas con túnicas y, por supuesto el nacimiento. Arme su pesebre en la pata del árbol. Ponga mucho musgo, para que parezca de la época (al parecer en Nazaret había musgo por todos lados), dibuje caminos y ríos, mueva montañas y valles y no olvide que puede poner aviones, carros de juguete, taxis amarillos, taxis de Uber, mototaxis, buses de Metrolínea, (con sus respectivos aumentos en los pasajes) accidentes de tráfico, edificios en construcción e incluso aquel gnomo de jardín. Su pesebre estará listo para recibir al mesías.

Su casa debe estar iluminada. Elija las luces multi-color y configure los parpadeos más acelerados. Que obligue a mirarlas. Ponga luces en el balcón, en la puerta, en las ventanas, y no olvide que deben encenderse a las 6 a.m y apagarse hasta el día siguiente. Si su vecino pone más luces que usted esto se interpreta como una declaración de guerra, por lo tanto, vaya al centro comercial más cercano y compre más luces. Su casa debe ser la más iluminada del barrio.

Compre manteles rojos, portavasos verdes, cojines rojos, cubrecamas verdes, almohadas rojas y calzones verdes. Esos son los colores de la navidad, y la navidad debe invadirlo todo.

2. El licor

Licor, mucho licor. Si desea seguir el consejo clásico ofrezca vino para ellas y whisky para ellos. También puede ser aguardiente, cerveza vodka, ron, ginebra o guarapo, ¿Por qué no?

Sea cual fuere su elección, lo mejor es que sobre y que no falte. El licor mantendrá las conversaciones interesantes y le hará olvidar las penas del año que pasó. Lo hará sentir fuerte, joven y gracioso y bailador.

Si falta, porque nunca es suficiente, sus vecinos pueden ser una fuente inagotable del preciado líquido. Olvide al bebé del segundo piso que no deja dormir, las heces que deja la mascota del vecino en su tapete todas las mañanas, el vidrio roto por el niño problemático del barrio, las constantes serenatas a la joven del cuarto piso, la alarma del carro de la esquina, y haga las paces; de esto se trata todo. La falta de licor es una de las razones del perdón y la reconciliación navideña.

No se preocupe, en enero todo volverá a la normalidad.

3. El grupo

Las fiestas de navidad nunca se pasan en soledad. Quienes se van a dormir la noche del 31 de diciembre a descansar y se levantan el 1° de enero revitalizados y llenos de energía para ir a visitar a sus seres queridos, los invitan a almorzar y pasan un rato alegre y festivo, lo hacen todo mal. La idea es trasnochar, tener los ojos pequeños y rojos, y compartir nuestros bostezos con un grupo privilegiado de personas.

Este grupo de familiares o amigos debe estar conformado por: a) quien se emborracha con dos sorbos de cerveza, b) quien se molesta por cualquier cosa y amenaza con marcharse desde el momento en que llega, c) quien sirve el trago, d) quien recuerda los chistes y los memes de Facebook y acude a compartirlos en los momentos de silencio, e) quien avisa que faltan 15, faltan 10, faltan 5 para las doce, f) el sentimental, quien abraza y besa a todos los presentes deseando felices fiestas, y g) quien insiste en cumplir con todos los agüeros de fin de año al mismo tiempo. Si su grupo tiene al menos 4 de estos roles, va muy bien.

4. La música

La música es determinante para que la celebración de fin de año sea un éxito y que pueda alardear su regocijo con sus compañeros de trabajo al año siguiente. No importa que sea usted salsero, rockero, vallenatero, tanguero o reguetonero, deberá reproducir las obras musicales de los grandes: Pastor López, Rodolfo Aicardi, El loco Quintero, Nelson Enríquez, Los Melódicos, Los 50 de Joselito. Estas canciones, según sea el consumo de licor, serán primero tarareadas, después cantadas y por último bailadas por todos los asistentes. No olvide por ninguna razón subirle el volumen al equipo de sonido. El consejo es que le suba hasta que no pueda mantener una conversación. Que griten si desean charlar, que se note el ambiente festivo.

Si por alguna razón no cuenta con la banda sonora anterior, puede sintonizar alguna emisora radial, aunque se sorprenderá de la variedad de temas o, en su defecto poner a Jorge Barón en su televisor.

5. La pólvora

La navidad no está completa sin la pólvora. Aunque está prohibida, y usted puede disfrutarla de forma segura, de lejos y dejando que la manipule personal de seguridad, todos conocemos un amigo de un amigo de un amigo que vende inofensivos volcanes, cebollitas, mata suegras, chispitas y martinicas.

Arme un año viejo con un jean viejo y una camisa gastada, llénelo de aserrín y préndale fuego, de allí renacerá en año nuevo en forma de multa por promover el desorden público.

Además, compártale la pólvora a sus hijos, que aprendan como encender un pito, o una pañoleta. Enséñeles a quedarse mirando mientras esperan el trueno o la llamarada. Hágalo y verá que las quemaduras infantiles son un buen tema de conversación en la salas de urgencia y en la policía.

Bonus. El smartphone

El teléfono debe estar cargado al 100%. Téngalo siempre en la mano, parecerá una persona ocupada y con una vida social excepcional. Si las conversaciones se vuelven aburridas (ocurrirá rápido), mire la pantalla de su teléfono y escárbelo sin cesar. Revise su solitario e-mail, y sus inhóspitas redes sociales. No obstante, tenga presente levantar la cabeza de vez en cuando. Si escucha su nombre más de tres veces, levante la cabeza. Si ya pasaron más de 40 minutos, levante la cabeza. Si gritan feliz año, levante la cabeza. Si la abuela le reclama, levante la cabeza.

Estas son, estimado fiestero-lector, algunos consejos importantes y arbitrarios para que disfrute de estas festividades junto con sus seres queridos y no-queridos. Si cree que hizo falta alguna recomendación importante, siéntase libre de compartirla.

Felices fiestas

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Esta entrada hace parte del Especial de Navidad de El Espectador, lea mañana, 28 de diciembre, el blog de Diego Niño: Tejiendo naufragios.

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